Capítulo 29

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Alicia

Me encontraba viendo televisor, si, al fin me he tomado un descanso de mi madre, vaya que si molesta y es muy exigente. ¿Saben? Esto de trabajar, estudiar y encargarme de las cosas de la casa sin él apoyo de alguien, es bastante tedioso y difícil. La película que estaba mirando recién acabo lo que significaba que era hora de ir a cocinar para mi madre aunque ¿saben una cosa? No se para que si siempre termina tirándola y diciendo "Melanie era mejor que tú" uy cuanto la odio. Me puse de pie y cuando estuve por apagar el televisor una noticia del programa de chismes me llamo la atención muchísimo.

–"señoras y señores si están de pie tomen asiento, ¿a qué no saben a quien me encontré en el centro comercial? Y no andaba solo, no no no"– una fotografía de Melanie junto al tipo con el que la llevo a la universidad la última vez que la vi apareció en el televisor, la sorpresa me invadió totalmente.

–¡madre! Ven aquí mira la traidora de Melanie en el televisor apresúrate–

–ya voy ya voy– apareció en la sala con unos rulos y una mascarilla verde en la cara, al parecer sigue malgastando el dinero en esas cosas absurdas del "anti-envejecimiento"

–¿sigues con esas tonterías?– pregunté mirándola mal.

–cállate y escucha–

–"...así como lo ven y escuchan amigos, el poderoso magnate Alejandro Rousseau ya no está solo si no que muy bien acompañando por la hija del empresario multimillonario Miguel Moretti, su nombre es Melanie Moretti ¿será amor del bueno? ¿O un simple truco de corporaciones? No lo sé Mary, a mi me parece que es del bueno, tú qué opin..."– apague el televisor. Estoy tan molesta, echo humo por las orejas ¡como es que lo hace!

–¡estoy tan molesta! ¿Como es que está imbecíl lo hizo?– grite molesta ¿como diablos hace?

–seguro le abrió las patas a la primera, se le notaba lo regalada mosquita muerta– hablo mi madre sentándose en el sofá cruzando sus brazos.

–oh madre eso sí que no, se suponía que todo lo mejor era para mi– suspire, el odio sé ha apoderado de mi por completo –me las pagará–

–¿sabes que creo? Todos se fijaban en ella por su físico y su supuesta increíble belleza ¿sabes que vamos a hacer?–

–no madre, no lo sé y déjate de filosofías que ni siquiera terminaste la secundaria– hablé escupiendo palabras con odio e ira en dirección de ella. Ella negó y rio.

–ay mi pequeña Alicia, no pareces hija mía– dijo poniéndose de pie parándose a mi lado y pasando su brazo por sobre mis hombros –imagina esto– puso su mano abierta frente a mi como si estuviese enseñándome el futuro o algo así.

–habla ya madre, me desesperas–

–a eso voy, imagina esto... nos colaremos en su vida como si fuésemos víctimas y necesitamos de ella– pauso y junto sus manos– luego tú con todo tu potencial y yo con mi inteligencia vamos a averiguar porque y qué es lo que le gusta a él de ella y se lo quitaremos entonces tú cariño tendrás la grandeza y todo lo que algún día quisimos, la dejaremos humillada y horrorizada– termino de hablar parándose de frente a mi.

–madre eres tan inteligente– dije abrazándola.

–lo sé cariño, las calles me forjaron– dijo y se fue a su habitación no sin antes decir –prepárate para hacerte la víctima, mañana iremos con ella– y con eso se fue. ¡Mi madre es una genio!  

Me sentía emocionada, al fin esa mosquita muerta iba a saber lo que se siente la miseria, haré que pierda todo lo que a obtenido y luego haré que sea mío, todo mío incluso su hombre ¡como que me llamo Alicia DiMontes! Dios santísimo mañana será un gran día. Me puse de pie dispuesta a irme a mi habitación pero antes escuché el grito de mi madre decir:

Mi Secuestrador©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora