Capítulo 40

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Estoy hundiéndome. No se si creer cierto lo que apareció en el noticiero, no quiero creer nada. Solo espero que Alejandro llame o aparezca bien como si nada pasara y que todo haya sido una broma d e mal gusto. Una llamada telefónica me saco de mis pensamientos. ¡Alejandro!

Llamada telefónica
—saludos, me comunico con la señora Melanie
—si, ella habla ¿quien es?
—soy el doctor Copper, le habló del hospital central en la ciudad. Necesito que pase con carácter de urgencia por aquí... su esposo se encuentra en estado grave
—¿está usted seguro que es el? ¿No se está equivocando?
—no señora, aquí la espero
—vale, allí estaré
Fin llamada telefónica

Tome mis cosas y salí de la habitación a toda prisa dispuesta a irme, necesito saber si está bien, aún no lo creo por Dios necesito saber qué pasó.

–¿a donde crees que vas?– hablo Catalina.

–debo ir al hospital quítate–comencé a empujarla y a forcejear con Catalina.

–no vas a ninguna parte, Alejandro dijo que debían estar a salvo pase lo que pase no puedo dejar que salgan de aquí Melanie– habló forcejeando también conmigo. Logre empujarla y alejarla de mi, corrí por los pasillos del edificio hasta el estacionamiento y huí de allí directo al hospital. De la nada apareció Catalina.

–si no sales de mi camino te arrollare Catalina– grite enfurecida.

–tranquilízate que pareces desquiciada–

–no parezco, lo estoy... ahora quítate– volví a gritarle.

–vale, déjame ir contigo. Dejare a Lía con Rodrigo e iré contigo– suspire y accedí. Subió al auto y conduje lo más rápido que pude al centro.

Una vez allí, entre al hospital donde había un ambiente de paz y tranquilidad. Trate de tranquilizarme y pregunté por el doctor que me llamo hace un rato.

–¿señora Melanie?–

–soy yo, ¿que ha pasado? Necesito saber que está vivo por favor–

–bueno tengo una buena y una mala– habló mirando a Catalina con preocupación. ¿Porque miraba a Catalina?

–¿quien es la dama?– preguntó refiriéndose a ella.

–soy Catalina Mann, mucho gusto– dijo de manera muy cortes. ¿Catalina habrá visto el noticiero?

–el gusto es mío joven– le correspondió el saludo y comencé a desesperar.

–¿y bien?–

–bueno Melanie, Alejandro está vivo tuvo más suerte que el otro joven... pero– suspiró –está en estado de coma, puede despertar hoy mismo como dentro de una semana o años– dijo con cara triste.

–¿que?— sentí que mi mundo se venía abajo. No puede ser posible.

–¿habían otros hombres con el?– preguntó Catalina con notoria preocupación. Dios mío ella aún no sabe lo de John.

–si, uno de ellos falleció al instante y el otro resultó herido por los remanentes que provocan este tipo de artefactos caseros. El señor Rousseau resultó gravemente herido, tanto así que estuvo al borde de la muerte pero logramos hacer algo por el– ahora Catalina me miraba preocupada. La abrace, estaba confundida, hasta que por fin le dieron la peor noticia.

–¿cual de ellos falleció?–

–el señor John Lombarddi falleció al instante, había un tercer hombre que identificamos como Francis Mitchell, el está fuera de peligro– habló mirando como Catalina se desplomaba en llanto.

Mi Secuestrador©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora