Capitulo 4

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Alejandro

Horas antes

La verdad es que estoy muy ansioso. La quiero hoy aquí, si, se que es demasiado rápido y apresurado pero la verdad no les miento cuando les digo que me interesa mucho ella.

–se que dijiste lo antes posible amigo pero, ¿hoy?– hablo Francis mirándome raro, si se que es algo loco, más bien demente pero venga ya llevo tiempo tras ella me vale.

–eso es lo menos que me importa ahora– dije levantando la vista de los papeles que leía.

–¿Cómo? Por dios pareces un puto psicopata– negó.

–ya sabes que si lo soy, bueno, ve y localízala, síguela o has lo que quieras lo importante es que esté acá esta noche y...

–sin un rasguño, vale de acuerdo me voy– se puso de pie dispuesto a irse a cumplir la misión que le impartí.

–exactamente, mantenme informado–

–si si, como no adiós–

¿Qué está enojado? Pues si, y lo tengo claro. Pero como le dije eso es lo menos que me importa, lo importante aquí es que la traigan esta noche, espero que no me falle. En fin justo estoy en la oficina que tengo en mi casa organizando unas cosas de la empresa que dirijo aparte de mi negocio ilícito del que ustedes y yo estamos al tanto. Voy muy concentrado en lo que hago hasta que escuche un ruido venir de la puerta.

–mi amor–

–¿Qué haces aquí Coral? Te dije ya que no te quería acá, y creo que fui muy claro con eso– dije cruzando los brazos.

–¿sabes? Cuando te enojas y traes esos lentes eres tremendamente sexy– hablo mordiendo su labio inferior, demonios porque no se va ya. Tuve una aventura de una noche con ella y cree que somos pareja. No puedo con tipas como estas la verdad.

–¿puedes retirarte? No quiero sacarte de aquí por las malas– hable con tanta serenidad que ni me lo creí, vaya por Dios.

Pero al parecer ella no estaba entendiendo lo que dije, parece como si no entendiera español. ¿Por qué? Bueno en lugar de alejarse estaba acercándose a mi desabrochando su blusa, la verdad es una mujer hermosa y todo pero no quiero esto solo fue una vez, una noche ya está. No se que cree que esté pasando entre nosotros pero les aseguro que nada de lo que ella cree es real, está muy mal si cree que va a ocupar el lugar de una chica que me ha conquistado sin ni siquiera dirigirme la palabra.

–¿Qué haces?– volví a hablar con calma pero la verdad es que ya me está haciendo enojar, y mucho.

–¿Qué parece que hago mi amor?– demonios ya no lleva blusa, ¿pero y esto que es? Esta mujer es una demente debería darse a respetar un poco.

–te invito a que recojas tu dignidad, o más bien lo que queda de ella y te retires, no vuelvo a pedírtelo de manera civilizada a la próxima será por las malas, largo de aquí– ya me había alterado, y eso no es algo bueno, no se medirme ni controlarme cuando me enfado.

–¿Qué? Pero si tú y yo, nosotros...

–tu y yo nada Coral, no hay un nosotros, ¡largo de aquí he dicho!– me puse de pie y la tome del brazo sacándola de la oficina.

–pero...

–he hablado, te he dicho que por las buenas y no has querido, esto es mínimo con lo que hago a la gente que no respeta mi palabra, ¡largo de aquí!– y bueno lo siguiente fue sacarla de aquí y cerrarle en la cara. Si ya se que no es de un caballero, pero digamos que ella tampoco es una dama y ustedes perdonaran que me exprese así pero ella no merece el título de dama. Eso sería insultar a una dama, realmente.

Bueno ya después del insidente con Coral, continué con lo que hacía, la verdad no tengo trabajo atrasado así que esto será rápido, cuestión de minutos.

Actualidad
¿En que estará Francis?

Melanie
Me sentía muy mal, el aire comenzaba a faltarme y en cualquier minuto iba a derrumbarme completamente. ¡Demonios tengo una condición física del puto asco! Respiraba con un tanto de dificultad pero aun así intenté tomar un segundo aliento y seguir corriendo por mi vida, no puedo dejar que me alcancen esos maniáticos. De un momento a otro mis piernas comenzaron a flaquear y el aire no entraba en mis vías nasales no puede ser por favor no. La velocidad que había alcanzado en algún momento se esfumó en un segundo haciéndome sentir impotente hasta que finalmente caí en el pavimento, con un hombre sobre mí intentando atarme de manos y pies. Dios mío ¿no hay nadie alrededor?

–muy bien Francis, vamos– escuche que uno felicitaba al otro.

–¡déjenme en paz! ¡Ayúdenme por favor! Yo no he hecho nada malo por Dios suéltenme– grite sollozando muy asustada.

–solo te advertiré una cosa, te me tranquilizas o te ira peor– miro al otro tipo, parece que anda de mal genio –¿que esperas? llama al jefe, demonios todo tengo que hacerlo yo joder– grito muy enojado, pues si que anda de mal genio y me está causando terror en este momento. Luego de unos minutos de haberse ido el otro tipo, volvió con cara de satisfacción.

–dijo que si encontraba algún rasguño en ella nos mataría a ambos y que nos esta esperando, llamaré al chofer– dijo al hombre que estaba de pie al que estaba sobre mi aún deteniéndome. Los miraba con miedo, realmente estaba asustada; si hubiese dejado que Lía me llevara a casa no hubiese pasado nada de esto.

–déjame ir ya por favor, juro que no dire nada pero déjeme ir por favor– suplique pero sólo negó.

–eres tú o yo, y no me quiero arriesgar barbie– hablo burlón mirándome.

–¿Cómo me llamaste mastodonte?– dije con la voz temblorosa, por Dios ¿Qué tipo de secuestrador es este tipo?

–ignorare el hecho de que me llamaste gordo, venga ponte de pie– dijo extendiendo su mano. ¿Si será estupido? –si cierto, jaja discúlpame– me tomo del brazo de manera brusca la verdad y me llevo a rastras con él, sobre su hombro.

En eso llego una camioneta negra grandísima y de ahí bajaron otros dos hombres con varias cosas en sus manos. Ahí me encomendé a todos los seres supremos del universo pidiéndoles por mi vida y mi seguridad. Me pusieron un pañuelo en la boca y luego por alguna extraña razón que desconozco y me hace dudar mucho me pusieron un abrigo gigantesco, llegaba casi a mi muslo la verdad podrá sonar estúpido pero agradezco el que me pusieran un abrigo, moría de frío aparte este secuestro no está siendo lo más normal que digamos ¿no les parece?. Me cargaron como si de un costal de papas se tratase, otra vez, y tomaron mis cosas, excepto mi celular que lo destrozaron en el suelo; me subieron a la camioneta y luego subieron los demás detrás del que al parecer es el líder.

–queremos que sepas que no vamos a hacerte daño, tenemos prohibido hacer cualquier cosa que perjudique tu integridad física, pero deberías entender que te atamos por nuestra seguridad, por cierto soy Francis– dijo moviendo su mano. ¿Qué tipo de secuestrador te da su nombre y se porta tan amable contigo?

–¿me ofrecerás café y galletas? Por Dios que tipo de secuestrador eres– ahora por alguna extraña razón no tenía miedo, si no ansias y enojo.

–genial sentido del humor eh, pero yo no soy tu secuestrador. Písale Rodrigo– luego ya no supe porque me vendaron los ojos y había un silencio sepulcral.

2 horas más tarde

–bueno créeme que no quisiera hacerte esto, bueno de hecho no quería secuestrarte en primer lugar– se escuchó un carraspeo del otro tipo y este suspiro.

–pero en fin, como te decía o eres tu o soy yo así que ahora vamos a cubrir tu cabeza con esta bolsa negra, no es que seas horrible o algo solo temo por mi seguridad y la de los míos así que te toca, ya te había dicho– hablo Francis como bromeando. Solo asentí con más miedo pues eso quería decir que estábamos llegando a donde la persona que mando a secuestrarme. Cuando me pusieron la bolsa esta poseía un olor muy raro y algo bastante fuerte aparte de extraño, me comenzaron a pesar los ojos y caí en un profundo sueño.

(...)

Mi Secuestrador©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora