Epílogo

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...días después...

Nos encontrábamos en el cementerio dándole el último adiós a John.

–Dios mío, te has llevado a una persona que amaba mucho en este mundo. Pero tú lo has querido así; cúmplase en todo Tu santísima voluntad. El gran consuelo que me queda es la esperanza
de que Tú lo has recibido en el seno de Tu misericordia y que Te dignarás algún día a unirme con él.  Si la entera reparación de sus pecados, lo detienen aún en las penas del purgatorio te ofrezco por él todas mis oraciones y buenas obras,
principalmente mi resignación ante esta pérdida.– termino Catalina de hablar llorando, cuando el
Padre tomó su lugar.

–hermanos y hermanas repitan después de mi– hizo una pausa y elevó sus manos al cielo, luego todos hicimos lo mismo para seguir lo que dice.

–Haz, Señor, que esta resignación sea entera y digna de Ti, Concédele Señor, el descanso eterno y que le ilumine Tu perpetua luz. Que las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz. Amén– terminamos todos al unísono, luego del padre quien para concluir añadió –aquí yace John Lombarddi amado padre, hermano, e hijo. Que en paz descanse– y se retiró.

Han sido días muy difíciles, Celine aún no entiende qué pasó con su papá. Cata aún no acepta que John murió después de eso. Francis perdió dos dedos de su mano y tuvieron que reconstruir partes de su cara por lo que ahora tiene cicatrices. Los niños han estado yendo a terapia y todo marcha bien, excepto por Alejandro.

Aún no despierta y los doctores creen que podría hacerlo dentro de mucho tiempo o ya de plano no despertar. El mayor miedo de los médicos es que surjan problemas posteriores con su salud. O que quede en estado vegetativo. Yo lo visito todos los días, cada día de mi vida desde qué pasó lo qué pasó he estado ahí. Cuando nos casamos prometí estar con el en buenas y malas y es lo que le estoy cumpliendo hasta ahora.

–¿vas a venir?– escuche a Lía que me pregunto si iría con ellos a comer algo, han sabido sobrellevar todo esto muy bien. Siento que soy la única que sigue estancada.

–quizá vaya luego, voy a ir a ver a Alejandro– dije y sonreí débilmente. Fui hacia mi auto y subí. Unas lágrimas se desvanecieron por mi rostro. Debo ser fuerte, debo ser fuerte por mi esposo, mi padre y por mi misma. Conduje al hospital y como de costumbre entre, pero antes fui a una consulta que tenía pues últimamente no me he sentido muy bien.

–¿y bien? ¿Llegaron los resultados?– pregunté ansiosa. El doctor junto las manos y sonrío. Comencé a llorar. No lo puedo creer, ¿es posible? Me puse de pie y abracé al doctor para seguido salir corriendo hacia la habitación de Alejandro. Entre y lo vi en la camilla que lleva casi un mes. Estaba pálido, sus labios lucían un poco morados pero había mejora según los doctores.

–mi amor ya vine como todos los días, tengo que darte una noticia importante y necesito que despiertes para poder contarte– tome sus manos emocionada. Llore de emoción y felicidad, algo en mi me decís que podría despertar pronto, y esta noticia cambiaría nuestras vidas. Pase mi mano por su rostro y dejé un beso en su mejilla.

–es un milagro Alejandro, estoy embarazada. Espero un hijo tuyo. Tú mayor anhelo es posible, necesito que despiertes para compartir esta gran alegría contigo– dije aún llorando de emoción. La máquina que lleva los latidos de su corazón comenzó a hacer un ruido extraño, como si su corazón estuviese acelerado. Muchos doctores entraron en la habitación y me sacaron de allí.

Unos minutos después el doctor Copper salió de la habitación con una enorme sonrisa y me abrazo.

–ha despertado– caí al suelo llorando. Dios mío es un milagro. ¡Despertó! Mi hombre despertó finalmente. Este día no puede ser mejor.

–¿puedo verlo?– pregunté y este sonrió.

–debemos esperar unos momentos, le haremos análisis y estudios para saber cómo ha despertado y si tiene algún retraso o anormalidad. Debemos asegurarnos que su salud esté al cien por ciento y que su memoria funcione bien– habló y asentí.

–aquí estaré esperando–

Narrador omnisciente

–¿que hacen?– Alejandro se encontraba desorientado. Acabando de despertar lo ultimo que recuerda es la noticia de Melanie, y el accidente donde fatídicamente murió John.

–¿recuerda usted su nombre? ¿Porque está aquí?– las enfermeras y doctores hacían preguntas para asegurar su estado mental y clínico, llevaba casi un mes dormido.

–soy Alejandro Rousseau, y estoy aquí porque tuve un accidente con dos de mis amigos. Estoy casado con una asombrosa mujer, su nombre es Melanie y se que estuvo aquí porque siempre escuche su voz aunque no pude moverme o despertar– hablaba con tanta facilidad que los doctores estaban sorprendidos. Realmente ocurrió un milagro pues los doctores afirmaban un falso progreso a Melanie, ya que los estudios arrojaban muchos fallos en su salud.

–estoy completamente estupefacto– habló el doctor Copper luego de hacerle un examen completo donde el hombre parecía ileso, no había rastros de ese accidente.

Años más tarde

Melanie

–John venga deja eso, ve con tus primos– hablé a mi niño. ¿Pues que les cuento? Las cosas van más que bien. Tuve un hermoso y saludable niño idéntico a su padre. Ya tiene cinco años, los gemelos tienen nueve. Ahora estamos celebrando el cumpleaños número seis de Celine, aún duele la partida de John pero siempre lo tenemos presente.

–¿donde está el pequeño de abuelo?– entro mi padre. John corrió hacia el y lo tomó en brazos. Decidí llamar a mi niño John, en honor al hermano que la vida me dio y así mismo me lo arrebato.

Siento que mi vida es demasiado caótica y atípica, las cosas no siempre son perfectas. Los momentos son solo eso, momentos ya está en nosotros hacerlos memorables y que queden recuerdos hermosos plasmados en ellos. Los momentos difíciles son los que miden el valor de quienes somos, de lo que somos capaces de hacer por alguien a quien amamos. No hay que dejar que nos humillen, nos maltraten o nos usen como se antoje pues nosotros decidimos lo que queremos en nuestra vida, decidimos a donde llegar. La gran mayoría de mi vida no fue decidida por mi irónicamente y tampoco fue perfecta, pero gracias a eso logré encontrar al amor de mi vida, formar una hermosa familia y ser feliz. El amor es real, y aunque cueste creerlo yo lo encontré, o más bien el me busco y me encontró a mi. Mi amor no es perfecto, pero es mío. Me encanta como cada momento que vivo me hace crecer como persona, como madre, como esposa. Y no digo que soy perfecta porque no es así, solo intento ser mejor madre y esposa cada día, porque es lo que hace que la vida tenga sentido. Nadie nunca me amo, no tuve oportunidad de crecer en un ambiente familiar adecuado y aún así eso no me hizo ser inferior a los demás y tampoco me hizo sentir menos. Eso me dio grandeza, actitud para enfrentar la vida. Un secuestro hizo que mi vida fuese completamente diferente, y aunque hubo altibajos fue y siempre va a ser un increíble honor y satisfacción compartir mi vida junto a Mi secuestrador.

(...)

Fin

Mi Secuestrador©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora