Capítulo 23

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Actualmente me encontraba de regreso a la casa, luego de tener esa plática con Lía, me quede pensando en todo lo que dijo. Al llegar a la casa Alejandro aun no estaba ahí, parece que aún no llega de su reunión, dijo que iría al norte de la ciudad quien sabe a qué.

–señorita, le llegó esta carta hace unos minutos– dijo una de las señoras del servicio de la casa entregándome un sobre bastante grande junto a una pequeña caja con un moño rosa. Fui a mi habitación y la dejé sobre la mesa para poder ir a tomar una ducha. Una vez lista opte por ponerme una blusa negra de mangas largas y un jean rasgado del mismo color, recogí mi cabello en una coleta y fui en busca de la carta y el paquete y me dispuse a leerlo.

~•~
Querida Melanie:

Esta es la clara prueba de que solo fuiste un juego y una chica ingenua para él, nunca le importaste siempre fui yo la amada, jaque mate;
Besos, Coral
~•~

Adjuntas a la carta habían unas fotos de Alejandro besándose con Coral y comencé a llorar, ¿como pude ser tan ingenua? Mi madrastra me lo dijo, nadie nunca iba a tomarme enserio y mucho menos amarme. Fui una completa estúpida. Al final solo me secuestro por capricho, nadie dijo que él realmente iba a amarme yo solita me ilusione como tarada. Llorando, sintiéndome como la chica más idiota del mundo abrí la caja, que tenía una nota que decía "por si aún te quedan dudas querida" dentro de la caja había una prueba de embarazo que marcaba positivo y unos papeles de una clínica que lo confirmaba. Quizá el abrir la caja me daba una vaga esperanza de que esto no fuera real.

"solo confía en el, no permitas que te dañen amiga"

Lloré. No tenía idea de qué hacer, quería que la tierra me tragara, me quería morir siento como si un pedazo de mí hubiese muerto de nuevo. En medio de mi tormenta escuché la puerta principal abrirse. Me puse de pie para cerrar la puerta pero fue tarde pues ya Alejandro estaba de pie frente a mi con algo en sus manos y una hermosa sonrisa. Al verlo me eche a llorar al saber que yo no era el motivo de esa felicidad, de esa radiante sonrisa. Me miró extrañado y trato de acercarse a mi pero lo aparte.

–no me toques– dije en un tono que nunca antes me hubiera permitido usar, pues muestra lo débil que soy, viéndome vulnerable ante él.

–¿qué pasa preciosa?– "preciosa" solo escucharlo llamarme así me duele, duele como no tienen idea. Tal vez sea tonto pero esa sola palabra que venía de él me causaba tantas emociones.

–no... no vuelvas a llamarme de esa manera, lamento no ser lo que tú buscas en una mujer y no ser suficiente para ti– dije limpiando mis lágrimas y poniéndome firme, aunque por dentro me esté muriendo.

–¿que ha pasado? No entiendo Melanie, explícame– hablo tratando de acercarse a mi pero nuevamente me aleje.

–¿sabes? No se porque me mentí y traté de convencerme todo este tiempo si yo nunca tuve tu corazón ni tu cariño– dije tomando las cartas y el paquete y lo dejé en sus manos. Salí corriendo de allí pues no podía seguir viéndolo, no ahora y menos sabiendo que solo fui utilizada, tanta felicidad era irreal y demasiado perfecta para ser cierta.

–¿señorita? ¿Se encuentra bien?

–si, no se preocupe– hable entrecortada y salí corriendo de la mansión de Alejandro. ¿Donde? No lo sé. Solo corrí lejos de ahí, sentía vergüenza de mi misma, estaba tan necesitada de cariño que no me he dado cuenta que caí de la peor forma. ¿Y saben que es lo peor? Yo realmente me enamoré de él, confié, me entregué a él y al parecer para él no fue suficiente, me dejé caer y seguí llorando. Estaba perdida ni siquiera sé donde me encontraba, la calle estaba totalmente desolada. Y lloré como nunca lo había hecho, me desahogué sin nadie que me juzgara por hacerlo.

Mi Secuestrador©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora