•𝑃𝑎𝑠𝑎𝑑𝑜 𝑑𝑒𝑙 𝑓𝑢𝑡𝑢𝑟𝑜• #1

~17~

Vittorio dejó a Elizabeth en el coche con Leonard y camino hasta el otro coche donde estaba Nino esperándole.
Subió y Nino empezó a conducir hasta la dichosa casa del Concejal Harris.
Vittorio no era muy de salir a ese tipo de fiestas, no le gustaban en lo más mínimo, solamente asistía por cosas de negocios. Pero esta vez había aceptado ir por qué le preocupaba la seguridad de Elizabeth. Sabía que algo malo podía suceder en cualquier momento y no pensaba dejarla sola, si algo llegara a pasarle a ella, no se lo perdonaría nunca.Después de todo ella está en esa situación por qué el se lo pidió.

— ¿Estas bien? Vitto

— ¿Por que no?

Nino guardó silencio y siguió mirando a su jefe por el espejo del coche. Vittorio miraba por la ventana el paisaje pasando.
Tampoco era raro verlo así, guardaba silencio y miraba a su alrededor así se concentraba mejor. Pero Nino notaba algo raro, no sabía bien que era pero lo sabía.
Decidió no darle mucha importancia y siguió con su trabajo.
Al llegar a la fiesta, dejaron el coche un poco lejos de la entrada del lugar y caminaron hasta los adentros de la casa donde varios guardas o más bien soldados cuidaban la enredada.
Cada lugar donde Vittorio iba Nino iba detrás asegurándose que todo estuviera bien al igual que los otros hombres en el lugar, aún así fueran simples policías todos tenían a alguien cuidan dándolos por atrás, Puzo se había dado cuenta fácilmente de él extraño ambiente, eso no era común en ese tipo de fiestas.
Los mafiosos tenían un acuerdo, en ese tipo de fiestas no solían ir con acompañantes ya que se respetaban y se olvidaban sus problemas personales por unas horas.
Vitto se acercó a una mesa para servirse su bebida y la de Nino y comentó sobre el extraño ambiente, ambos estaban de acuerdo que algo andaba mal.

— ¡Vitto. Viniste!

El Don rodó los ojos en su interior y se dio la vuelta, no se molestó en mostrar una falsa sonrisa como la de la otra persona al frente de él.

— ¿Cómo estás, Franck?

— Mejor que nunca. Venga ven con nosotros, no seas amargado.

Vittorio no respondió cuando Don Juliano posó su mano en la espalda de Vittorio obligando a caminar llevándolo a una mesa y donde se encontraban los otros Don de Nueva York. Don Juliano, Don Lombardi, Don Ciaccio el mejor y más leal socio de Don Puzo, el cual también es un joven incluso menor que Vittorio, no tenía ni 2 años en los negocios. Pero por la amistad de sus padres se conocen desde hace años, ambos eran casi iguales con respecto a los negocios, eran muy inteligentes.
Todos se saludaron con un simple gesto y siguieron con su charla incluyendo a Vittorio en esta.
Al parecer todo estaba tranquilo y no había de qué preocuparse.
De repente todos los hombres miraron las escaleras y comenzaron aplaudir y silbar, un gran grupo de mujeres bajo del segundo piso y algunas se acercaron a los hombres mientras que otras se quedaron en el grupo esperando que los hombres se acercaran a ellas.

Un pequeño grupo de 4 mujeres se acercó a ellos buscando seducirles, los otros tres hombres les siguieron el juego y jugaron con ellas, mientras que cuando una de las jóvenes se acercó a Vittorio, él la miró de pies a cabeza con una expresión seria y luego bebió un trago de su bebida para ignórala, la joven se sonrojó de vergüenza y se alejó dispuesta a ir a otro lugar pero Juliano la tomó del brazo y la acercó a él quedándose con 2 chicas.

— Que poco caballero eres Vitto, una dama merece mejor respeto.

— le donne presenti non sono signore, Franck

Los hombres presentes rieron al escuchar esto mientras que Vittorio seguía con su expresión seria, no lo dijo en forma de burla, solo lo dijo por qué para él era una verdad.
Apartó la vista un momento y busco a la joven Elizabeth por todo el lugar, no había ni el más mínimo rastro de ella, sonrió en su interior y pensó que posiblemente ella estaría en la segunda planta buscando información.