En 1920 una joven intenta olvidar su pasado volviendo a la ciudad de los hechos esta vez para estudiar en una Universidad importante y dedicarse a una carrera digna de ella. Pero no cuenta con que su pasado es su destino y su amor del presente y eso...
Durante el día Elizabeth hablaron muy poco, nadie en la casa estaba de acuerdo con que Elizabeth hiciera esto, pero respetaban su decisión, como todos los días estuvieron juntos todo el día, pero no decían ni una sola palabra, Vittorio no sabía que decir solo quería hacerla cambiar de opinión y Elizabeth no sabía que decir. En el atardecer Elizabeth estaba en su habitación cambiándose para irse mientras que Vittorio le esperaba sentado en su cama.
— Liz... no lo hagas, enviaré a alguien más, Alicia o Fiorella.
— Ya hablamos de esto, confía en mi.
— confió en ti... Tengo miedo de que pueda pasarte algo.
Elizabeth solo le miró con una sonrisa de medio lado, ella sabía bien que un mínimo movimiento mal y estaría muerta, pero no quería demostrarle a nadie, si quiera a Vittorio el miedo que sentía. Suspiró y acarició la mejilla con su mano para luego acercarse y darle un besó. Vittorio lo acepto y lo siguió con algo de tristeza, sin querer Elizabeth callo en la cama y Puzo encima de ella. Siguieron con el beso hasta que una lágrima se escapó del la señorita al igual que un pequeño sollozo.
Vittorio la miró con atención por unos segundos hasta que se puso de pie y ayudó a la joven hacer lo mismo, le dio un abrazó intentando hacerla sentir mejor y en poco tiempo se separó, le dedicó una sonrisa contagiosa a Elizabeth y ella soltó una pequeña risa con nostalgia. Vittorio metió su mano en uno de los bolsillos de su chaqueta y sacó una cadena de plata de la cual colgaba un anillo de compromiso, tomó la mano de Elizabeth y se lo dio.
— Quería dártelo de una mejor forma, pensaba hacerlo en el viaje a Sicilia que tenía planeado.
— Vitto... — Elizabeth volvió abrazarlo esta vez con más fuerza, no quería separarse de él. — Perdóname.
— No tengo nada que perdonarte. Quien debería disculparse soy yo. Por mi es que estás en esto ahora.
—Elizabeth dio una pequeña risa y miró a Vittorio— ambos somos culpables
— Vittorio hizo lo mismo y limpió su rostro— Me has visto llorar tantas veces, debes pensar que en el fondo soy débil.
— jamás digas eso Vitto... eres el hombre más fuerte que conozco. Llorar no significa ser débil, significa que tus sentimientos son reales.
— Te voy a extrañar, mío amore.
Elizabeth acarició la mejilla de Vittorio. Pasó su cabello aún lado y se dio la vuelta para que Vittorio le ayudara a ponerse la cadena, dejó el anillo por la parte de adentro de su vestido para que nadie pudiera verlo eh intentará quitárselo. Se tomaron de la mano y ambos bajaron hasta donde estaban los demás esperando. Su madre, la madre de Vittorio y su hermana se despidieron de ella con un abrazo. Antes de irse le dio un último abrazo a Vittorio.
— Cada viernes debes llamarme, si algo pasa no me importa que enviaré alguien por ti.
Se dieron un último abrazo y Elizabeth le dio un besó en la mejilla.
— Ti amo, mio caro.
Elizabeth no dijo nada más y se subió al coche donde la esperaban Nino, Leonard y Adrino.
...
— ¿Algunas vez has ido a la sala el Gorrión, Elizabeth? — Pregunto Nino mientras conducía.
— No... nunca había entrado en un cabaré. —respondió la joven mientras miraba el paisaje por la ventana.
— Bueno, el jefe dijo que te gusta cantar, podemos venderte como una. —Dijo Leonard
— ¡¿Que van hacer que!? — Dijo Elizabeth comenzando a molestarse.
— ¡Leonard! — Gritaron los otros 2 hombres presentes regañando al joven.
— Perdón. Se que suena mal, pero no es como suena, es como un intercambio, te daremos a cambio de dinero con la Madame.
— Será mejor que te calles Leonard — Dijo Elizabeth molesta. — Más les vale que esto no salga de este auto.
— Elizabeth es la única forma de que entres a ese lugar sin dar sospechas. Y con todo respeto, esto fue tu idea.
— Lo se Nino. Solo... Sigamos con esta farsa, pronto se acabará.
Todos guardaron silencio hasta que llegaron al lugar, Nino dejó el coche un poco lejos del lugar.
—Bien Liz... hora de trabajar. Cuídate ¿si?. Solo llama a mi tío si pasa algo. — Dijo Adriano el cual la abrazó y le dio un besó en la mejilla, Nino hizo lo mismo al igual que Leonard, hablaron un poco de lo que tenían pensado y cómo iba a transcurrir la noche.
Al principio fue una noche alegre llena de diversión, tomaron algunas bebidas, hablaron, bailaron y rieron, todo parecía normal, aún que Elizabeth no dejaba de mirar con atención todo intentaba familiarizarse y entender a lo que se enfrentaba, también pudo ver a Juliano en una mesa un poco alejada... Lo miró con odio, despreciaba a ese hombre y todo lo que hacía, fue cuando recordó las palabras de Vittorio, si seguía pensando así el odio iba a cegarla y puede que también arruinara el plan.
Cuando ya era muy tarde y la mayor parte de clientes se habían ido, la Sra Molly o la madame se acercó a ellos, los cuatro se miraron entre sí, Elizabeth sabía que era hora de actuar...
— Leonard querido. ¿Cual es la joven que me prometiste?
— Leonard tomó de la muñeca a Elizabeth y la acercó a la madame.— Es ella.
— ¡Leonard! ¿Qu'est-ce qui ne va pas? — La señorita Molly la tomó del mentón para mirarla mejor y luego dio una vuelta mirándola de pies a cabeza—
— Sin duda es hermosa, y además francesa. Será una buena bailarina.
— No señorita, esta joven no baila, canta.
— Muy bien, hacen falta más cantantes en este lugar. —
— ¿Leonard que está pasando? Leonard, chicos... ¿adonde van? No pueden dejarme aquí... mes amis.
Leonard al igual que los otros hombres se dieron una mirada entre ellos para luego marcharse sin dar vueltas atrás, solamente se podían escuchar los gritos de la joven pidiendo que por favor no la dejaran abandonada en ese lugar.
Los hombres entraron en el coche que llegaron y el silencio reino, sabían bien que esto era solo una actuación para que la señorita lograra entrar sin sospechas pero en el fondo había algo que no los dejaba sentirse bien. Leonard metió su mano en uno de los bolsillos de su chaqueta y sacó una foto que se había tomado esa misma noche.
— No te sientas mal Lenny, la señorita es inteligente sabe bien lo que hace, ademas no está sola. —Dijo Nino posando su mano en el hombro del muchacho.
— Ojalá este plan salga bien. —Dijo para mirar una última vez la foto y volver a guardarla en su saco.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.