Vittorio se sentía alagado y a la vez un poco avergonzado, se limitó a darle una pequeña sonrisa a la señora frente a él y le pidió que tomara asiento a su lado, la señora amable y sonriente aceptó en un gesto de madre, tomó las manos del Don y le agradeció por todo.
— No solo le doy gracias por eso, mio marito estaría muy agradecido y yo estoy en deuda con usted
— No hace falta... Solo cumplía la promesa que le hice a su hija. —Vittorio le dedicó una fugaz mirada Elisabetta y junto esta, una sonrisa de lado,
Elizabetta lo miró, en gran parte sorprendida por admirar por primera vez esa sonrisa perfecta y contagiable.
— Don Vittorio, ti stimo molto. ma non dimenticare che siamo siciliani —Replicó la madre de Elisabetta con un rostro serio.
La pobre muchacha acongojada quería gritarle a su madre y reprocharle por su actuar, pero claramente no podría, no tuvo más opción que mirar al suelo para esconder su sonrojo. Estar enfrente de una personas mayores a ella y respetables la llevaban a ser más educada de lo que ya era.
A diferencia de ella Vittorio, soltó una suave carcajada, luego se puso serio comprendiendo la posición de la mujer, era estricta como cualquier madre Siciliana por su puesto. Pero, no tanto como un padre Siciliano.
— Signora Vitale, come lei è presente... Me gustaría pedirle su permiso para hacerle una propuesta a su hija.
— Se vuoi chiedergli la mano, hai la mia benedizione
Elisabetta alzó su vista y le regaló una mirada juzgadora a su madre, sentía que solo la avergonzaba. Vittorio esta vez con un semblante serio negó con la cabeza.
— È una proposta d'affari
—Hay desiciones que no me incumben, joven Puzo. —La señora Vitale chasqueó la lengua. — Ti lascio in pace —Dijo por último para marcharse de esa habitación dejándolos solos.
Hubo un pequeño silencio, Elisabetta jugaba con sus manos y su falta completamente avergonzada.
— scusa mia madre, per favore. —Se atrevió Hablar.
Vittorio se acercó suavemente a ella y la tomó del mentón con su dedo índice y así obligando a la señorita a mirarlo, la miró por un par de segundos y aún guardando silencio, acarició la mejilla de ella con su pulgar.
—Quiero proponerle que trabaje para mi.
— ¿Quiere que me haga mafiosa? —El Don ladeó la cabeza y negó.
— Las mujeres no pueden.
Elisabetta frunció el celó ofendida y apartó y cara del agarre del hombre. Camino un poco alejándose de él y dándole la espalda.
— Se lo mal que suena, pero son las reglas... Podría ser mi espía, siquiera sería parte de la familia.
La muchacha no respondió, una vez más el silencio reinó en la habitación mientras que ella miraba el ardiente fuego de la chimenea analizando. Suspiro y el ruido de sus tacones chocando con el piso interrumpió el sigilo. Volvió a sentarse en el sofá, esta vez en la esquina contraria, esto para para marcar una distancia.
— Tendré qué pensarlo, tengo un buen trabajo como reportera y no voy a dejarlo.
— Al contrario, pecisamente por eso la necesito —Ella arqueó una ceja confundida.
— Sus relaciones como reportera en la policía son más que suficiente para ayudarme.
—¿Y en que me ayuda esto en que me beneficia?
— En algún punto, le pediré que se relacione con otros mafioso que trabajan para Juliano. Verá, Nino me dijo todo lo qué pasó en Kentucky con Rossie, como se lo prometí, lo envíe a investigar. Rossie trabajo para Juliano seis años, en una guerra de pandillas se vio involucrado y fue acusado de homicidio y su víctima fue un oficial: Walter Taylor.
— El padre de Jessica.—Murmuró ella y el asintió.
—Luego de unos meses salió de la cárcel por falta de pruebas y según su expediente, dejó la mafia. Al parecer Rossi y Juliano ahora son enemigos, se odian mutuamente, por eso Juliano le envió a matar cuando estaba en Kentucky.
— Pero él ya no estaba ahí. —Completo ella.
— Seguramente volvió a Nueva York cuando se enteró que su cabeza tenía precio, sin éxito fue asesinado hace un par de horas.
—¡¿Asesinado!?
— Hace unas horas lo encontraron muerto enfrente de su casa. El caso es, Señorita Elizabeth. Sin duda Juliano tiene algo que ver con la desaparición de esa niña. ¿Acepta?
Elizabeth lo pensé unos segundos y analizo que esto la ayudará mejor que nada a encontrar a la hija de su amiga fallecida Jessica. Pensaba aceptar este "trabajo" pero aunque ella no quisiera aceptarlo aceptaba esto por una razón más... Solo quería pasar más tiempo al lado de Vittorio, y ella se lo iba a decir. Se acercó más a él y sin querer apoyo su mano en el regazo de Vittorio dispuesta a confesárselo.
— Aceptó... Vittorio en realidad aceptó por que...
Tal vez no era buena idea decirle.
— Por que estoy en deuda con usted...
Vittorio le dedicó una pequeña sonrisa y posó su mano encima de la de la joven.
— No lo está más, yo... pienso que usted es una gran mujer, eh inteligente y me alegra que aceptara
Era claro que ambos mentían con respecto a sus comentarios, pero si cada uno se creía su respuesta para ellos era suficiente.
Cuando uno es orgulloso y otra es tímida, con respecto a lo que sienten son capaces de amarse hasta la muerta y nunca lo dirán.
Elizabeth al estar con la cabeza cacha miró con atención como Vittorio posó su mano encima de la suya, no pudo evitar sonrojarse. Subió la mirada encontrándose la profunda mirada de Vittorio, esos ojos marrones le robaron el pensamiento desde la primera vez que se encontraron.
El Don al igual que la Señorita no podía dejar de mirar sus ojos color miel, su piel casi morena, y su pelo ligeramente ondulado. Sin duda una Siciliana completa.
Ambos se tenían aprecio desde la primera vez que se vieron. Algunos dirán que fue el destino o tal vez fue una casualidad. De una forma u otra siempre estuvieron unidos.Elizabeth siguió su corazón y se dejó llevar, tomó la mano de Vittorio y se acercó más a él.
Cerro sus ojos y pego sus labios a los de Vittorio en un pequeño beso lleno de cariño de parte de ambos.Don Puzo aceptó el beso y posó con delicadeza su otra mano en la cintura de la Señorita.
El momento era perfecto, solamente ellos dos solos por fin demostrándose lo que tanto deseaban.Hasta que alguien tocó un par de veces la puerta haciendo que Elizabeth se separará nerviosa.
— Vittorio yo... lo lamento
— Liz no pasa na...
— Esto fue solo un impulso, perdóneme. No era mi intención...
La señorita se separó más de él y agacho de nuevo la mirada y se arrepintió mentalmente por lo que dijo. Claro que no se arrepentía, nunca había deseado tanto algo, pero con esas palabras lo arruinó todo ya que Vittorio solo suspiro y la miró, pensando que en verdad había sido solo un impulso y ella no lo deseaba como él.
— Liz... No fue nada
Dijo calmando sus nervios y dio permiso a que la persona que estaba detrás de la puerta entrara.
— Nino. lleva a Elizabeth y a su madre a casa... Elizabeth nos veremos en 3 días
Ella solo asintió y le dedicó una pequeña sonrisa de medio lado.
— Arrivederci Vitto...
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•𝑃𝑎𝑠𝑎𝑑𝑜 𝑑𝑒𝑙 𝑓𝑢𝑡𝑢𝑟𝑜• #1
FanfictionEn 1920 una joven intenta olvidar su pasado volviendo a la ciudad de los hechos esta vez para estudiar en una Universidad importante y dedicarse a una carrera digna de ella. Pero no cuenta con que su pasado es su destino y su amor del presente y eso...