Negación ~19~

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Por la mañana siguiente cuando Elizabeth despertó, se cambió y puso la ropa que llevaba antes de la fiesta y se acercó a la puerta dispuesta a ir a su casa junto a su madre para verdaderamente arreglarse para su trabajo. Unos pocos centímetros de la puerta, alguien tocó. Era el ama de llaves la cual le dijo a la joven que el Sr. Puzo la esperaba en su oficina.
Asintió y bajo.
Lo habitúal, tocó la puerta y espero a que le dieran permiso de entrar.
Se le hizo raro ver a Nino y su hermano Carlo ahí dentro acompañando a Vittorio, pensó qué tal vez iba a ser una charla acerca de "negocios"
Vittorio estaba sentado en su silla apoyando su cabeza en una de las manos que se sostenía de la mesa, no se atrevía a mirarla. Sin dudas tenía el corazón encogido no quería hacer esto, pero estaba dispuesto hacerlo. No quería que nada malo le pasara a la joven.

— Señorita Vitale. Mi hermano lo ah pensado mucho, créame no es una decisión fácil pero es por su bien.
Don Puzo a decidió que es mejor que usted ya no trabaje para esta familia, debe entender que todo es por su bien.
Se tendrá que marchar lo antes posible y no podrá tener ningún tipo de contacto con la familia, y si se atreve hablar con la policía... tendremos que tomar medidas encontra de usted.

Elizabeth sintió que su corazón se rompió en millones de pedazos, como si de un cristal se tratara. Sin poder entender nada callo en uno de los sofás, su respiración le estaba faltando.

— Elizabeth, ¿estas bien?

Nino, una de las personas con las que compartió momentos y para ella era su amigo se acercó a ella para ayudarla.
Aun que en ese momento solo podía sentirse humillada de alguna forma. Levantó la mirada para buscar a Vittorio, él no se atrevía a mirarla, no podía, si lo hacía iba a terminar arrepintiéndose y no dejaría que ella se valla.
Asintió con la cabeza y noto que sus traicioneras lágrimas habían salido sin su permiso.
Se puso de pie y se acercó a la mesa de Vittorio. Al estar los otros hombres presentes no quería hacer un ridiculo, no quería sentirse más humillada solo quería una explicación.

— Vittorio... no lo entiendo, acaso hice algo mal, si fue así... perdóname yo solo. Solo quería que estuvieras a salvo. Yo no... no quiero irme.

Hubo un silencio en la habitación, el seguía sin mirarla y ella solo esperaba una respuesta.
Elizabeth no le preocupaba que dejaría de ser su espía, ella tenía el corazón hecho pedazos por qué sabía que nunca más podría volver a ver a Vittorio, ni podría hablar con él. No quería dejarlo a él.
Derrepente Vittorio la miró a la cara. Nunca se había sentido cómo se sentía en ese momento, quería abrazarla, limpiarle las lágrimas de la cara y hacer cualquier cosa para que se sintiera mejor, en su lugar lo único que hizo fue destrozarla más. La miró con el ceño fruncido y una mirada fría.

— Ya escucho a mi hermano señorita. Usted ya no trabaja más para mi.

Elizabeth quería estallar en llanto. No sabía si sentir tristeza o enojo, no sabía bien que hacer, pero no quería humillarse más enfrente de los hombres presentes.

— Bien. Antes de irme solo quiero  pedirte una última cosa...
Leonard quería pedirte una semana libre, su novia llego de otro país de una operación, está enferma y solo quiere pasar tiempo con ella.

Vittorio asintió y dijo que hablaría con Leonard.
Ella solo se dio la vuelta y camino hacia la salida, desapareció por la puerta de la oficina y y luego camino a la puerta principal de la casa.
Se encontró con Leonard el cual hablaba con sus compañeros, cuando vio a Elizabeth le sonrió y se acercó a ella. Cuando estaba lo suficientemente cerca noto las lágrimas de Elizabeth, no lo dudo y la abrazó.

— ¿Estas bien Liz?

— Leonard... Vittorio... ya no trabajo más para el, no entiendo que hice mal.

— Liz... El Jefe tuvo que tener sus razones... Venga te llevo a casa.

— No, No. Ya no pueden verte más conmigo Lenny. Estaré bien me hará bien caminar.

— Pero Liz es demasiado largo.

— Da igual... Eres un buen amigo Leonard, oh y Vittorio acepto darte la semana libre. Por favor, Cuídate Leonard.

Elizabeth abrazó una última vez a Leonard y salió de la villa de la familia Puzo para caminar a su hogar.
La joven no podía parar de llorar en todo el camino. Por qué Vittorio me había hecho eso. Por qué la había echado de esa forma.
Llego a su casa y cuando vio a su madre la abrazó. La abrazó lo más fuerte que pudo y se dejó caer en el suelo con ella.

— Niña mía, ¿que te pasó?

— Mamma mía...

— Elisabetta, dime

— Vittorio. Ya no trabajo para el. No volveré a verle nunca... y no pude decirle que lo amaba... No puedo creer esto...

— Elisabetta... lo siento mucho.

•𝑃𝑎𝑠𝑎𝑑𝑜 𝑑𝑒𝑙 𝑓𝑢𝑡𝑢𝑟𝑜• #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora