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Vittorio la tomó un poco más fuerte para acercarla a él.
La señorita seguía un poco atontada por las palabras y la intensa mirada de Puzo, se soltó de su agarre para tomarlo de los brazos mientras que él la tomaba de la cintura, solo se miraban. Al parecer este era el gesto favorito de ambos.
Mirar a la persona que más amaban sin demostrase otro tipo de afecto, y todo por miedo a sus sentimientos.
Era la relación perfecta, el mataría por ella y ella moraría por el.

— Liz, me gustaría que asista a cierta fiesta.

— ¿A que se refiere?

— Uno de mis socios, Don Lombardi realiza todos los años una fiesta, van políticos, policías, otros jefes de la mafia. Pero esto lo hace para una tapadera

— ¿Y qué información quieres?

— Que oculta

— Desconfías de tu socio?

— A estas alturas no confío ni en mi propia sombra Liz.

— Y qué pasa con Nino?

— Haría una pequeña excepción por él, mi ahijado y mi hermano.

— y yo?

Elizabeth sonrió y espero la respuesta del Don, el cual arqueó la ceja con una leve sonrisa, lo pensó unos segundos y respondió.

— No, no confió en ti, creo que eres espía de alguien más

— Vittorio!

El Don río, mientras que Elizabeth se soltó de su agarre para empujarle hacia atrás levemente igualmente riendo.
Luego de eso Puzo volvió acercarse a ella para tomarla delicadamente de los brazos.

— Confío en ti Elisabetta. Si fueras una espía, eres demasiado inteligente como para descubrirte. Por eso te pedí que lo fueras para mi, eres perfecta para esto... y para todo.

A la joven se le iluminaron los ojos al escuchar estas palabras, sus mejillas ardieron al sentir el tacto de Vittorio acariciando su mejilla.

— ¿Solo por eso me lo pediste?

El Don guardó silencio unos segundos. Una gran parte había sido por eso, necesitaba una espía como ella pero, era claro que había una razón más que ni él mismo tenía claro. Tal vez por el aprecio que le tenía, tal vez sol quería mantenerla a su lado, tal vez comenzaba a darse cuenta de que la amaba, o tal vez solo había sido por negocios. La mente del Don solo sabía dar vueltas, nadie provocaba lo que ella provocaba en el. Además él también tenía una idea equivocada de lo que pensaba el otro. Elizabeth creía que Vittorio la veía como su socio y le tenía en alta estima. Vittorio en cambio pensaba que la joven le veía con ojos de admiración y hacía lo que hacía por él por qué se sentía en deuda con el. Y con razón la misma joven se lo había dicho, tenía razones suficientes para creer eso.

— Si, y por qué le tengo le tengo alta estima

Los ojos de Elizabeth dejaron de brillar al escuchar esto, se hizo una pequeña idea de qué tal vez Vittorio podría decirle otras palabras. Con las cuales el amor que ambos sentían por fin saldría a la luz.
Simplemente sonrió y acaricio ligeramente la mejilla de Vittorio y se separó para caminar a la salida de esa habitación.

— Vitto... estoy un poco cansada, no te preocupes por mi caminaré a casa

— No hace falta.

Vittorio se apresuró a cerrar la pared y acomodar denuedo las cajas. Luego de eso se acercó a la joven para darle el brazo y ella lo tomó de él.

— Liz. Leonard te llevará a casa. Mañana por la tarde el mismo té irá a recoger y te llevará a mi casa.

— Bien, gracias Vitto.

•𝑃𝑎𝑠𝑎𝑑𝑜 𝑑𝑒𝑙 𝑓𝑢𝑡𝑢𝑟𝑜• #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora