Aceptación ~21~

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~Un día después~

— Elizabeth, tu amigo Davis está aquí.

— ¡Buenos días Señorita Colvin!

El joven tocó la puerta de la habitación la cual ya estaba abierta y saludó alegremente a la joven y se acercó a ella. Ella estaba tumbada en su cama, aún seguía mal, no había parado de llorar. A Edmund se le partía el alma al ver a esa joven alegre y carismática de esa forma.

— Levántate y arréglate. Tengo una sorpresa para ti, usted también puede venir Señora Colvin.

— Muchas gracias Sr. Edmund. Ve mi niña, te hará bueno salir un poco.

— Bien, bien... No se que haría sin ti Edmund.

Elizabeth le dedicó una sonrisa y él a ella, salió de su habitación para esperar que ella se alistara.
Cuando ella estaba lista, se subieron al coche de Davis y él condujo algún lugar que al parecer solamente Elizabeth no sabía dónde era, conocía a su madre y era claro que ella ya estaba al tanto de todo.
Davis se detuvo al frente de lo que parecía ser el edificio de un antiguo museo, ya lo había visto antes, estaba en venta, pero ya tenía el letrero de comprado.

— Entonces... ¿Adonde vamos Edmund?

— Ahí.

Él señaló el antiguo museo y sacó unas llaves de uno de los bolsillos de su sacó.
Elizabeth le miró y un brillo apareció en sus ojos, miró a su madre y ella le miró con una sonrisa.
Se apresuró para alcanzarle el paso, y cuando Edmund abrió el lugar ella entró como si fuera una niña pequeña entrando a una juguetería.
Se enamoró de todo el lugar, habían varias esculturas un poco viejas pero hermosas y material para hacer nuevas, algunos cuadros de paisajes también. Era como un paraíso para ella. Recorrió todo el lugar felizmente.

— ¿Este lugar es tuyo Davis? Por qué me verás aquí el resto de tu vida.

— Nop. Es tuyo.

— ¿Que? No. No lo voy aceptar Davis.

— Liza eres idéntica a tu padre. Deja de ser tan orgullosa. Este lugar lo pagamos el Sr. Edmund y yo a medias... bueno el pago gran parte pero yo también puse parte de mis ahorros. Es un regalo de ambos.

— Mamá... Este lugar es... es perfecto

La joven se acercó a una de las esculturas para mirarla mejor.

— Muchas gracias Davis, y a ti madre... En verdad no se que haría sin ustedes.

— No es nada Elizabeth. Sabes no te eh dicho pero. En realidad soy el dueño del Gotham Times.
Si necesitas tiempo para recuperarte te lo daremos, el Sr. Kane no va a despedirte.

Elizabeth había olvidado ese pequeño detalle que una vez Puzo elle dijo, fingí estar sorprendida y le dedicó una sonrisa.

— Davis... eso explica muchas cosas...Muchas gracias, y a ti mamá...

•••

~Un año después~

La joven Elizabeth tardado un año completo en poder recuperarse de... ese doloroso momento, pero ni aún así no había logrado superar el amor que sentía por Vittorio. Parecía que ella lo amaría para el resto de su vida.
Pero ya había aceptado que Vittorio no la amaba a ella y no la quería cerca de él.
Intento seguir buscando pistas para encontrar a Amy su sobrina hija de su mejor amiga fallecida Jessica, la razón por la que había aceptado ser la espía de Vittorio, pero al no tener más opciones, decepcionada de sí misma, renunció a la búsqueda de la pequeña.
La señorita había vuelto a su trabajo con normalidad, había realizado muy buenas entrevistas con personas como Charlotte Harris, Warren G. Harding​​​​ el nuevo presidente de Estados Unidos (en 1921)  y demás personas importantes. El Gotham Times estaba creciendo y estaba teniendo mucho reconocimiento.
Cuando Elizabeth terminaba con su trabajo salía a su pequeño paraíso el cual era una galería de arte donde ponía en exhibición sus esculturas y cuadros que compraba. Solía pasar su tiempo libre ahí, sin duda eso le daba tranquilidad.

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Luego de unas horas se cambió y salió del lugar, tomó sus maletas, partió al muelle de Nueva York donde se encontró con Edmund su nuevo y mejor amigo y algunos otros amigos de Davis

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Luego de unas horas se cambió y salió del lugar, tomó sus maletas, partió al muelle de Nueva York donde se encontró con Edmund su nuevo y mejor amigo y algunos otros amigos de Davis.

— ¿lista para tu segundo viaje a Francia?

— Si te soy sincera. Estoy muerta de nervios

— Ye divertirás, esta vez no solo visitaremos Paris, iremos a Versalles.

La joven sonrió y subió al barco junto a sus compañeros.
Sin duda parecía que ella realmente se había olvidado de él por completo. Pero en el fondo ella sabía que no.
Siempre recordaba los momentos que vivió junto a Vittorio. Cuando iban a cenar juntos, aquellos momentos cuando tenían que enfrentarse a otros mafiosos y Elizabeth terminaba salvando su vida. El besó, ese besó siempre se quedó en su corazón. Cuando se ocultó en el negocio para que la fiscal no le encontrara y luego él se abrió a ella y le contó su pasado, la tarde cuando la subordinada de Puzo Alicia le dijo que había comprado esos vestidos para ella.
Sin duda lo extrañaba. Pero acepto que nunca más volvería a verlo. Además el no quería volver a verla.
En ese momento la vida le enseñó una lección, algunas personas son la forma que tiene la vida de decirte que no se puede tener todo.
No importa lo que pase, nunca podrán estar juntos.
Esa era la cruel realidad, ella nunca podría ser feliz junto al lado del hombre que verdaderamente ama y siempre lo hará.

Ella era una ahora una nueva mujer. Se había olvidado de su pasado oscuro, ese pasado que durante toda su vida la persiguió, y aún que siempre lo recordaba con un tipo de nostalgia no quería volver a él. Quería ser la periodista que siempre soñó.

— Venga Elizabeth deja de mirar el mar, mejor ven a bailar.

Edmund la tomó de la mano para obligarla a seguirle y ambos comenzaron a bailar con la música junto a sus otros amigos y compañeros de viaje.
Sin duda viajar a Francia era su viaje favorito desde ahora, era un país hermoso lleno de cultura. Solía tomar nota de cada una de sus aventuras y cosas que miraba la torre Eiffel era su destino favorito para fotografiar. Estaba lista para volver y hacer un artículo sobre su viaje hablando de todas las bellezas de Francia y esta vez no solo de Paris si no también de Versalles, dando se el lujo de conocer varios castillos y lugares hermosos en la antigua capital de Francia.

Luego de un mes lleno de felicidad junto a sus amigos era hora de volver a la famosa ciudad de Nueva York. El lugar que la convirtió en todo lo que era ahora.

•𝑃𝑎𝑠𝑎𝑑𝑜 𝑑𝑒𝑙 𝑓𝑢𝑡𝑢𝑟𝑜• #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora