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Luego de una semana aproximadamente el barco al que la Señorita Vitale se había subido llegó a su destino. Llegó al puerto de Messina, Sicilia.
Tomó un tren el cual la llevó a su pueblo donde nació, Corleone.
Una vez allí caminado hasta la casa de su abuela, la madre de su padre. Él solía llevarla de visita conforme fue creciendo, pero cuando empezó la Universidad no volvió a poner un pie en Italia.
Como solía hacer antes cuando trabajaba camino por todo el pueblo hasta que llegó al bar de su familia, no reconoció a la mayoría de Las personas que estaban ahí pero posiblemente por qué eran los clientes.

— ¡¿Elisabetta!?

— ¡Nonna! — La joven dio una gran sonrisa y corrió a su abuela para darle un abrazo.

— Ragazza mia, non ti vedo da anni, ¿ e tua madre?

— Sono contento di rivederti, sono in America ... ho molto da dirti.

— Certo, siediti, tuo nonno si occupa di alcuni clienti ma verrà.

Elisabetta volvió a darle un besó a su abuela en ambas mejillas y la ayudó a sentarse en una mesa libre, ella le contó todo a su abuela, todo desde que entró a la universidad hasta lo que había pasado hasta hoy, también le contó quien era Vittorio y su familia. Después de todo los Vitale eran amigos de los Puzo por eso la mayoría de hombres Vitale eran parte de la familia Puzo. Era curioso, es como si el mundo y destino quisieran que Elisabetta y Vittorio estuvieran juntos.

— Elisabetta, niña bonita me alegra verte — la muchacha se puso de pie y abrazó con la misma alegría a su abuelo.

Derrepente se separaron al escuchar un pequeño estruendo, un hombre discutía con otros, pues lo estaba echando pero él no quería irse.

— Abuelo, es ese hombre otra vez!

El hombre se fue con su nieto hablando entre dientes, La señorita solo volvió a sentarse junto a su abuela y miró a lo lejos al hombre al cual intentaban sacar del lugar.

— ¿Quien es el hombre?

— Creo que se llama Dante D'angelo, salió hace unas semanas de la cárcel, asesino a su esposa y sus dos hijos desaparecieron, viene de Cefalú, pero ahora vive en Corleone ya que le dieron una casa, o algo así me contaron. No les hagas caso niña bonita, cuéntame ¿amas a ese hombre? ¿Por eso estás aquí para hablar con su familia y pedirles ayuda?

— Si... y por favor no te enfades pero...

— Estas embarazada.

— Que... ¿p-pero como?

— Es algo de familia, niña bonita, ademas soy vieja y sabía, se nota tu forma de caminar y en tus ojos, solo no le digas a tu abuelo.

— Bueno, realmente camino coja por qué tengo una herida de bala. Como sea abuela, en el fondo vengo aquí para... pensar... pensar bien lo que voy hacer.

— Bueno mi niña bonita, te llevaré a casa y te revisaré para saber cómo estás, hasta que no camines bien no podrás ir con los Puzo.

La señora Vitale se puso de pie y tomó a su nieta de la mano, caminaron un poco fuera del bar para llegar a su casa, Elisabetta se quedó en la habitación donde solía dormir cuando venía a quedarse con su padre.
Ella se tumbó y su abuela se aseguró de sanar con algunas esencias naturales y demás, la herida de la joven y luego revisó su vientre y le hizo algunas preguntas acerca de todo lo que había sentido.
La Sra soltó una pequeña risa y le sonrió con ternura.

•𝑃𝑎𝑠𝑎𝑑𝑜 𝑑𝑒𝑙 𝑓𝑢𝑡𝑢𝑟𝑜• #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora