En 1920 una joven intenta olvidar su pasado volviendo a la ciudad de los hechos esta vez para estudiar en una Universidad importante y dedicarse a una carrera digna de ella. Pero no cuenta con que su pasado es su destino y su amor del presente y eso...
— ¡¿Como que Vittorio vendrá!? ¿Como es que conseguiste llamarle y decirle que estabas aquí? ¡¿Como es que siempre te sales con la tuya!?
— Davis cálmate! ¿por qué Vitto te desagrada? — El muchacho se cruzó de brazos y se apartó de ella. Elizabeth dejó las cosas en su lugar y guardó su arma en su media.
— No, me desagrada... Es qué hay algo que no me cuadra. Y saber quien es no ayuda.
— Mira Davis... me prometiste algo y debes cumplirlo ¿vale? Vittorio y yo estamos... en medio de algo y quiero acabar con esto ya, pero él no me dejará hacerlo. Él vendrá y yo saldré, solo quiero que vea que estoy bien, y luego yo me iré ¿Hay alguna puerta trasera? Y... ¿Dinero?
— Elizabeth... no quiero que pongas tu vida en peligro.
— Solo... confía en mi ¿si? Aún que no me perdones, aún que me odies. Confía en mi solamente esta vez. —Elizabeth tomó las mano de Davis. — Por favor. — Davis rodó los ojos y suspiró.
— Bien. ¿Que necesitas?
Elizabeth dio una gran sonrisa y besó amabas mejillas del joven.
— Crees que puedas conseguirme un barco a Italia?
— S-si, puedo hacer alguna llamada.
— Bien, y necesito hacer 2 cartas, te las daré y luego de una semana las entregarás cada una tendrá su dirección. Y tienes alguna salida trasera?
— Bueno, realmente no, pero hay un pasadíso en la habitación de invitados de abajo, es la única puerta cerrada, podría apostar toda mi fortuna a que encontraras el pasadizo... ¿Que harás? Talvez podría ayudarte.
— No le dirás a nadie ¿okey? — El joven negó . — Iré a Sicilia a mi pueblo con mi abuela, hablaré con el tío de Vittorio, me ayudará con algo y luego volveré a terminar con todo esto, en uno o dos meses el tiempo justo antes de la asamblea, será lo complicado. No sé si salga viva, por eso te pedí que cuidarás a Amy.
— Elizabeth... Por favor vuelve sana. — la joven sólo guardó silencio y le sonrió de medio lado.
La ama de llaves tocó la puerta para informar que Vittorio ya había llegado, Davis bajo para recibirlo al igual que Leonard. Elizabeth se miró a un espejo y se arregló un poco, miró por la ventana. La casa estaba rodeada de los hombres de Vittorio, por suerte nadie conocía el pasadizo secreto que Davis le había dado, era algo que le había añadido a su casa después de que le habían robado.
La muchacha bajó las escaleras y al ver a Vittorio, dio una gran sonrisa y corrió hacia él con un poco de dificultad por su pierna herida. Vittorio notó esto y la abrazó como si no la hubiese visto en años, luego de eso le dio un besó en la frente
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Se sentó junto a ella y la tomó con fuerza de la mano, y volvió a besarla esta vez en los labios.
— ¿Quello che è successo? Mi hai preoccupato, pensavo di averti perso — El Don acarició el cabello de la joven.
— Sto Bene, è solo un ... graffio — El Don soltó una pequeña risa.
— Liz... creo que... debes dejar este asunto de Juliano. Y yo igual... me da igual lo que él haga, solo quiero que estes a salvo.
— Ya hablamos de esto Vitto. — La joven acarició la mejilla de Vittorio. — No importa lo que me digas, no me harás cambiar de opinión. Vamos a terminar con esto... voy.
— De que hablas?
— De nada. Solo digo que por favor déjame terminar con esto y luego, te prometo que jamás, jamás volveré a meterme en nada de tus negocios.
— Eres imposible...
— Perdoname Vitto pero... Cada vez que lo veo siento cada vez más odio por ese hombre, se que vas a reprocharme pero solo quiero quitarlo de mi camino. Se llevó a Amy, pasó lo qué pasó conmigo, y aún no tengo muy claro si él fue quien quiso asesinar a Leonard, y si es así... no tienes idea de lo que pienso.
— Está bien. Confiaré en ti, asegúrate de que salgan a cenar solos, o llévalo a un lugar específico.
— De hecho creo que será un poco más complicado... — Ella miró un momento atrás del Don y vio a Davis quien le hacía un gesto para que mirara su reloj dándole a entender que tenía que irse.
— A que te refieres?
— Te amo, nunca lo olvides ¿si? — Elizabeth le dio un besó en los labios, uno de él que ella no quería separarse pero debía hacerlo. — Debo ir al baño... te amo. —
La muchacha tomó con fuerza la mano de Vittorio y la besó, luego acarició su mejilla, le sonrió y cuando notó su vista borrosa se dio media vuelta y camino por un pasillo buscando la puerta cerrada que Davis le había dicho. Vittorio no entendía por que ella actuaba así, se puso de pie y miró por la ventana esperando a la joven.
Elizabeth entró y volvió a cerrar, se acercó a la cama la cual tenía hojas en blanco, una pluma y tinta, y también un bolso de mano el cual tenía adentro su boleto de barco el cual salía en unos 30 minutos y una buena cantidad de dinero y una llave. La joven tomó las hojas y escribió dos cartas y en la otra hoja la dirección de cada una. Luego de eso hizo lo mismo que antes, camino por toda la habitación dando vueltas esta ves solo mirando. Se detuvo a mirar un cuadro el cual era un poco grande y ligeramente alejado del suelo. Lo apartó un poco para mirar que había detrás, se encontró con una puerta la cual estaba cerrada, sacó la llave de su bolso y la probó, esta funcionó y Elizabeth entró para volver a cerrar con la misma llave.
Camino apresurada por el pasillo hasta llegar al final de este donde se encontró con unas escaleras, las subió y había una puerta más, una la cual salía a dar a un pequeño local abandonado. Alguna que otra vez lo había visto por afuera cuando caminaba por la ciudad. Salió y camino lo más rápido que pudo hasta el muelle donde tuvo suerte y su barco aún no había zarpado.
— Sra. Holmes ¿Que pasa con la Srta. Colvin? — Pregunto Davis quien "esperaba" a la joven junto a Vittorio y Leonard.
— Sr Edmund, la Señorita se ah ido.
— ¿Como que se ah ido? ¡¿Adonde!? — Pregunto el Don desesperado.
— Pues por la puerta de atrás, se fue tranquilamente por eso no la detuve.
— Eso es imposible, hay hombres rodeando por completo esta casa.
— Jefe, ya conoce a Elizabeth, seguramente sólo les dijo unas palabras para convencerlos sin problemas. — Dijo Leonard intentando calmarlo, él no sabía nada por lo que pensaba que seguro había ido a la sala del Gorrión. — Seguramente se fue al Gorrión, llamaré a Alice.
Vittorio suspiró molesto y se despidió de Davis con un mínimo desagrado, Leonard y él salieron de aquella casa. Durante la semana que Elizabeth estuvo desaparecida el Don hizo hasta lo imposible por encontrarla, visitó el gorrión todas las noches, con Juliano no estaba ya que él también iba y actuaba como lo hacía común mente. Envío hombres a buscarla por casi toda la ciudad, incluso a su antiguo hogar en Kentucky, le pregunto millones de veces a sus hombres si la avían visto irse, a Leonard si conocía su plan y también a su madre a todos. Incluso visitó a Davis para hacer lo mismo, lo hizo durante todos los días. Vittorio sabía que él tenía algo que ver.
Cuando pasó la semana que Elizabeth le dijo a Davis, él se hartó de las visitas insistentes del Don. Le entrego la carta que le correspondía y no dijo una palabra más. Vittorio la tomó y vio el nombre del propietario.
— Sabía que sabes donde esta.
— Le prometí no decir nada, posiblemente esa carta tenga la respuesta a tus preguntas, no puedo decirte más.
Davis se alzó de hombros y se marchó posiblemente a su habitación o quien sabe, dejó solo a Vittorio quien dio media vuelta y se marchó a su casa para leer la carta.