60. Mi punto y aparte

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~ VILLA ~

Todo comenzó como las grandes cosas. Poquito a poco. Haciendo música, ocultando los "te quieros" entre risas, disimulando el amor, luchando contra la distancia, el ridículo y el olvido. Como una semilla diminuta que va creciendo y sólo llega a convertirse en árbol si aguanta los vientos, las tormentas y las sequías.

Una vez leí que toda relación era como una fogata a la que había que acudir cada día a echar un leño para que se mantuviera encendida. Son esos pequeños actos de amor cotidianos, que más que con la pasión y las palabras, tienen que ver con el cuidado, la ternura y la confianza.

Ruth y yo habíamos cometido muchos errores, pero por fin estábamos juntos y no iba a permitir que ese fuego se apagase nunca más. Había pasado por la oscuridad de perderla, el miedo al fracaso y ahora, a su lado, era el hombre más feliz del mundo. Y no, no podía jurarle la eternidad, pero me llenaba de esperanza que su concepción sobre el amor fuera tan similar a la mía.

- Isa, canta "Contigo" de Sabina- le pidió ella aquella tarde en La Morat.

Habíamos viajado juntos a Bogotá cuando los Vargas estuvieron medianamente recuperados. Pero aquel fue el primer día que la pude disfrutar. Ella no había parado de hacer contactos para dar a conocer a El Espeto y a otros artistas.
- La veo menos que cuando estaba en España y eso que está viviendo conmigo.- me quejé, haciéndome el mimoso.
- Es para que me eches de menos- dijo ella, dándome uno de esos besos que me quitaban el sentido.

Pero por fin, pasábamos una tarde todos juntos. Los cuatro, ella, Mauricio y le presentamos a otros amigos como Sebastián Yatra. Ella estaba sentada sobre mis rodillas, mientras yo la abrazaba y contemplábamos y oíamos reír a nuestros amigos un poco ajenos a ellos, como en una burbuja donde nos bastaba con mirarnos para seguir respirando. Fuera llovía con fuerza y el frío arreciaba la ciudad.
- Cántenos algo, Ruth.- le solicitó Yatra, que no se cortaba.

Le di un beso en la mejilla y dejé que se me escurriera de entre los brazos. Agarró el ukelele que le tendía Isaza, se sentó sobre la alfombra y comenzó con esa voz dulce que enamoraba sin remedio y sin billete de vuelta a quien la escuchaba. Ella y un sólo instrumento de cuerda. No precisaba de más para crear una atmósfera mágica y convertir las canciones tristes en bellas y las más simples, en obras de arte.

Dormía en casa, en la habitación de invitados, como ella misma había querido que fuera.
- Me muero de vergüenza con tus padres...- había dicho.

Mis padres se asombraron cuando se la presenté. Supongo que habían imaginado otro tipo de chica para mí, pero no hicieron comentarios.

Esa noche acudí a su habitación cuando todos se habían acostado para preguntarle por el día, no habíamos tenido ni un instante de intimidad, pero ella dormía plácidamente y no quise despertarla. No pude evitar sentarme en el borde de la cama para verla dormir. Tan bonita... Con su pelo lleno de trencitas y su rostro bronceado tras el verano en España.

Cuando salí de puntillas, mi madre me chistó desde el pasillos.
- La quieres mucho ¿cierto?
- ¡Mami! ¡Me asustó! ¿Qué hace despierta?
- No evada mi pregunta. Quiero saber más de esa muchacha. Cuénteme. Es tan diferente a otras novias que ha tenido...- me condujo a la cocina y me obligó a sentarme.
- Sí, es diferente. Y quizás sea lo que me llamó la atención de ella. Es todo lo que había buscado hasta ahora sin éxito. Cuando la conozca más, lo entenderá.
- He visto como la mira... Le brillan los ojitos... Y ella parece buena niña, que es lo que importa. Si usted está feliz, tu padre y yo también.
- Gracias, mamá. Me voy a dormir- me despedí, besándola.

A los pocos días, Ruth y yo preparamos una ruta mochilera para ascender por todo el Eje Cafetero. Yo nunca había realizado un viaje de esas características. Estaba acostumbrado a algo más cómodo, pero insistió.
- No te aseguras la ausencia de problemas y dificultades. Pero se aprende y se disfruta más. Y es más ecológico.- argumentó.

Soñé un verano que se hiciera eterno...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora