~ VILLA ~
Notaba que me costaba tragar saliva. Di un trago al mojito y esperé a que soltara un comentario gracioso, pero no lo hizo. Por el contrario, me quitó la copa de las manos, la dejó sobre la barra sin dejar de mirarme.
- Ruth, ¿qué pretendes?- alcancé a pronunciar.
- Me muero por darte un beso- me susurró.¿Qué carajo estaba ocurriendo? Yo también deseaba besarla, pero ¿así?
Sentí que se acercaba a mí y depositaba un beso en mis labios.
- Estás muy tenso... Relájate.
Acarició mi cabello y volvió a besarme. Esta vez no me resistí y le devolví el beso con fuego
- No podemos hacernos esto, Ruth- lo corté antes de lo que el cuerpo me pedía. ¿Cómo me convertía en su esclavo sólo con tocarme con esa boca?
- ¿Hacernos qué?
- No lo sé... Quedamos en ser amigos.
- ¿Y crees que podemos serlo?
- ¡Sí! Algún día... Necesitamos más tiempo, tal vez...
Me apoyé sobre la barra y escondí la cabeza entre las manos.
- Sólo ha sido un beso, Villa. ¿O es que no te ha gustado?
Hizo un pucherito, pero seguía jugando. Sabía que jugaba conmigo y estaba disfrutando.
- Claro que me ha gustado. Siempre fue una especialista en robarme el aliento.- concedí sonriendo- Pero esto puede empezar como un juego y terminar mal. No voy a volver a hacerte daño nunca más, Ruth.Por un momento, su fachada de seguridad y alegría fingida pareció resquebrajarse. Pero logró mantenerla.
- Tú te lo pierdes.- me lanzó una sonrisa sarcástica.
- Voy a rescatar a su amiga de nuestro guitarrista. Creo que ya no sabe qué hacer para sacárselo de encima- busqué una excusa. Necesitaba alejarme de su influjo.
- Villa...- me llamó y me giré- ¿Puedo hacerte una última pregunta?
- Estás a tiempo.
- ¿Te fuiste con otra porque no me acosté contigo?Aquella era la pregunta que menos hubiese esperado. Pestañeé varias veces seguidas como si así esa pregunta fuera a desaparecer.
- No. Obviamente no. ¿Por quién me toma? Yo no... Creía que me conocías. ¿En serio piensas eso de mí? Llevo tanto tiempo sin... que no lo puedo decir en voz alta...
- Desde esa chica...
- Con esa chica sólo fueron unos besos. Sé que no es excusa, pero yo lo estaba pasando mal y qué sé yo... Caí... Pero no hubiera permitido llegar a tanto.- negué con la cabeza. Estar hablando de mi intimidad con Ruth me resultaba inverosímil. Me aproximé hasta ella y le di un beso de despedida en la mejilla - Creo que deberías reflexionar sobre qué estás haciendo con tu vida, quién eres, quién quieres ser y aclarar ideas, Ruth. Buena suerte.~ Ruth ~
Me moría de la vergüenza. Dios mío, qué corte me había dado... Cómo había podido meter la pata tan al fondo... Él no era quien yo llevaba semanas pensando... Era el de antes. El que había conocido y del que me había enamorado. Y de quien, de hecho, seguía enamorada de manera totalmente inevitable y además, totalmente racional, porque ¿dónde iba a encontrar un chico así? Villa reunía todo lo que se espera de un buen amigo y tenía todo lo que yo buscaba en una pareja. Pues bien. Lo había chafado. Toda la madurez que había mostrado en nuestra charla anterior se había ido a la mierda. ¿Qué pensaría de mí? Dios mío... Quería dormir y no levantarme de la cama en trescientos millones de años...
- ¿¿¿¿QUÉ????- sí, Eva power- ¿¿¿QUÉ HAS HECHO QUÉ??? Pero ¿no hay suficientes peces en el mar que te tienes que enrollar con tu ex??? ¡Es una ley no escrita: nunca vuelvas a tener nada con un ex!!
Habíamos quedado esa mañana para ensayar. La primera tras mi vuelta. Teníamos entre manos un nuevo proyecto que más adelante explicaré.
- Yo vi mucha tensión sexual ahí sin resolver, también te lo digo- comentó Mar con su típico desparpajo.
- A ver, yo creo que lo que está pasando aquí es más que cualquier tipo de tensión- opinó María- Yo creo que los dos seguís enamorados y ninguno quiere dar el paso de reconocérselo a la otra parte.
- Después de esa noche, te digo yo que se le ha caído la venda de los ojos y se ha desenamorado- musité.
- Nadie se desenamora tan rápido. Ha pasado mucho tiempo, habéis estado distanciados, habéis superado obstáculos propios y ajenos... Y esta historia nunca termina, porque estáis enamorados. Si no hay más que verte, mujer, para darse cuenta.
- A ver, Ruth, sé sincera, sobre todo contigo misma ¿le quieres?- preguntó Bea con calma.Las miré una a una. Cada una de ellas esperaba expectante mi respuesta.
- Es que no lo sé...
- ¡Oh, vamos, Ruth! ¡Claro que lo sabes! No hay un término medio.- se quejaron- ¿Sigues enamorada: sí o no?Asentí en silencio y escondí la cabeza entre las rodillas, mientras un "ooooh" llenaba la habitación.