~ VILLA ~
No podía creer que le estuviera haciendo caso y que me fuera a regresar a Madrid con la excusa del trabajo. Nadie se toma tan en serio sus responsabilidades como yo, pero la intuición me mandaba quedarme. Más ahora, con Sergio presente. Era un buen tipo, pero sospechaba por qué estaba allá y no me gustaba. Había avanzado con Ruth y temía desandar camino o que se bloqueara si recibía alguna señal de otro lado.
La reconocí de lejos y por su postura corporal, percibí que algo sucedía.
- Buenos días a lo más lindo que he visto en lo que va de día.- saludé animadamente- ¿Qué pasó?
- Hola Villa- me besó la mejilla- Nada, no he dormido muy bien ¿Y tú?
- ¿Y Sergio? ¿No viene contigo?
- Mejor no- contestó con amargura, desviando la mirada.
- Uy, que raro se me hace. ¿Me va a contar qué ha pasado entre ustedes?
- Nada. No quiero pasar nuestras últimas dos horas hablando de Sergio. Es sólo que está raro. Pero ya lo solucionaré luego con él. ¿Paseamos?- me tendió su mano y la acepté, como si fuera lo más habitual entre nosotros.- Parece que te ha bajado la inflamación- comentó, inspeccionando mi mejilla.
- Ahora está amarilla.
- ¿Te duele?
- Un poco. Pero me sirve para acordarme de ti y entonces me duele un poco menos- bromeé.- ¿Se sabe algo de tu hermano?
- Sigue en busca y captura.
- ¿Te vas a quedar acá hasta que lo encuentren?
- Si puedo... Pero en agosto, vuelvo sí o sí a Madrid y concerté algunos compromisos en Barcelona. Pero tengo una idea ahora que contamos con algo de tiempo, ¿por qué no hacemos planes? ¿Cuándo volvéis a Colombia?
- A mediados de julio, en principio. Continuamos promoción del nuevo disco por allá. Luego, en diciembre, regresamos a España para la gira. Podríamos colaborar con su proyecto, preparando un concierto en sus locales.
- Eso sería genial. Pero habría que prepararlo cuanto antes. Hablaré con Pedro.
- Listo. ¿Y usted y yo?
- ¿Qué?
- ¿Cuándo vamos a estar así, como en estos días?
- Podrías invitarme a Colombia.- bromeó.
- Eso está hecho. ¿Cuándo quieres?
- El problema es que de julio a noviembre tengo a un par de bandas con giras mínimante importantes y tengo que estar aquí. Bueno, me queda concretar alguna fecha... Igual... En cuanto vuelva a Madrid lo estudió detenidamente. ¿Te imaginas ir a Bogotá?
- Lo veo. Aunque corre el riesgo de que la secuestren...
- No me digas eso- puso cara de susto.
- Hablo de mí. Yo la secuestraré.
- En ese caso... Sería una buena prisionera.Habíamos llegado a la estación y yo tenía mi billete. Apenas faltaban unos minutos para que el tren llegara al andén.
- Te voy a echar mucho de menos- me dijo- Ojalá no tuvieras que irte.
- No, pues si es usted la que me echa. Yo me hubiese quedado un tiempito...
- No quiero ser un impedimento para tu brillante carrera- se excusó.
- Usted no me impide nada, pero por el cariño que me inspira su persona, y no por otro motivo, es que le estoy obedeciendo.
- Necesito pedirte un favor- bajó la voz - Prométeme que no te olvidarás de mí. Pase lo que pase.
- ¿Olvidarme de usted? ¿Se ha vuelto loca? Ni que fuera posible.- dije entre risas, pero enseguida retomé la seriedad- No la voy a olvidar nunca. Ni en mil vidas.Nos miramos en silencio. Era el ser más hermoso sobre la faz de la tierra.
- No te puedes marchar sin cerrar una conversación que se nos quedó pendiente.- señaló aproximándose más a mí.
- No. Pero por si acaso, apague el celular, no vaya a ser que no podamos terminarla- la abracé por la cintura y le retiré un mechón de pelo que le caía sobre la cara.Su brazo me rodeó por la nuca y me acarició el cabello provocándome un escalofrío que recorrió toda mi espina dorsal. Después sus labios se unieron con los míos y nos besamos con furia, como si quiéramos realmente fusionarnos en uno solo.
"El tren con destino a Madrid - Atocha ha efectuado su parada en el andén tres", se anunció por megafonía.
Al separarnos, el mundo me parecía un lugar más perfecto para vivir.
- Ojalá esta conversación no tuviera que terminar nunca- sonrió con una media sonrisa pícara.
- Te amo- me lancé- Te amo, Ruth.Y ella volvió a besarme como respuesta.