~ VILLA~
Un rayo de sol atravesó la persiana y me dio en los ojos, despertándome. Me removí en la cama, perezoso y miré a mi alrededor. La cama de Isaza continuaba vacía desde la noche. Sonreí, imaginando que había encontrado a alguien en el pueblo que le alegraba las noches y le sacaba a Andrea del corazón.
Me preparé en silencio para el encuentro matutino con Ruth. Era el mejor momento del día. En el que la tenía sólo para mí, en intimidad y ella no ponía distancias. No comprendía porque cuando estábamos todos juntos, buscaba otras compañías antes que la mía. Era nuestro último día juntos y me moría por abrazarla y no soltarla jamás.
Me volvía loco y también suponía un enigma por resolver. Su forma de vida y de pensar era tan diferente a la mía que era un permanente aprendizaje y descubrimiento.
Me encaminé a la playa y los vi de lejos. Dos bultos sobre la arena y entre mantas. Me acerqué lentamente por la arena. Distinguía a Isaza, pero no veía bien a la chica...
- ¿Ruth?- me sorprendí preguntando.
Ella se restregó los ojos y me miró, para inmediatamente taparse con la manta.
- ¡Debo tener un aspecto horrible!
- Buenos días, papo... - Isaza se desperezó a su lado - Nos debimos quedar dormidos anoche...
- ¿Qué hacen acá?- pregunté asombrado.
- Nos debíamos una charla de amigos- contestó Ruth, asomando su cara por debajo de la manta- Qué vergüenza... Dame un segundo para arreglarme y estoy contigo!- se levantó de un salto, me besó en la mejilla y salió corriendo.Era bella hasta recién despierta. Luego miré a Isaza, pidiendo una explicación y lo pillé mirándola con una sonrisa embobada.
- ¿Qué le pasa?- le regañé.
- Ay, no se lo tome a mal, hombre- rió tranquilo- Es sólo que su novia es muy divertida.
- No me dijo que se iba a reunir con ella.
- Ah no. Porque ésta era una charla entre ella y yo- soltó otra risita bromista.
- ¿Cómo de qué o qué?
- No se ponga a la defensiva. Sabe que para mí, las novias de mis amigos son sagradas.- Isaza suspiró y miró el mar- Tienen que hablar antes de despedirse.
- Sabe que estoy acá para ella... ¿hay algo que no me haya contado? Porque no lo entiendo. ¿No confía en mí?
- Deje esa actitud. Usted sabe que hay cosas más fáciles de hablar con un amigo que con una pareja.
- No me pidas que comprenda que mi novia prefiera dormir con mi mejor amigo que conmigo.
- Argh... Villamil... Eso fue casual. Nos quedamos dormidos sin querer. Confíe.Me sentía rabioso y dolido con los dos. El mismo fuego que ardía dentro de mí por ella, entonces me consumía.
- Ya estoy lista- llegó Ruth y me tendió una mano para ayudar a levantarme.- ¿Vamos?
- Sí. Creo que tenemos que hablar de muchas cosas, ¿no?Ella lanzó una mirada a Isaza y éste respondió lanzándole un guiño.
- Mejor me voy yo y les dejo a ustedes esto para que charlen tranquilos- dijo levantándose.Le señalé las mantas para que se sentara primero y lo hizo.
- ¿Hay algún problema?- me preguntó cohibida.
- Dímelo tú.- y al momento me arrepentí de mi tono.
- De mi parte no... El único problema es que te tengas que ir mañana.- hizo un amago de sonrisa.
- A veces creo que no te importa...
- ¿Cómo puedes decir eso? ¿Qué pasa, Villa?
- Pasa que ayer me huías, que prefieres contarle tus problemas a Isaza antes que a mí y que... Habéis dormido juntos, carajo!
- No lo puedo creer- lanzó una risita- ¡Estás celoso! Y no te pega nada. ¿Es que no te he demostrado todavía que te quiero? Has derribado todas mis fronteras. Y estoy aquí, contigo, cuando nunca creí que viviría algo así.- me tomó la mano y se la llevó a los labios- Sabes que Isa es mi gurú espiritual. Siempre me ayuda hablar con él...
- Quizás yo también te podría ayudar si me contaras...- bufé.
- Por supuesto. Pero no en cuestiones que te atañen y de las que te pienso hablar ahora que tengo las ideas más claras. Isa contagia esa tranquilidad natural suya... Y me ayuda... Y te aseguro que quedarnos dormidos fue circunstancial. No tuvo nada de romántico.Sentí que estudiaba mi expresión y finalmente la miré, sucumbiendo a sus encantos. Se puso a horcajadas sobre mí y me besó.
- Qué tonto te pones- rió y volvió a besarme.
- Listo, tienes razón. Perdona a este imbécil- reconocí. Confiaba en ella y mucho más en Isaza que era como mi hermano y al que conocía desde que éramos niños- Pero prométame que no va a haber secretos entre nosotros.
- Prometido. Y procedo a contarte lo mismo que a Isaza, pero no te enfades.
- ¿Por qué tendría que enfadarme?
- Tú, prométemelo.
- Dale. Lo prometo. Abra esa bocota.
- Soy una mujer independiente y necesito que entiendas que preciso de mi espacio personal. Quiero vivir esta relación con normalidad, no estando pegados, aunque ese imán que tienes me atraiga hacia ti de manera irresoluble. Ayer fue lo que intenté, aunque quería estar todo el tiempo cerca tuya y abrazada a ti. Vamos a estar separados mucho tiempo. Tenemos que acostumbrarnos.
- Entiendo la primera parte de que necesites espacio y prometo no ser tan cariñoso...
- No es eso...
- Pero no comparto eso de que tengamos que acostumbrarnos ya a la distancia. Los propios acontecimientos de nuestra vida nos harán caer en esa costumbre.
- Algo así me ha dicho Isaza. Así que "mea culpa". Soy nueva en esto... A veces no sé cómo actuar.
- Sólo quiérame.
- Es lo único que hago las 24 horas.Sonrió y la besé. Podría estar pegado a esos labios 24/7.
- ¿Y por eso me iba a enfadar? ¿Por tan ogro me tienes? ¿Tan enojón soy?
- ¿Es una pregunta trampa?- preguntó conteniendo la risa.
- Ya va a ver...Comencé a hacerle cosquillas y cayó retorciéndose sobre la arena, conmigo por encima. Hasta que me detuve y me quedé quieto, contemplándola.
- Te deberías sentir afortunada porque haya alguien amándote con esta devoción.
- Y lo hago.
- Falta algo por contarme ¿cierto?- pregunté incorporándome.
- Sí.- se arrodilló y se sentó sobre sus talones frente a mí.- El último día que pasamos en Granada... Sergio se me declaró.Sentí como si me pegaran un puñetazo en el estómago y la sangre comenzó a hervirme en las venas, pero me mantuve relajado en apariencia. Sabía que llevaba años enamorado de Ruth ¿y le daba ahora por decírselo? Algo intuí cuando apareció por Granada aquel día, pero no quise darle importancia.
- Vaya... Y ¿cómo te lo has tomado?
- Al principio, me enfadé con él. Pero luego estuvimos hablando... Y está sufriendo mucho... Y por culpa mía.
- No es así. Tú no eres la causante de su malestar. Tendrá que olvidarla o vivir con ello como todos estos años.
- ¿Tú lo sabías? - me miró incrédula.
- Me lo confesó al poco de conocernos, sí. Un día que estaba algo bebido.
- ¿Por qué no me lo dijiste?
- ¿De qué hubiera servido? Además, me dejó de hablar... Lo que no sé es a qué viene ahora decírselo. ¿Le molesta vernos enamorados?
- ¡Le duele! Y trabajamos juntos... Vamos a tener que seguir viéndonos... Y es mi amigo... No quiero verle mal.
- ¿Y por qué no dejas de trabajar con él? Puedes venir a Colombia y trabajar con nosotros. No te faltarían más oportunidades laborales...
- ¿Quieres dejar de pensar en ti por un segundo?- gritó- No voy a dejar mi vida por ti. Y te estoy hablando de una de las personas más importantes de mi vida. No es cualquiera. Si él está mal, yo estoy mal. ¿Puedes entender eso?El ambiente se había tensado en un instante. Quise tragar saliva, pero tenía la boca seca. Me había dejado paralizado verla así. ¿Había dicho que era la persona más importante de su vida? ¿Dónde me dejaba a mí eso?
- Bien. ¿Qué propones?
- Nada- sollozó con los ojos húmedos- Sólo quería contártelo, para que no haya secretos entre nosotros.
- ¿Van a continuar viéndose?
- Por Dios, Villa: trabajamos juntos. No puedes pedirme que lo deje.
- Y dime, ¿cómo lo vivo? Vamos a estar separados por miles de kilómetros mientras un tipo que está loco por ti, está contigo cada día. ¿Qué hago para que no me importe?
- ¡Confiar en mí!- exclamó, su mirada convertida en reproche- He vivido con Sergio casi toda mi vida y nunca le he dado pie a nada, incluso cuando no estaba enamorada de nadie. ¿Qué te hace pensar que ahora...? Pero le quiero. Es mi mejor amigo. ¿Puedes ponerte en mi piel, por favor? No sé qué te pasa. Desconfías de Isaza, de mí varias veces... No te he dado motivos- dijo suavizando el tono.
- Siento que siempre estoy en segundo lugar...
- Y sin embargo, te he dado el primer puesto en mi vida. He traicionado mis convicciones por ti... Te quiero, ¿qué tengo que hacer para que me creas?
- Perdona... He dicho cosas sin pensar... Estoy nervioso por el viaje... Tengo la cabeza llena de cosas... ¿Puedes dejarme solo un rato? Necesito... Aclararme.
- ¿Estás enfadado?- sollozó.
- No. No, mi amor- dije besándole la frente- Lo siento... Necesito... pensar.
- Claro- contestó con un hilo de voz.Y depositando un beso en mis labios, se fue.