~VILLA~
- Qué bacana ha sido esta colaboración- comenté mientras recogía los vasos, nada más retirarse nuestros nuevos amigos.
- Sí. Y la mánager ¿no?- se burló Monchi.
Le miré. Los tres me miraban y se echaron a reír.
- ¿Qué pasó? Me he perdido.
- Estaban muy juntitos mientras le enseñaba a tocar el banjo. La excusa perfecta ¿eh?- se chanceó Isaza.
- ¿De qué hablan? ¿Cómo quieren que le enseñe a tocar si no? ¡Argh! Ustedes no piensan en otra cosa. Yo estaba centrado en la música.
- Nadie le recrimina, papo. Es linda.
Siguieron con el tema hasta que nos fuimos a dormir. Y me daba la sensación que iban a tener broma para rato. Sin embargo, al recordar cómo me había sentido durante toda la tarde, me di cuenta de que la felicidad se acentuaba cuando la recordaba a ella. Nunca había conocido a una chica con esa misma pasión por la música, con talento, con la que compartía gustos y además, tan divertida. Había sido lindo cuando estuve tan cerca de ella. Olía a coco. Y nuestras miradas se habían cruzado un par de veces, tan cerca... Rechacé esos pensamientos. No la conocía. Sólo había resultado agradable. Nada más. No me dejaría llevar por lo que me dijeran mis amigos.
En los días siguientes, volvimos al estudio a ensayar, a grabar la canción y hacer un pequeño vídeo para promocionar. En esos días, sólo nos reunimos los músicos. Así fue como me enteré que Ruth llevaba a otros artistas noveles. El único que se había hecho más conocido era El Espeto, pero conocía a algunos de los otros.
- ¿Y ustedes son pareja?- preguntó Isaza a Sergio sin cortarse un pelo un día cuando terminamos y el cantautor se iba con el Cousin y Ángel a cenar con ella.
- No, no, no. Somos buenos amigos. Yo tengo mi pareja, pero no vive aquí en Barcelona.
- Y Ruth no quiere saber nada de relaciones serias - aclaró El Cousin.
- Mire, Villa, ya son dos. Un par de solterones- me pillo de sorpresa Simón hablando de mí. Le maté con la mirada, pero no le dije nada.
- Amigo- me puso un brazo por le hombro El Cousin- Las mujeres son lo mejor y lo peor que nos puede pasar. Así que no sé si darte la enhorabuena o el pésame.
- A ver, no es tan así... Yo, simplemente, estoy esperando a la correcta.
Se echaron a reír y yo con ellos.
- ¿Y si vamos a festejar esta noche?- propuso Martín, que era el más fiestero de todos.
- Míralos, que juerguistas. Uno ya está mayor para estos trotes- rechazó la oferta Sergio- Otro día, parceros.
- ¡No seas así!- protestó Isaza- Dile, por lo menos, a Ruth que se anime.
- Muy interesados en mi representante os veo. No sé si fiarme... pero se lo diré.
Esa noche después de cenar, fuimos a un local que conocimos desde nuestra llegada a Barcelona hacía ya unos años. Me preguntaba si en algún momento, sonaría el móvil de alguno de nosotros y sería Ruth preguntándonos dónde estábamos y que se venía. Pero nunca ocurrió. Volví con Isaza a casa. Los hermanos Vargas se quedaron un rato más.
- No apareció. Al menos, lo intentamos- soltó de repente Isaza.
- ¿Cómo?- pregunté somnoliento y un poco alcoholizado.
- Ruth. No dio señales de vida.
- Le veo muy interesado...- comenté entornando los ojos.
- Bah, si sabe que es por usted...
- No pienso discutir por una mujer.- contesté en tono jocoso.
- Reconozca que le gustó.
- Sí, es linda. ¿No te pareció bonita?
- Si tuviera que conquistar a todas las mujeres que me parecen bonitas, no terminaría nunca.
- Lo mismo le digo.- repetí sin darle importancia.
- Nos conocemos, Villa. Le llamó la atención especialmente.
- Nos conocemos, Isaza.
- Está bien. No me lo reconozca si no quiere. Yo lo sé.
No. No se lo reconocería nunca. Había tenido relaciones de una noche, pero nunca me había enamorado de la noche a la mañana. No creía en el amor a primera vista, ni en medias naranjas ni en nada que se le pareciese. Así que no. Por supuesto que no le iba a reconocer a Isaza que había echado de menos a Ruth. Aunque sí. En el fondo, tenía una sensación muy parecida a la nostalgia después de varios días sin verla.