23. Sé que te duele

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~ VILLA ~

Me duele verla así. Más que por lo que dice es por lo que intuyo que calla. No debe tener una situación familiar fácil. Y eso, en cierta manera, me ayuda a comprenderle a ella.

Me gustaría acompañarla, pero sigue creando barreras que temo sortear y que eso la vuelva a alejar de mí. Ni modo, tengo que permanecer en la paciencia hasta que me deje dar un paso más. Durante los días anteriores, tuve que contenerme severamente para no besarla, a pesar de que se encuentra tan frágil que no hubiese tenido fuerzas para rechazarme. No podía ni quería aprovecharme de esa vulnerabilidad que mostraba.

Y por otro lado, no podía creer en mi mala suerte y qué inoportuno había sido lo que hubiese sucedido en su familia.

Madrid se me aparecía como una ciudad fría a pesar de las temperaturas elevadas. Faltaban dos días para que aterrizaran en España, Isaza, Moncho, Marto y Pedro con el resto de la banda, así que me animé a visitar a María a su casa, donde tenía su propio estudio casero.

Había sido como encontrar una aguja en un pajar y tenía que ser una señal de algo. Con María se reunían varias mujeres jóvenes que se habían creado a ellas mismas. Nunca la palabra música profesional se había encarnado tan concretamente. Muchas de ellas habían estado en el conservatorio y yo nunca había conocido mujeres que tocaran la guitarra de esa manera. A veces, me sentía como un intruso. Ruth tenía razón: entre ellas bailaba una corriente que las conectaba.

Después de pasar la tarde admirando su forma de trabajar, la mayoría tenían responsabilidades que atender, así que invité a María a cenar fuera. Esperaba sacarle alguna información sobre Ruth.

- Nos conocemos desde hace seis meses o así. Está muy guapo el proyecto que están montando.
- Espero que pueda regresar pronto para retomar.
- Ya deben tener el verano organizado, así que... ¿No os vais a animar los de Morat?
- Tenemos que ver agendas, pero estoy seguro que hablo por todos cuando digo que nos encantaría.
- Tú estás loco por ella ¿no?
Me atraganté con el trozo de pan que acaba de llevarme a la boca y empecé a toser.
- ¿Estás bien?- me preguntó ella.
- Sí, lo siento.- me disculpé.
- Quizás he sido muy directa - sonrió.
- ¿Tanto se me nota?
- No has dejado de hablar de ella en toda la tarde.- lanzó una carcajada.
- Me preocupa por lo que sea que esté pasando. ¿Les contó algo a ustedes?
- Ruth es muy alegre y expresiva, pero para sus cosas es muy suya. Ya la conoces. Cree que puede cargar con sus problemas y con los de los demás sola. Pero no puede, lo que pasa es que lo tiene que ver ella.

Mi gozo en un pozo. Esperaba que su amiga supiese algo más. Pero estaba claro que no sólo me ocultaba a mí sus secretos.

Por fin, llegó el día de ir a buscar a la banda al aeropuerto.
- ¡Papo!!! ¿Qué hubo, perro? ¿Qué avances ha logrado?- me saludó Marto.

Al final, todos se habían enterado que me había venido a Madrid antes por Ruth. Esa noche les informé de la situación.
- Vaya a buscarla, hombre. ¿Qué está haciendo acá?- me aconsejó Simón.
- No quiero que piense que soy un metiche. Ella necesita su tiempo y su espacio. Si algo me ha quedado claro de ella es que no soporta que invadan su intimidad.
- Ella misma le dijo que le echaba de menos- exclamó Isaza como si estuviera más claro que el agua.
- Miren, muchachos, a mí me parece muy bien que se enamoren, pero no olviden que venimos a trabajar y que mañana tienen una reunión con Universal- puso algo de cordura Pedro.

Una vez en la habitación del hotel, que compartía con Isaza, volvió a la carga.
- Consúltelo con la almohada, perro.- dijo tirándome uno de los cojines- Y no haga caso a Pedro. La banda la formamos cuatro personas, si uno cae, para las entrevistas, estamos el resto. Prometemos compartir las ganancias con usted- añadió divertido.
- Aggg...- le devolví el cojín- Déjeme descansar. Mañana les tengo que enseñar unas cuantas cosas que compusimos. Y ya... No le quiero dar más vueltas- me engañé a mí mismo.

No podía dejar de pensar en los pros y contras. Hacía dos días que no hablaba con ella. Si no tenía más noticias, sería yo el que tomara la iniciativa.

Soñé un verano que se hiciera eterno...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora