6. Te siento tan lejos, te quiero tan cerca

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~ VILLA~

- ¿Cómo fue la primera cita?- me abordaron mis amigos al llegar al departamento.

- ¿Qué cita? ¿De qué están hablando?

- Ay, ya huevón... cuéntenos cómo le fue con Ruth.

- ¿Y ustedes cómo saben que Ruth estuvo acá?

- Pues porque nosotros preparamos todo para que viniera.- rieron.

- ¿Qué qué? ¿Qué qué? Miren, esto no se lo perdono. Dejen de ser metidos y celestinos. No quiero nada con esa chica ¿me oyeron?

- ¿Tan mal fue? No se pongas así, perro...

Les dejé haciendo comentarios y me encerré en mi habitación. Al rato, me llegó un whatsapp de Ruth. "No sé si te han dicho algo. Pero lo que ha pasado hoy, era una encerrona. Estaban compinchados. He pasado muy buena tarde contigo, pero no me gustaría que pensaras lo que no es. Un abrazo." Yo tampoco quería que nadie se metiera en medio de mi vida y el mensaje de Ruth era una negativa en toda regla. Estaba claro que no quería saber nada de relaciones. "Sí. Acá ya les dije que no pueden andar de celestinos. No estoy interesado en tener pareja ahora mismo. Ojalá que esta situación no impida que seamos amigos. Un abrazote".Clic. Enviado. Estaba en línea. Esperé un rato. Escribiendo..."Claro que no! Espero esa invitación a rumbear!" Ese mensaje me cambió el humor. Al fin y al cabo, aquel acercamiento de la tarde había sido fructífero. Podíamos ser buenos amigos. Había visto su relación con Sergio. Envidiaba una amistad así. Plena confianza, buena vibra total, risas, los mismos intereses, un proyecto común...

Pasaron los días y perdimos el contacto. De vez en cuando, abría mi whatsapp esperando que tal vez, me viera en línea y me escribiera o que yo reuniera el valor para mandarle un mensajito... Pero no era sencillo, no quería que pensara que estaba coqueteando. Si los chicos no se hubieran inmiscuido, ahora todo sería más natural. Solíamos quedar para ensayar con El Espeto y su banda, pero ella nunca estaba ni nadie volvió a preguntar. Mis tres amigos respetaron totalmente mi petición de que no me involucraran en citas románticas.

Hasta que por fin, llegó el día de la colaboración. El Espeto iniciaba su gira en Barcelona y allí tocaríamos con él una de sus canciones. Actuaríamos en una sala grande, pero pequeña para nosotros, acostumbrados a llenar estadios. Era mágico volver a tocar en espacios más pequeños.

Momentos antes de desplazarnos a la sala, sentí que tenía el corazón en un puño. Siempre se vive algo de nervios antes de saltar al escenario. Pero luego lo disfrutas y todo se pasa.

Le iba dando vueltas en mi cabeza, cuando choqué contra alguien en los camerinos.

- ¡Ay, disculpe...! - alcé la vista - Ruth... qué alegría verla. Voy pensando en mis cosas y ni me fijo por donde voy. ¿Cómo estás?- nos abrazamos a modo de saludo.

El corazón comenzó a latirme más deprisa de lo habitual y una película de sudor apareció en mi frente. Realmente, me alegraba de verla, más de lo que mi cabeza era capaz de justificar.

- ¡Villa! Te he echado de menos. Varias veces pensé en escribirte, pero como todo acabó tan raro, no quería molestarte.

- ¿Molestarme? ¡Para nada! Hagamos algo. Borrón y cuenta nueva.- le tendí la mano- Hola, ¿cómo va? Mi nombre es Juan Pablo Villamil.

- Un placer saludarte, Juan Pablo. El de Morat ¿no? Creo que hoy cantáis junto a mi socio.- bromeó.

Todo lo hacía fácil. Me había soltado lo que yo había estado sintiendo sin pelos en la lengua. Era increíble.

Soñé un verano que se hiciera eterno...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora