Capítulo 22 - Octubre

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Habia pasado poco más de un mes desde que me deshice de cualquier oportunidad de contactar con Michael

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Habia pasado poco más de un mes desde que me deshice de cualquier oportunidad de contactar con Michael. Siempre tenía la posibilidad de pedirle el número a Maya, pero si era honesta, no lo quería. Estaba segura de la decisión que había tomado. Sabia que probablemente aún no tenía toda la información e incluso me arrepentí por un momento, había sido muy impulsiva creyendo lo que me decía la primera página que había encontrado, pero luego investigué a fondo y no fue bonito.

Tienen unos seis meses de relación... bueno, tenían.  Poco tiempo después anunciaron que en realidad funcionaban mejor como amigos pero ni eso me hizo cambiar de opinión con respecto a llamarlo. Y sabía que él no me buscaría de nuevo, sabía que el respetaría mi decisión fuera cual fuera.

Agradecí mucho que en mi investigación no encontré ninguna foto de ellos besándose, solo había fotos tomados de la mano o aparentes inocentes besos en la mejilla.

Luego de todo eso estuve alrededor de una semana sintiéndome fatal y en ocasiones aún él llegaba a mis pensamientos y revivia el dolor. Pase mucho tiempo con mi madre, hacíamos todo juntas, pero llegó el día en que se tuvo que regresar a Miami y allí comenzó la obsesión, vi las dos temporadas de Insaciables, vi todas sus películas, hasta vi algunas conferencias que daba de negocios, y por supuesto un montón de entrevistas.

Gracias a todo eso fue más fácil tomar la decisión de venirme a Nueva York con Harry, no tenía ganas de estar en Madrid, no por un tiempo y me estaban ofreciendo un contrato de un año, y saber que podría tener a mi mejor amigo conmigo lo facilitaba todo. Además que tendría la suerte de poder vivir con Harry, sus padres le compraron un apartamento como regalo de graduación y como él siempre ha querido ser mi compañero insistió mucho, lo cual era genial, Harry es una increíble persona y siendo sincera me ahorraba de pagar los carisimos alquileres neoyorquinos.

A mi padre le costó dejarme marchar, a pesar de que ya no vivía con él era aún más difícil ahora, saber que no me tendria a 20 minutos era difícil para los dos. Mi tía Gema se lo tomó con más calma y la más dramática fue Mónica, lloró como nadie lo hizo, lo cual era realmente exagerado teniendo en cuenta que el trabajo que había aceptado le exigía viajar un par de veces al mes a Nueva York, de hecho en un par de semanas nos veríamos de nuevo.  Aquella tarde Harry y yo tuvimos que hacer lo imposible por tranquilizarla, al final la solución fue un helado de chocolate.

A mi también me dio mucha nostalgia irme... pero estando en Madrid todo me recordaba a él, no podía sacarlo de mi cabeza. Me sentía realmente estupida, porque de verdad lo quería... Yo pensaba que lo nuestro era real y me dolía demasiado las mentiras y los engaños, me hacían cuestionatme todo, me cuestionaba cada beso... cada caricia... cada mirada... cada suspiro.

Pero era más estupida al pensar que mudarme de país las cosas serían como antes, que ver un simple café no me recordaría a él, que ver el color azul en cualquier parte (en el cielo, en la ropa de la gente, en el baño) no me recordaría a sus ojos, que el sol no me recordaría más su dorada piel... que escuchar algún grito no me recordaría aquella tarde viendo El Resplandor o que cada libro romántico que leía ahora no me recordaría a cada acto tierno y romántico que tuvo conmigo.

Estrellada (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora