Sara es una joven reservada que realiza sus prácticas universitarias en una revista a pesar de que no conoce nada del mundo de la farándula. Un día cualquiera conoce a Michael, la atracción de ambos es palpable sin embargo una de las cosas más impor...
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Michael
Quería ir tras ella, quería decirle que todo era mentira, quería secar sus lágrimas y decirle cuanto la adoraba. Decirle lo que significó para mi el verano a su lado, decirle que no podía sacarla de mi cabeza, decirle que cada minuto lejos de ella parecía una tortura. Decirle que había empezado a usar mi vieja cafetera, la que era igual a la de ella porque eso me hacía sentirla cerca. Decirle que mis amigos ya estaban hartos de mi porque no hacia otra cosa que hablar de lo magnifica que es. Decirle que me debatía todos los días en si debía buscarla o no, que todo mi cuerpo me decía que la buscara, que la besara y no la soltara nunca.
Pero no hice nada de eso.
La vi marcharse, la vi correr con lágrimas en los ojos y desaparecer. Quedándome solo en aquel vestíbulo con un vacío en el pecho, como si me faltara una pieza que solo está completa cuando estoy con ella.
-Señor, ¿está todo bien? - dijo Albert cuando apareció a mi lado. Asentí y respire profundo antes de apartar mi vista por donde ella se había ido.
- ¿Vive aquí la Srta. Martínez? - le pregunté
- Si, señor. Se ha mudado hace muy poco, tan solo un par de días, asumo que todavía se estará instalando
- ¿En qué piso vive? - vi a Albert dudar pero finalmente respondió
- Justo en el piso debajo del Señor Still - dijo refiriéndose a Alex. Asentí satisfecho.
- Gracias, Albert - le sonreí en agradecimiento
- Un placer, Señor Hartmann - se despidió y volvió a su puesto
No sabía que es lo que haría, lo único que sabía es que ella estaba aquí y tenía que recuperarla, si ha pasado un mes y no he podido sacarla de mi cabeza no creo que pueda hacerlo nunca.
Camine hacia el ascensor y marque el piso de Alex, no tarde en llegar y este no tardo en abrirme la puerta. Estaba como casi siempre que venía a verle, en modo escritor, con un pantalón de pijama y una sudadera (en verano solía llevar solo el pantalón de pijama) .
- Al fin llegas - me reprocho pero había emoción en su tono de voz - tienes que leer lo que he escrito, vas a enloquecer
Alex estaba trabajando en el guión de la tercera temporada de Insaciables, le encantaba escribir sobre esas cosas, era un drama lleno de secretos, cada personaje tenía algo que esconder, una debilidad y una adicción, no eran precisamente los personajes más cuerdos ni los que tomaban las mejores decisiones, era una serie fuerte cargada de emociones y problemas.
- Estoy ansioso - le dije mientras entraba, sin embargo mi voz sonó más desanimada de lo que esperaba
-¿Sucede algo? - pregunto al cerrar la puerta.
- Más o menos... - me senté en el sofá y él se sentó en el sofá frente a mí
- ¿Me dirás o que? - dijo al cabo de unos segundo de silencio
