Sara es una joven reservada que realiza sus prácticas universitarias en una revista a pesar de que no conoce nada del mundo de la farándula. Un día cualquiera conoce a Michael, la atracción de ambos es palpable sin embargo una de las cosas más impor...
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Sara
— Podemos volver al apartamento —sugirió Michael pero negué con la cabeza
— Me gustaría que saliéramos... — observe a través del cristal, viendo todos los obstáculos — ¿es posible?
Busque la mirada de Michael en busca de respuestas, parecía preocupado. Asintió lentamente
— Podemos salir por detrás... el equipo de seguridad se encargará, todo estará bien. Te lo prometo — me tomo del mentón y me dio un suave beso que me pareció que iba cargado de un futuro juntos
Tal y como había prometido Michael logramos salir por detrás. Habia unos cuantos paparazzis pero no tantos como en la entrada principal y el equipo de seguridad se encargó de no dejar que se acercaran a nosotros demasiado (aunque igual tomaron fotos) . Para lograr tener privacidad Michael compro todos los asientos del cine, teníamos toda una sala para nosotros. Lo cual me parecía realmente increíble y abrumador en parte iguales. Pero sobretodo romántico, él de verdad haría cualquier cosa por mí.
Cuando salimos del cine fue cuando empezó el verdadero caos, estaba plagado de gente, no solo de paparazzis también de fans, algunas más simpáticas que otras (no pude evitar percatarme de algunas malas miradas) y fue realmente agobiante salir del allí pero lo conseguimos y Michael insistió en que me quedara en su casa esa noche, no me apetecía separarme de él así que acepte sin protestar.
Recostada en la inmensa cama de Michael me llevé la mano al pecho y acaricié el colgante. Habia demasiado significado en el, aquel colgante era amor, nostalgia, añoranza, desesperación, deseo, promesa, futuro. Suspire y acaricié el cabello de Michael, tenía la cara recostada en mi abdomen y me hacia pequeños círculos con el dedo en las caderas. Esa era una de las cosas que más me encantaba de nosotros, podíamos quedarnos en silencio y no resultaba para nada incómodo.
Cuando llegamos a casa luego de la película Michael hizo un par de llamadas y me dijo que de ahora en adelante tendría guardaespaldas y chófer, no proteste pero sabía que mi mirada debía decirle un par de cosas así que me explico de nuevo lo importante que era, y hubo un escalofrío que me recorrió, porque sabía que tenía razón, Michael no solo era famoso si no que también se había convertido en un empresario muy importante, y la gente importante (la gente con mucho dinero) y famosa siempre tiene enemigos.
Comence a preguntarme cómo iba a explicarle esto a mis padres. Probablemente mi madre se enteraría mucho antes de que yo me atreviera a llamarla y estaría enloquecida, haciéndome mil preguntas y dándome una palmada en la espalda porque ella lo consideraría un triunfo.
—¿En que tanto piensas? — pregunto Michael
— En todo... — respondí. Michael se incorporó y me miró a los ojos
