Sara es una joven reservada que realiza sus prácticas universitarias en una revista a pesar de que no conoce nada del mundo de la farándula. Un día cualquiera conoce a Michael, la atracción de ambos es palpable sin embargo una de las cosas más impor...
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-¿Qué? - dije sin entender nada
No es que particularmente quisiera tener hijos justo ahora, ni siquiera lo había pensado nunca a detalle, aquello siempre me pareció muy lejano, el solo hecho de enamorarme siempre me pareció lejano. Pero... pero esta reacción por parte de Michael nunca la imaginé, tampoco es que deseaba que se pusiera a pegar saltos de felicidad o algo, pero esa expresión sería y ahora justo después de decir aquello que me dijera que tenía que irse... dolía, había una parte de mi que realmente le dolía.
Él parecía casi en shock, no me decía nada, y yo no podía seguir viendo esa expresión. Me di la vuelta dejando mi jugo y lo que quedaba de mi sándwich en la encimera, no hacía falta mencionar que se me había quitado el apetito. Camine en dirección a la habitación sin saber muy bien que debía hacer ahora. ¿Debia irme? ¿Fingir que no pasó nada? ¿Enfrentarme a él? Nada me parecía una buena opción.
Cuando llegue a la habitación el alma se me fue a los piel cuando vi una maleta a medio hacer sobre la cama. Realmente se marchaba. La maleta estaba abierta y había un par de prendas muy bien dobladas en su interior. Tome una camisa azul que estaba a un lado y me la lleve a la nariz, aspirando su olor. Me encantaba como olía, tan él, tan masculino.
- Tengo que irme mañana temprano - pegue un brinco por la sorpresa y me gire para verlo recostado en el marco de la puerta. Solte la camisa y la dejé donde estaba.
- Vale... - no supe que más decir
- Sara... - su voz se tornó ronca - te estoy diciendo que tengo que irme... no que quiera - mi pulso se aceleró - llevan todo el fin de semana interrumpiendonos... y te estoy diciendo que tengo que irme - trague saliva nerviosa - ¿Qué estamos esperando para ponernos a hacer esos babys? Por lo menos intentarlo - una pequeña sonrisa ladina apareció en su rostro y entonces lo entendí, su expresión sería de antes no era por no querer aquello, era porque de hecho lo quería.
-¿Qué...? - dije casi temerosa
- Me gusta hacer las cosas bien, sobretodo contigo. Hay un par de pasos que dicta la sociedad antes de llegar a eso. Pero no me molestaría tener hijos contigo, quiero que lo sepas - y hasta que él no lo dijo en voz alta no me di cuenta lo mucho que yo también lo quería.
Queria lanzarme sobre él pero también me daba miedo, por suerte mi rubito era bueno dando el primer paso y cuando camino y estuvo solo a centímetros de mi yo tuve el valor para eliminar el poco espacio que nos separaba. Me puse de puntillas y envolví su cuello con mis manos. Michael se inclinó un poco, lo suficiente para poder besarlo. Fue un beso diferente a cualquier otro que nos hubiéramos dado, las cosas parecían ir demasiado rápido, aunque sólo fueran palabras, planes de futuro, el solo hecho de hablar de ello parecía como que todo iba demasiado rápido, pero no me sentía agobiada, había pasado un mes sin él y no se me antoja perder el tiempo, lo único que sabía era que estar a su lado se sentía bien, se sentía demasiado bien.
