Sara es una joven reservada que realiza sus prácticas universitarias en una revista a pesar de que no conoce nada del mundo de la farándula. Un día cualquiera conoce a Michael, la atracción de ambos es palpable sin embargo una de las cosas más impor...
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Sara
Salgo de casa de Michael corriendo, abrumada y mas que asustada. Era una cobarde, lo sabía.
Cuando desperté esta mañana me sentía tan feliz, me sentía en una nube, en realidad desde que había llegado a Australia me sentía de esa manera, el lugar era tan increíble, las personas tan relajadas, me sentía tan feliz lejos de tantas presiones, de tanto postureo y de tanta gente metiche queriendo meterse en mi vida. Y la familia de Michael era tan increíble, me hicieron sentir tan bien, y me encanto poder celebrar algo con su familia y una costumbre diferente a mi cultura.
Y entonces cuando Sali de la habitación y fui hasta la cocina y me encontré sorprendida y maravillada en parte iguales de que hubiese tanto silencio, apenas se podía escuchar las olas rompiendo en la orilla. Y me encontré con esa vista mientras el sol se alzaba, y... y yo simplemente supe que ese era mi lugar. había descubierto hace mucho que mi lugar era junto a Michael, pero ahora acababa de descubrir una vista y un sitio del que no quería irme nunca. Quería verlo despertar por las mañanas e irse a surfear al amanecer y volver con el agua salada goteándole del cuerpo y dándome un beso en los labios, un beso que me sabría a mar, a sol, a mi rubito. E imagine todo un mundo con él, toda una vida a su lado en aquel lugar. En ese rinconcito de mundo que parecía pertenecernos solo a nosotros.
Después él despertó, apareció a mi lado, con su cabello rubio desordenado (ya sin ningún tipo de rastros del tinte temporal) y con esos shorts de pijama que se me antojaban tiernos y sexys a la vez. Y viéndolo allí, recién levantado, con su torso desnudo, dejándome apreciar su dorada piel que tanto amaba y sirviéndose café lo sentí, lo sentí en mi pecho y simplemente lo dije. Le dije cuanto lo amaba y ese momento fue simplemente perfecto, no lo cambiaria por nada, incluso si solo pudiera conservar un recuerdo en mi memoria, seria ese, en donde yo le digo que lo amo y él me dice que me ama.
Unos segundos después, mientras nos besamos es cuando las cosas empiezan a empeorar poco a poco. Las nauseas me invaden de repente y me veo en la obligación de cortar el beso y luego, una arcada me asalta. Corro lo más rápido que puedo al cuarto de baño y vomito, Michael no tarda en llegar y me sostiene el cabello, preferiría vomitar a solas pero las arcadas no me dejan protestar. Cuando por fin parece que he terminado de vomitar todo, las palabras de Michael me calan a profundidad y las palabras de Mónica comienzan a cobrar sentido de repente, y el miedo, el miedo comienza a invadirme, porque hago las cuentas mentalmente e incluso me doy cuenta de que tengo tres días de retraso.
Tengo que detenerme cuando luego de tanto correr me he cansado, miro a todos los lados sin saber a dónde ir, no conocía este lugar y tampoco tenia mi teléfono, esto parecía una mala idea, pero no podía volver ahora, no podía. Empiezo a caminar sin saber a donde me dirigía, sin ningún destino fijado, solo alejarme un poco, calmarme y aclarar mi mente.
Camino por un buen rato hasta que me encuentro un paseo marítimo, la playa esta cerca y eso me relaja. Hay bastantes personas en el lugar, pero aquello no me molesta, estoy demasiado sumergida en mis pensamientos. Recuerdo las palabras de la presentadora, es humillante que digan esas cosas, me causa mucha indignación y me frustra, e incluso me molesta verme envuelta en esa clase de cosas, pero sobre todo me hiere, no estaba acostumbrada a ese tipo de cosas y si antes eran malos y decían cosas despectivas de mí, ahora seria todo incluso peor.