Sara es una joven reservada que realiza sus prácticas universitarias en una revista a pesar de que no conoce nada del mundo de la farándula. Un día cualquiera conoce a Michael, la atracción de ambos es palpable sin embargo una de las cosas más impor...
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Probé de la tarta con los ojos cerrados, dejándome llevar por su exquisito sabor. Cuando abrí los ojos vi a Katie comiendo también, con una expresión tan placentera como la mía. Nos reímos ambas cuando nuestras miradas se encontraron. Mi jefa, Susan, se había tomado la molestia de prepararnos una pequeña despedida a ambas en nuestro último día de prácticas.
—No tenías que hacerlo — le dije agradecida
—Lo se, pero quería, sobretodo después de que hicieran tanto por la revista —me dio una sonrisa de orgullo —hay un puesto con las funciones similares que tenías aquí fuera del país, voy a recomendarte, te lo mereces
Asentí y ella desapareció cuando alguien la llamaba, el trabajo parecía que nunca acababa para ella. Me termine la tarta pensando en lo que ella había dicho, no estaba segura de querer irme fuera de España. Aleje los pensamiento de mi mente, hoy era un gran día, no sabía ni que destino era ni siquiera si conseguiría el puesto. En lo único que podía pensar ahora era en Michael y nuestra escapada.
Estuve alrededor de una hora conversando con Katie y con los demás, tomándonos fotos y bromeando sobre todos los momentos vividos. Mi teléfono sonó a mi lado y sabía que tenía que ser Michael avisando que estaba abajo, ambos estábamos tan emocionados por tener un respiro de todo que acordamos que me recogería directo del trabajo para irnos a Menorca, una preciosa isla de España.
Sin siquiera ver el mensaje tome mi bolso y me despedí de todos rápidamente. La alegría no cabía en mi pecho. Sali del ascensor caminando rápido hacia la salida, cuando las puertas se abrieron pude ver a Michael a través de la ventanilla del copiloto que estaba abierta un poco más abajo de la mitad. Me vio y me sonrió grande, antes de que pudiera dar un paso más escuche la voz de Kate llamándome a mis espaldas. Me gire de inmediato.
La vi desacelerar el paso, había corrido para poder alcanzarme
— Casi se te olvida esto —me extendió la libreta que Michael me había regalado semanas atrás
—Gracias, no se que haría sin ella — la tomé y la pegué contra mi pecho.
Kate sabía que Michael me la había regalado y le había comentado un par de veces acerca de él. Le sonreí realmente agradecida y le di un fuerte abrazo.
—Ya me tengo que ir, me esperan —le dije al separarme de ella, haciendo una pequeña inclinación de cabeza hacia la dirección del auto.
—Sara... ¿Sabes quién es? — dijo Kate cuando se fijó en la dirección que yo había señalado con la cabeza, percatandose de Michael.
Estaba un poco seria, pero también parecía sorprendida y me atrevería a decir que había una ligera admiración en sus ojos. Asumí rápidamente que así como yo, ella tampoco era inmune a los encantos del australiano, lejos de sentirme celosa me causó gracia.
—Claro, es Michael — respondí sin entender muy bien porque me hacía esa pregunta —nos vemos en mi regreso
