Sara es una joven reservada que realiza sus prácticas universitarias en una revista a pesar de que no conoce nada del mundo de la farándula. Un día cualquiera conoce a Michael, la atracción de ambos es palpable sin embargo una de las cosas más impor...
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Julio, Madrid.
La alarma sonó por quinta vez en la habitación y a pesar de eso yo era incapaz de levantarme. Me había ido a dormir en la madrugada porque tuve un momento de inspiración y no había podido dejar de escribir en la novela en la que trabajaba en mi tiempo libre y tenía miedo de que las ideas se esfumaran tan rápido como habían llegado. No sé cuánto tiempo paso cuando por fin me digne a abrir los ojos, pero estaba segura de que se me había hecho demasiado tarde y no era un buen día para retrasarme.
No es que me entusiasmara mucho hacer las prácticas en una revista que se dedicaba a los chismes o a como bajar esos kilos extras, pero es uno de esos requisitos que tienes que cumplir para graduarte y justo hoy acompañaría a mi jefa en una entrevista importante y era lo único medianamente interesante en lo que iba a participar desde que había llegado allí.
Corrí a la ducha sabiendo que solo tenía media hora disponible para estar presentable, al terminar fui directo a la cocina para activar la cafetera a pesar de que me había duchado aun tenía demasiado sueño y necesitaba de ese exquisito elixir. Me fui a la habitación mientras el café se preparaba, comencé a registrar el armario en busca del atuendo ideal, era verano así que opté por un vestido blanco acorde a la oficina y aunque no solía llevar zapatos altos muy a pesar de mi estatura terminé eligiendo un calzado de tacón que me parecía apropiados para la entrevista. Me vestí rápidamente y cepillé mi cabello para luego ir de nuevo a la cocina por mi preciado café que era justo lo que necesitaba para mantenerme con energía durante todo el día.
—Mierda...—dije suavemente notando que el café no estaba listo y no solo no estaba listo, sino que sorpresivamente la cafetera comenzó a echar humo —¡Mierda! —Exclame y desconecte rápidamente la cafetera. Dejo de echar humo y hacer ruidos raros —genial...
No sería capaz de volver a conectarla, me daba la impresión de que su vida había llegado a su fin y ya no me quedaba mucho tiempo como para hacer algo de café a la vieja escuela, usualmente me gustaba tomarme mi tiempo para desayunar con tranquilidad, pero los fuertes rayos de luz que se asomaban por la ventana de la cocina me avisaban que debía darme prisa.
Salí de casa rápidamente y llame al elevador, pero este parecía estar estropeado
¿Acaso hoy nada va a funcionar?
Pulse un par de veces más el botón sin embargo nada que llegaba, mire la hora en mi móvil para saber si podía darme el lujo de esperar un poco más, eran las 8:30am.
—¡Demonios! —bajé por las escaleras los seis pisos lo más rápido que pude teniendo en cuenta los zapatos que llevaba.
Una vez que cruzo el portal y estoy en la calle recapacito en que lo más apropiado seria pedir un Cabify, este día no podía permitirme ni cinco minutos tarde, en realidad lo ideal sería llegar cinco minutos antes. Sin pensármelo mucho más busco la App en mi móvil y marco la dirección de destino, rápidamente la App me ubica un conductor disponible y suspiro aliviada cuando veo que el tiempo de espera son tres minutos
