Capítulo 40 -¿Felices para siempre?

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Michael

Sara se quedó atónita, su mirada oscilaba entre el anillo y mis ojos. Finalmente se puso de rodillas frente a mi con la frente arrugada, parecía que lo estaba meditando demasiado y eso me estaba acojonando. Supongo que yo estaba esperando la típica respuesta positiva eufórica y las lagrimas de felicidad, pero ya sabemos que Sara es muy diferente a ese tipo de estereotipo. Finalmente, luego de varios segundos, ella hablo.

—¿Qué pasaría si estuviera embarazada? —ahora soy quien frunce el ceño consternado.

Estaba bastante seguro de que no estaba embarazada, todas las pruebas dieron negativo, por lo que sus primeros vómitos fueron porque de verdad le sentó mal la comida en el avión y lo segundos vómitos a lo mejor por las horas de vuelo o algo a lo que no estuviera acostumbrada que haya comido en la cena de acción de gracias... o cualquier otra cosa, no lo sé. Aunque también sabia que si la menstruación no le llegaba en un par de días lo mejor seria hacer una prueba de sangre o una ecografía.

—¿Qué quieres decir? —le pregunto mientras bajo los brazos, apoyándolos en mis muslos —¿Crees que las pruebas se equivocaron?

—No... a ver, no creo —toma una bocanada de aire —pero es algo que necesito saber si quieres una respuesta a tu propuesta

La observé tratando de entender que pasaba por su cabeza, pero no había nada que me lo dijera, no sabia a que se podía deber su pregunta, igualmente respondí.

—Hubiésemos hecho lo que tu hubieras querido, no te hubiese presionado con nada, y aunque no hubiese estado de acuerdo lo hubiese respetado —contesto recordando la breve conversación que tuve con mi hermano —¿es esto una pregunta trampa sobre el aborto? —me atrevo a preguntar

—No —responde rápido —jamás contemplé esa opción —su respuesta me alivia, porque, aunque lo hubiese respetado me hubiese partido el alma —es solo que... por un momento realmente pensé que había una vida dentro de mi y...

—¿Y...?

—Y... me pregunte si esta era la vida que quería darle, una vida de ciudad en Los Ángeles, una vida tan expuesta todo el tiempo... e inevitablemente ahora es una pregunta que me hago a mi misma... —sus ojos amenazan con llorar de nuevo, y los míos también, porque parece una despedida

—¿Eso que quiere decir? —digo con la voz ronca. Ella no dice nada, se queda en silencio y aunque me da miedo su respuesta hago una nueva pregunta —¿Eso quiere decir que no quieres vivir conmigo? —esa fue mi pregunta, pero estaba implícito el "¿eso quiere decir que estas terminando conmigo?" pero no me atrevía a hacer esa pregunta tan directa.

Sentía que había hecho lo correcto, había tratado de solucionar un desastre que yo mismo ocasione, intente proteger a toda costa a Sara, pero no la culparía si esto seguía siendo demasiado para ella, porque yo mismo había escuchado y leído lo que decían y no era agradable.

Suspiré derrotado y tuve que tallarme los ojos para disimular las lágrimas que querían salir. Espere pacientemente su respuesta, porque, aunque la incertidumbre me mataba, me daba mas miedo recibir una respuesta negativa de su parte.

—Me pediste que me mudara contigo a Los Ángeles... —rompe el silencio, la miro atenta —y no puedo... —una opresión se instala en mi pecho y tengo que mirar a un lado porque esto era demasiado doloroso.

Siento las manos de Sara sobre mi rostro, obligándome a mirarla, cedo después de una profunda respiración. Sus ojos marrones me miran con algo de aflicción.

—No puedo mudarme a Los Ángeles porque no quiero irme de aquí... —arrugo la frente ante su declaración, estoy a punto de pedir más información cuando ella habla de nuevo —Este lugar tiene nuestros nombres... puedo verlo en cada rincón. Quiero formar una vida contigo en este lugar, quiero verte Salir al amanecer a montar olas y regresar con algún bañador azul que combine con tus ojos, con el agua deslizándose por tu piel dorada, con tu rubia cabellera goteando. Te imagino a ti dándome café todas las mañanas y besarme y abrazarme aun con el agua salada cubriendo tu cuerpo... imagino besarte e imagino que tus besos me saben a mar... —sonríe y unas lagrimas brotan de sus ojos. Por mi parte pestañeo varias veces sin poder creerme esta declaración de amor y sin querer evitarlo ya una lagrima se desliza por mi mejilla —Imagino una vida sencilla y tranquila contigo en este lugar, una vida que no tendríamos en Nueva York o en Los Ángeles... y si... ¿para que negarlo? Me imagino un mini Michael, adorable y con una pequeña tabla de surf... e imagino la vida que quiero darle y la que yo misma quiero tener y es aquí... en este lugar, contigo —trago en seco y me tengo que contener para no besarla porque realmente quiero escuchar todo lo que tenga que decir, porque todo lo que dice suena increíble —Michael James Hartman, mi rubito de piel dorada... quiero pasar el resto de mis días contigo, quiero formar una familia a tu lado... quiero casarme contigo —dice emocionada lo último— tu... ¿quieres casarte conmigo? ¿te gusta ese plan? —parece nerviosa

—Me parece el mejor puto plan del mundo —y la beso 

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Estrellada (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora