Capítulo 34 "Amar lo que no puedo tener"

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NARRA ZOÉ

Desde hace tres días estamos en Madrid, España; decidimos escapar de Italia por miedo al poder que de seguro tienen allá.

Lo que sentimos se hace evidente en las pocas ganas de comer, las pesadillas que volvieron y el delirio de persecución. Tristeza es una palabra simple para lo que Alma y yo sentimos, lo hemos perdido todo; se siente como si un gran vacío se albergará más y más adentro de mí.

Ella no habla, está en shock y yo la entiendo; así fue cuando niña perdió a su mamá, dejo de hablar por seis meses. Lo más difícil es tratar con sus pesadillas, es como si el tiempo hubiera retrocedido y ella fuera la pequeña niña que vivió el abuso de su mamá, a Alma le tomo siete años dejar las pesadillas y acá estamos con ellas de nuevo gracias a ellos.

También regresaron mis pesadillas donde en vez de ser mi padre quien es torturado día y noche hasta su muerte, es a Salvatore a quien veo en su lugar y no puedo hacer nada por salvarlo, como con papá; además tengo sueños en donde Salvatore está haciendo su papel como mafioso matando personas inocentes, realmente esto es agotador y agobiante también.

No ha sido fácil para ninguna de las dos estar en esta situación, amar tanto a un hombre de mentiras, pues son puras mentiras de cierta manera. A mis solecitos los extraño tanto que lloro sin darme cuenta y me duele no poder tenerlos conmigo, es un calvario lo que vivo. Me he abstenido de llamar a Sofía para así evitar que nos encuentren de nuevo porque por una carta que nos llegó tuvimos que buscar otro hotel.

***

Es la segunda semana aquí y las cosas están peores; Alma me golpeó fuertemente en un sueño y casi pierdo el bebé. Por esto y más razones, desde hoy llevo un embarazo de alto riesgo, recibiendo muchos regaños de parte de los doctores por una presión alta, falta de vitaminas y bajo peso, dicen que si no me cuido no solo voy a estar aquí por ello sino que deberé empezar tratamiento psicológico.

Las dos quedamos en la clínica hospitalizadas, yo por mi salud física deteriorada y ella por la mental, Alma está en el ala psiquiátrica.

No pude abstenerme de llamar a Sofía y contarle todo llorando como nunca; es que me siento perdida con esta situación, me siento rota y necesitaba por lo menos su compañía por teléfono.

Yo extraño a mis niños demasiado, es tan amarga la distancia y tan grande el vacío por su ausencia. Extraño escuchar a Aitana hablar durante horas de los cachorros de los abuelos y alegar porque no puede traerlos a casa, extraño que Miguel recorra mis brazos como si fueran pistas con sus carritos mientras hace sonidos de motor con su vocecita y extraño que Julia me mire a los ojos cuando le doy pecho regalándome las más dulces sonrisas.

Tengo mucho miedo de no poder volverlos a ver.

***

Llevamos tres semanas en Madrid, de camino a la clínica para el ultrasonido observo el cielo azul y un maravilloso día pero nada me causa gracia, así todo este pintado por color yo solo veo el negro y el gris.

Llego a la clínica, paso por Alma y junto a una enfermera encargada de su seguridad, vamos al consultorio del ginecólogo quien nos hará hoy el ultrasonido a ambas.

- Zoé - me llama el doctor porque no quiero ni mirar la pantalla - Zoé, es un niño - afirma con una tenue sonrisa y yo solo puedo dejar salir un suspiro con muchas lágrimas mirando mi pequeño.

Demasiadas emociones, sentimientos y recuerdos juntos; mi hijo me recuerda a su padre y a sus hermanos.

Alma sigue y cuando llega el momento de saber el sexo, mira detenidamente la pantalla, sonríe y llora; lo tomó muchísimo mejor que yo.

Cruzando Fronteras (Borrador sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora