NARRA ZOÉ
Tengo treinta y ocho semanas de gestación, la cesaría está programada para hacerse dentro de cinco días si la bebé no nace en este tiempo.
Durante los últimos días Salvatore y yo hemos estado organizando todo para la llegada de la bebé, inclusive se va tomar siete días de descanso para ayudarme con ella cuando nazca, aunque en casa ya hay tres niñeras y una enfermera; si, lo sé, nadie más exagerado que él.
Estoy en el jardín, en mi lugar favorito que es una mesa entre las flores y trago helado, cual monstruo sin masticar.
- El hecho de que te escondas, no significa que no sé que tienes un litro de helado entre tus manos - me regaña el italiano enojado.
Sé que está detrás de mí y yo tengo el cerebro congelado por la cucharada gigante que acabo de ingerir, no puedo ni hablar.
Entonces decido hacerlo con la boca llena de helado.
- No hay prueba de tal delito - le digo mientras doy la vuelta y le muestro el recipiente vacío, luego trago - Ves - agrego y me carcajeo.
- No hay prueba de tal delito - refunfuña y bufa.
- Ven, dame un beso mejor - le digo y me lamo el labio inferior.
Luego se sienta a mi lado y me besa suavemente los labios luego me lame el exceso de helado que quedo, porque literalmente comí como un niño pequeño hace un rato.
- Amor mío, quería contarte que estos últimos días antes de que nazca la bebé voy a estar muy ocupado, para que sepas - me explica y besa mi sien - Ya me tengo que ir dulzura - se despide mientras se levanta.
- Que te vaya muy bien mi vida - lo despido y le tiro un beso.
Él es un monumento caminante.
- Por cierto, los helados que habían, fueron desechados - dice coqueteándome y sigue caminando, alejándose de mí como si no hubiera lanzado una bomba.
- QUEEEEÉ - grito y me paro enojada, lo persigo - Salvatore, hazme el favor Salvatore. ¿Por qué razón? - le pregunto mientras lo alcanzó, estoy muy molesta.
- Por la razón de que tú no le obedeces a nadie con el tema y estas comiendo demasiado helado diariamente - responde relajado mientras se acomoda el traje y la corbata, ya va a salir por la puerta.
- Eres tan odioso y hoy duermes en el sofá, no quiero ni verte - espeto y gruñó mientras le muestro el dedo corazón.
- Zoé - al decirlo levanta un poco la voz desconcertado y frunce el ceño - Pareces una niña - me regaña mientras se detiene en la puerta y le da risa.
- Ja ja ja - me bufo y lo fulminó con la mirada - No pues tan gracioso - expreso mientras cruzó mis brazos como puedo, mi vientre está gigante.
- No te sabes moderar mi vida - dice luego se acerca a mí y toca mi mejilla.
- ¿Por qué quieres controlarme? - pregunto y le retiró la cara mirándolo seria.
- No es control - responde mientras se pasa la mano por el cabello luego suspira y toma mi mano - Quiero que sepas que eres libre de hacer lo que quieras, pero estas comiendo mucho dulce, crees que es bueno para ti y la bebé - al decirlo me regala una mirada que me convence en cinco segundos.
- Está bien - expreso derrotada y él me besa la punta de la nariz, yo le sonrió.
- Puedes seguir comiendo pero contrólate, nos vemos ahora dulzura - finaliza mirando su reloj y sale rápidamente por la puerta.
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Cruzando Fronteras (Borrador sin editar)
RomantikZoé Martínez Flórez, es una madre soltera hecha de hierro y con el corazón roto. Salvatore Mazza; seductor, frío y calculador. Está es su historia... 🖤 Primer libro de la saga "ROSAS" 🥀 Historia original y única de mi autoría, no se aceptan copi...