Cruzando Fronteras (Borrador sin editar)

Capítulo 4 "Nápoles"

NARRA ZOÉ

Falta una semana para partir a Nápoles, allí vive mi hermana y ya he organizado todo para irme. Llevo lo necesario para empezar una nueva vida; algo de ropa, algunos juguetes y nuestros recuerdos, amo las fotos de mis hijos y atesoro cada momento.

El resto de las cosas las regalé y vendí, hasta accedí a entregar a Roberto cosas de mi hogar con tal de que estemos en buenos términos, cuando me vaya Rosita se encargara de lo que queda.

Es impactante cómo puedes empacar tu vida en unas cuantas maletas, pero no hay vuelta atrás y es el momento de seguir mi historia lejos de el dolor y la pérdida.

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Mañana me voy, si, mañana vuelo a las 10:00 am; es hora de dejar México e iniciar una nueva vida, estoy ansiosa y asustada pero segura de mis decisiones.

Hoy viene Roberto a despedirse, ya preparamos toda la papelería y los permisos, el cedió la custodia y ya estamos listos, mis hijos se van conmigo.

En la noche...

Suena el timbre, voy y abro encontrándome a Roberto con su nueva familia o más bien con la familia que quiere; respiro profundo y les doy una sonrisa falsa, luego les digo que pasen.

- ¿Zoé cómo están? ¿Creo que no hay problema en venir todos a despedirnos?- pregunta Roberto muy tranquilo cómo si nada malo hubiera pasado.

Hora de mi mantra...
"Calma Zoé, calma Zoé".

- Estamos muy bien, claro que no, después de todo somos familia - contesto tan relajada que no notan la falsedad de mis palabras.

Luego les indico que sigan y nos sentamos en la sala.

- Mi hermosa Aitana y mi querido Miguel - Los saluda mientras les toca sus cabecitas - Papá los irá a visitar cada cierto tiempo, los amo mucho - les expresa mientras los abraza y se sienta en el suelo para jugar con ellos.

"Cosa que jamás hizo antes"

La locura y falsedad es grave, pienso.

- Bueno papi, yo también te quiero - al decirlo lo abraza y le sonríe mi dulce niña.

Miguel comienza a llorar, a él realmente no le gusta que Roberto lo toque pues no está acostumbrado al afecto de este, él siempre fue distante en casa y lleva meses sin tener una conexión genuina con mi bebé.

Voy a la cocina para preparar algo para la visita y los niños, puedo sentir que alguien se me acerca por la espalda.

- Zoé - me llama Guadalupe y me regala una mirada orgullosa - Fue la mejor decisión que pudiste tomar, Roberto es mío, mi hijo y yo somos realmente su familia - pausa y me mira desafiante - Ustedes solo estorban acá y no quiero que mi esposo siga manteniendo unos bastardos - espeta exaltando la palabra "Mi esposo".

Es una víbora en todos los sentidos y tiene delirio de superioridad, ella observa mi cocina con total repulsión y me regala una sonrisa maquiavélica.

Es hora de mi mantra...

"Calma Zoé, calma Zoé"

- Claro que si, fue lo mejor - me expreso tan calmada que ella me mira realmente asombrada.

Se llama autocontrol por si no lo conoces ZORRA, suelo ser impulsiva pero soy inteligente y sé que pelear con ella es perder el tiempo, hasta podría perderme salir del país, no quiero una disputa legal con mi ex.

Entonces coloco en una bandeja frutas y galletas para los niños como si nada estuviera diciéndome.

- ¿Qué es eso?- me pregunta y señala lo que llevo con asco e intenta quitarme la bandeja.