Después de unas semanas de la recuperación de Simon, James y Jess habían decidido casarse. La boda se iba a realizar en Londres. Así que algunos familiares tuvieron que venir desde diferentes lugares. Jessica había nacido y crecido en Manchester, mientras que James de Escocia.
Durante la ceremonia todos se habían conmocionado y sonreído a la misma vez. Hannah, Rachel y Dani habían sido las damas de honor y por supuesto Zack, Simon, Ed y Blake habían sido los padrinos. Algo raro, pero lindo. El tema de la boda era "Una noche de Cuentos de Hadas" y todos estaban obligados a vestir de blanco. Esta boda iba a dar mucho de qué hablar durante un buen tiempo.
Lo más divertido era la fiesta que se estaba realizando en uno de los mejores hoteles de Londres esta noche.
Jessica no se quiso quitar su vestido, así que no hubo cambio de vestuario. Ella y James estaban más que felices. Pero no eran los únicos. Zack y su linda rubia, Rachel, también estaban contentos bailando en la pista de baile al igual que Blake y Dani. Al parecer, haber tenido su primer hijo, había fortalecido más su amor. Y al otro extremo de la pista se encontraba una joven pareja. Una pareja que no se había despegado toda la noche y tampoco tenía planes de hacerlo. El castaño tenía sus manos en la cintura de la dama, mientras ella tenía sus manos que rodeaban su cuello.
-Me encantas como te ves hoy... - le susurró Simon.
-Gracias, señor Collins. A mí también me gustas como estas hoy. – Afirmó con una sonrisa.
-Te amo Annie - la besó. – Y pensar que Ed siempre tuvo razón sobre nosotros: Estamos hechos el uno para el otro. - Hannah sonrió ante el comentario de Simon. Se sentía como en las nubes y no quería bajarse de ella. Siguió bailando junto a su esposo y en unas de esas al voltear la mirada a su lado izquierdo por un momento, vio a su amigo. El pobre estaba sentado solo mientras trataba de entretenerse con su celular. Algo estaba mal.
-¿Qué pasa? – Preguntó al verla distraída.
-Creo que alguien no la está pasando muy bien.
-Pero si todos estamos bien.... Y tú y yo estamos más que enamorados. – Simon trató de besarla pasionalmente, al parecer el alcohol se le había subido un poco y estaba más que cariñoso.
-Simon... - Hannah se alejó un poco. – Iré a hablar con Ed.
-¿Tiene que ser ahora?
-Sí... además es mi amigo y tu mejor amigo. – Él asintió y ella sonrió.
-Esta bien anda. Pero sea lo que sea, me lo cuentas. Ed es como mi hermano, y él me importa... - Le dio un beso corto en los labios y luego se fue hacia Zack y Rachel.
-¿Ed? - Hannah se había sentado al costado del joven de hermosos ojos, quien se encontraba solo en la mesa y usando su celular. Como si no estuviera ahí. - ¿Está todo bien?
-No, no lo está. – respondió Ed sin despegar la mirada de su Smartphone. – Es obvio que esta atmósfera no es mucho para mí. Sólo estoy aquí por el gran cariño que les tengo a todos ustedes y a los nuevos esposos. – Hannah dejó de mirar a su amigo, comenzó a ver a su alrededor, y se dio cuenta que Ed tenía razón. Todos estaban en pareja o entre amigos. Y él no lo estaba. Eso no quería decir que no tuviera amigos, sino que ellos estaban con sus respectivas parejas. Ed se sentía solo. Hace que tiempo que Hannah no lo había visto en una relación. Claro, siempre tenía chicas detrás de él, pero nada serio.
-¿Ahora te das cuenta? – El joven había dejado de lado su celular y por primera vez desde que la castaña se le acercó a hablar, él la había mirado.
-Ed, no te sientas así... - pasó un mano por el pelo rizado de su amigo. –Ya va a llegar la indicada.
- Tú has estado al otro lado de la moneda y sabes lo horrible que se siente esperar. – Ed tenía razón y ella debía comprenderlo.
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La de la mala suerte
RomanceHanna tenía 21 años cuando se casó con el joven empresario Simon Collins. Su matrimonio creció con falsas ilusiones y ahora 4 años más tarde lleva la vida que jamás imaginó. Simon Collins la amaba, pero aquel sentimiento cambió cuando fue prácticam...