-¿Simon, se ha comunicado contigo? - le preguntó Matt Collins a su esposa.
-Hablé con él hace dos días. - Ambos estaban desayunando en el jardín. - Me comentó que se había ido a Paris con Hanna, Katie y Ana.
-Que bueno... - El tono de voz que había utilizado fue de decepción. - Yo no he sabido de él en meses. Simon no había querido saber de su padre a menos de que sea por temas de la empresa. La distancia que había marcado fue muy notoria. Su hijo aún no podía olvidar la conversación que habían tenido hace años. - ¿No te ha preguntado por mí?
-He intentado que se comunique contigo, pero no ha querido. - respondió la mujer con tristeza. Ella se sentía más culpable que ambos hombres porque ella había sido la razón principal de ese matrimonio apresurado.
-Lo entiendo... - respondió con desgano. - Mi propio hijo sigue odiándome.
-No te odia...
-Claro que sí, Rose. - la miró fijamente a los ojos. - Yo lo siento. Estoy arrepentido por lo que hice. Pero creo que ya ha sido suficiente. Ni siquiera puedo ver a mi nieta.
-Tenemos que darle tiempo. No ha sido fácil. - Rose se paró y lo arropó entre sus brazos. - Me ha contado que lleva meses separado de Hanna.
- ¿Qué? - se separó un poco de su mujer.
-La situación se les había escapado de las manos. - soltó un suspiro. - Pero, ahora él está tratando de recuperarla.
- ¿Y ha tenido éxito?
-No.
-Ahora vuelvo. - Matt se paró de la silla y fue por su abrigo.
- ¿A dónde vas? - Rose lo había seguido.
-Tengo que arreglar algunas cosas. Regreso para el almuerzo. - le dio un beso de despedida y salió.
***
Matt Collins se había sentido algo enfermo en los últimos meses. Es por eso, que se tomó unas vacaciones de la empresa. Simon estaba a la cabeza ahora.
- ¡Buenos días, señor Collins! - lo había saludado la secretaria de su hijo. Estaban en el último piso del edificio.
-Hola Macy. - le devolvió el saludo. - Vengo a ver a mi hijo.
-Él está en una reunión. -le respondió. Simon le había ordenado que cada vez que viniera su padre, le dijera que estaba ocupado.
-Macy, linda. Ambos sabemos que eso no es verdad. - La muchacha lo miró asustada. - Tranquila, no vas a perder tu trabajo. Recuerda que yo aún sigo siendo el dueño.
-Lo siento...
-No te preocupes y no le avises a mi hijo. Yo voy a sorprenderlo. - sonrió.
Simon estaba recostado en su sofá, mientras jugaba con una pequeña pelota de tenis entre sus manos. No podía sacarse de la mente a Hanna. Tenía que encontrar la manera de tenerla en sus brazos de una vez.
- ¿Preocupado por algo? - Dejó de jugar con la pelota y le cayó en la cara.
- ¿Papá? - se sentó en el sofá. - ¿Cómo entraste? - trató de acomodarse el traje.
- No puedes negarme el acceso Simon. - Su padre caminó hasta él y se sentó a su costado. - ¿Cómo has estado?
- ¿Cómo crees tú? - estaba enojado e incómodo.
- No lo sé. - Matt lo miró serio. - Hace meses que mi hijo no me dice cómo se siente.
El más joven entrelazó sus manos y trató de mantener el control. No quería discutir.
-Como si no supieras el por qué.
-Ya me disculpé por lo de Hanna. - sonó cansado.
-Lo sé. Pero parece que aún sigue trayendo consecuencias y cada vez que te veo, me acuerdo de lo sucedido. - Matt sintió un dolor de culpabilidad.
-Cuando amas mucho a alguien eres capaz de cualquier cosa. Yo lo hice por tu madre. Lo hice por mi familia.
-Pero no tenías que tomar esa solución.
-Lo sé, Simon. - No fue su mejor jugada. Arrastró la felicidad de su hijo.
Matt Collins estaba arrepentido y sentía que nunca le iba alcanzar la vida para enmendar su error. Sabe que amenazar a su hijo, fue lo más bajo que alguna vez, pudo haber hecho en su vida.
-Eres mi hijo y no puedo seguir así contigo. - Puso una mano sobre el hombre de Simon. - Quiero que sepas que, si necesitas alguna ayuda, yo estaré disponible a todo.
-No la necesito y más si es por tu parte. - Hizo un movimiento brusco para que su padre le quitara la mano del hombro.
-Tomo la culpa de tu dolor, pero no de tu sufrimiento.
- ¿De qué hablas? - se paró molesto.
-Mi error hizo que tuvieras a tu lado a la mujer perfecta.
- ¡La hice sufrir! - soltó. - La hice llorar, la engañé y no... la... valoré. - Los ojos se le habían puesto rojos y ahora la voz se le iba cortando.
- Todos cometemos errores. Uno más que otros. Tú y yo cometimos errores. Tu madre me perdonó al igual que tu esposa. En cambio, tú no. ¿No crees que merezco una oportunidad? - soltó un suspiro acumulado y un dolor se alojó en el corazón.
- Papá no te alteres. Sabes que no te hace bien. - Hace un mes, Matt Collins había sido detectado como hipertenso.
-No ahora Simon. - dijo molesto e ignorando la medida de prevención.
- Tú pediste perdón ¿no? - Matt se levantó también. - Y Hanna te dio la oportunidad. - Él sabía que lo que su padre decía era verdad. - Yo no tuve la culpa que tú la hayas cagado. - lo miré sorprendido. - Yo no te empujé a que dudarás de tu esposa cuando pasó lo de las pastillas. Yo no te dije que salieras con Lena.
Con la cabeza agachada trató de retener las lágrimas. Su padre tenía razón. - Katie, Hanna y tú son parte de mi familia. No quiero que eso se destruya. Yo estoy haciendo algo para que mi hijo me perdone y tú ¿qué estás haciendo por recuperar a tu esposa?
<<De todo>> quiso decir.
-Tu madre me lo ha contado.
-Ella quiere más tiempo. - ambos hombres se miraron. - Ya no sé qué hacer. - se acercó a Matt. - Le he llevado flores, chocolates, ropa, zapatos y joyas. Además, fuimos a Paris y, aun así, me rechazó. Yo creo que ya no quiere nada más conmigo y no encuentra la manera de decírmelo. - Esa idea había estado en su cabeza desde lo ocurrido en Paris.
-No lo creo. Lo que pasa es que todo lo que le has dado suena muy superficial. Tienes que darle algo que tenga mucho valor para ella. Algo que la haga recordar que te ama. - Lo miró directo a los ojos. - Yo no te críe para que te rindieras tan fácil. Así que te doy todo el día libre para que pienses cómo recuperar a tu esposa de una vez. Tienes que hacerlo.
- ¿Otra vez me estás obligando? - lo retó Simon.
-Sí. - confirmó sin vergüenza. - Te obligo a que vayas por la única mujer que has amado de verdad. ¿Acaso no vale la pena? - Y sin más que decir, Matt Collins desapareció de la oficina, logrando dejar a un Simon confundido y sorprendido.
***
Hola! sí, soy yo otra vez después de meses. Quiero que sepan que no he querido dejar la novela así sin actualizar, pero en marzo empecé mi último año de universidad y las cosas se me volvieron cada vez más difícil. Estos meses he tenido que estar a full con la universidad si es que quiero graduarme este año. Lo cual deseo. Sin embargo, me he dado un tiempo para poderles escribir. Gracias a todos los que han esperando paciente y sobre todo a los que comentan y votan. Eso me da ganas de querer seguir escribiendo.
No estoy muy segura, pero creo que falta dos capítulos y un epílogo. No les voy a dar una fecha exacta porque no quiere quedar mal con ustedes :( . Trataré que sea este próximo fin de semana..
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La de la mala suerte
RomanceHanna tenía 21 años cuando se casó con el joven empresario Simon Collins. Su matrimonio creció con falsas ilusiones y ahora 4 años más tarde lleva la vida que jamás imaginó. Simon Collins la amaba, pero aquel sentimiento cambió cuando fue prácticam...