Hannah
Era el cumpleaños de Jess, así que se había armado una pequeña reunión por la noche en su casa para celebrarlo. Todos estaban ahí, a excepción de Simon. Desde que discutimos, evitamos a toda costa mostrarnos en público y aparentar algo que no somos. Además a estas horas, infiero que debe estar bien acompañado.
Esa noche, estaba usando un vestido corto más o menos a unos cuatro centímetros arriba de la rodilla. El modelo era juvenil y de color palo rosa, ya que combinaba bien con el tono de mi piel. Aparte que me puse unas medias pantis negras y un saco corto para protegerme del frio de Londres.
Zack, James, Blake, Dani, Ed, Rachel, Jess y yo estábamos en un pequeño grupo sentados en los sofás de la sala hablando. En realidad, estábamos pasando un muy buen momento.
-Jess, mi tía dice que vayas un rato a la cocina para ver lo de los cupcakes. – avisó un chico alto de cabello rubio oscuro y ojos marrones como los de mi hermano.
-Oh chicos, ahora vuelvo...- Mi amiga se levantó del sofá y me tomó de la mano. -¿Me acompañas? Es que no quiero estar sola con mi mamá – yo sólo sonreí y me levanté para ir detrás de ella caminando mientras que el chico iba a nuestro costado.
-¿Mamá me necesitabas? – preguntó Jessica cuando llegamos a la cocina.
-Sí, no sé que ha ... - dejó de hablar al notar quién era. – Hola Hannah ¿cómo has estado? – La mamá de mi amiga era una persona cercana a mí, ya que prácticamente creció junto con mi mamá.
-Bien, Margaret. – sonreí.
-Es bueno escuchar eso. Mándale saludos a Elizabeth.
-Lo haré apenas vea a mi mamá. – aseguré.
-Mamá ¿cuál es el problema? – volvió a preguntar Jessica.
-Hay menos cupcakes de los que he preparado, y no tengo idea en dónde están. – dijo Margaret preocupada.
-Pero nadie ha entrado aquí. – dijo mi amiga.
-Mnnn, tu prometido sí. – dijo riendo el chico, y eso provocó que todos volteáramos a verlo.
-¿En serio Peter?
-Sí, además eres mi prima. No te mentiría. – Jess sonrió. Ahora entendía, ellos eran primos.
-Bueno, James tiene una pequeña adicción a los dulces....
-¿pequeña? – dije yo.
-Bueno, demasiado.... – rio Jess. – Iré a comprar más cupcakes.
-Te acompaño, porque tengo que comprar esas galletas de avena que tanto le gustan a tu padre. – dijo Margaret. – Adiós chicos, vigilen que mi prometido no vuelva a entrar.
-Regresamos pronto. – y eso fue lo último que dijo Jess antes de salir por la puerta.
Yo me quedé ahí parada recostada contra la pared mirando hacia la nada. Esto era algo incómodo. Este chico que no conocía estaba en la misma habitación que yo, y lo peor es que no sabíamos de qué hablar.
-Mi prima siempre habla mucho de ti. – dijo el chico, bueno Peter.
-¿En serio? – lo miré.
-Sí. Habla hasta los codos. – ambos soltamos una leve risa.
-Así es Jess. – afirmé. – No te había visto antes. – le fui sincera. Yo había conocido a Jessica desde que éramos pequeñas.
- Desde pequeño mi familia se mudó a Australia pero recién hace unos dos meses, hemos regresado a Inglaterra. – me explicó y yo me limité a asentir con la cabeza. - ¿y tú vives cerca?
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La de la mala suerte
RomanceHanna tenía 21 años cuando se casó con el joven empresario Simon Collins. Su matrimonio creció con falsas ilusiones y ahora 4 años más tarde lleva la vida que jamás imaginó. Simon Collins la amaba, pero aquel sentimiento cambió cuando fue prácticam...