El viaje de Costa Rica a Londres, había sido el más eterno para la pareja de amigos. Hannah parecía "una muerte en vida" y Edward tenía la cabeza en cualquier parte. Ambos querían estar con Simon y Zack. Por eso apenas llegaron al aeropuerto de Londres, tomaron un taxi a la clínica.
-¡JESS! – gritó la castaña cuando entró a la clínica y vio a su amiga en la recepción.
- Hannah - dijo esta con los ojos un poco hinchados y viendo como sus dos amigos sostenían en sus manos las maletas de viaje.
-¿Dónde está Simon? – preguntó la castaña y James quien se encontraba al costado de Jessica le respondió.
-Tienes que esperar un poco, Blake esta con él.... Aunque... - miró su reloj. – ya debe haber salido.
-Gracias, iré a verlo. – dijo Hannah y prácticamente dejó su equipaje.
-¡Hey, espérame! – Gritó Ed mientras también dejaba su maleta con James y corría detrás de su amiga para subir ambos al ascensor.
-Tengo miedo. – confesó la joven con la mirada perdida.
-Tranquila, yo estaré afuera esperándote. – las puertas del ascensor se habían abierto y ambos salieron. Al llegar al tercer piso, se encontraron con los padres de Simon, a Rachel que lloraba mientras Dani trataba de consolarla y a Blake.
-Hannah. – la llamó su hermano, logrando que todos voltearán a verla.
-Blake.... Todo es mi culpa.... – la joven respondió llorando, mientras unos fuertes brazos la abrazaron.
-Nada es tu culpa. Lo que Simon necesita ahora es que estés junto a él.
-Es lo mismo que yo le dije. – aseguró Ed, quien se encontraba al costado de los padres de Simon.
-¿Quieres entrar? – preguntó Blake a su hermana después de separase.
-Sí .... Por favor. – y con esto último, el castaño giró la perilla de la puerta 305 y la abrió, dejando a una sorprendida Hannah. Jamás pensó ver así, al amor de su vida.
***
La habitación se sentía muy fría y triste. Aquel color blanco no ayudaba mucho al estado emocional de Hannah o de cualquier persona que entrase.
Pero lo más importante era Simon. El castaño parecía estar sin vida en esa cama. Aquel detalle la deprimió más . Desde la puerta podía ver que no se encontraba bien. Estaba lleno de cables que iban conectados a 2 máquinas, las cuales se encontraban a cada lado de la cama. Ella sentía que no tenía el valor de acercarse hasta él. Su corazón latía a mil por hora.
-¿Annie estas bien? – le preguntó Blake, quien no se había alejado de ella desde que ambos entraron.
-Tengo miedo. – confesó.
-Tranquila, solo acércate y quédate con él. En estos momentos Simon necesita de ti. – Su hermano se despidió con un beso en la mejilla, y con mucho cuidado salió y cerró la puerta, dejándola totalmente asustada.
Poco a poco Hannah fue caminando hasta la cama de su esposo, y la culpabilidad y miedo crecían cada vez más. Simon tenía el cuerpo llenó de moretones, una cicatriz en el labio, otra en la frente y una última en el cuello. Pero mientras más se detenía a ver esa última cicatriz, se daba cuenta que esta terminaba hasta la altura del corazón. ERA ENORME.
Lo que había pasado es que al impactar el auto de Simon con el otro, un trozo del parabrisas le había atravesado un poco el pecho. Estuvo a pocos centímetros de que su corazón se dañara.
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La de la mala suerte
RomanceHanna tenía 21 años cuando se casó con el joven empresario Simon Collins. Su matrimonio creció con falsas ilusiones y ahora 4 años más tarde lleva la vida que jamás imaginó. Simon Collins la amaba, pero aquel sentimiento cambió cuando fue prácticam...