Simon estaba enfadado por la forma en que ella le había hablado y le había fastidiado que Ed la llevara. Tenía que hablar con su mejor amigo. Pero bueno ahora tenía que quedarse en casa con su hija.
-Papi... – dijo Katie. – algo está sonando. – Simon trató de entender lo que su hija le había dicho. – Allá – señaló la mesa en donde se encontraba su celular.
-Ahhh te refieres a mi celular. Espérame un momento princesa iré a contestar. – cogió su celular y contestó. - ¿Aló? ..... Leni, si, lo siento es que tengo que cuidar a Katie..... ¿Estás segura? ¿No te incomoda? .... Bueno voy para allá con Katie. Adiós.
Simon nunca había ido a visitar su enamorada con Katie, ya que sabía que a Hannah le podría disgustar, pero tenía que ver urgente a Lena y no podía dejar a su hija sola. Hoy Lena y Katie se iban a conocer. Pero lo que Simon no sabía era que él mismo estaba cavando su tumba.
-Katie, hoy conocerás a alguien nuevo. – Katie le sonrió a su padre.
***
Simon sabía que estaba cometiendo un error al llevar a su hija con Lena. No es que la chica sea una malvada bruja con la niñitas, pero era incómodo. Si esto le hubiera pasado en su niñez, definitivamente se molestaría con su padre... Hannah le había dejado a Katie sin opción alguna y Lena lo había llamado para decirle que necesitaba hablar con él urgente. La suerte no estaba de su lado.
-Leni– dijo Simon, quien había llegado apenas hace 10 segundos con la pequeña Katie.
-Simon. – la chica había dejado entrar al ojiazul con su hija. Pero simplemente, no podía decir nada más que "Simon". Su mirada se había centrado en la pequeña Katie. Se dio cuenta que la niña tenía el mismo color de cabello que su madre y hasta su forma de ser tan callada, según por lo que él le había contado. Pero luego reconoció los ojos de "su amado" en los de Katie. Esa niña tenía definitivamente los ojos de Simon. Luego fue bajando un poco la mirada y vio la sonrisa de la niña, y rápidamente subió la mirada para ver la de él y darse cuenta que son igualitos.
-Tu hija es tu retrato. – dijo la morena sorprendida sin poder quitar su mirada sobre la niña. La pequeña Collins llevaba en una mano a su oso de peluche.
-Lena, te presento a Katie. Katie te presento a Lena. – Simon trató de hacer sonreír a su hija, quien se había mantenido toda callada durante su estancia en la casa de la modelo. La pequeña, sólo apretaba fuerte su mano y miraba atentaba a aquella chica que al parecer, ante sus ojos, era alguien importante para su padre.
-¡Hola Katie! – dijo Lena quien se agachó a la altura de la niña para saludarla, pero Katie no dijo nada. Era normal ese comportamiento porque no la conocía – ¡Que linda que eres! – Katie sonrió
-Lena, es mejor que.... – Simon estaba demasiado nervioso con esta situación.
-Shhh, déjame a mí. – dijo la chica. –Soy Leni. – Ella le sonrió a Katie para que la niña sintiera más confianza. – ¿Te gusta colorear? – Katie asintió con temor.- Ven, vamos. Tengo unas cosas lindas para que colores. – La morena le ofreció la mano para que vayan juntas, pero ella no se soltaba de su padre. Hasta que miró a su papá y este le asintió, y ella tomó la mano de Lena.
-Tengo toda una colección, desde las princesas hasta Hannah Montana. – Lena estaba emocionadísima, siempre quiso tener una hija.
-Me gusta Hannah. – dijo por primera vez Katie.
-¡Que bueno! – dijo Lena y fingió emoción por la elección de la niña. Era obvio que iba a escogerla porque ese personaje se llamaba al igual que su mamá. Luego se fue a un pequeño estante de madera y sacó unos libros para ponerlos en la mesa para que ambas se sentaran. – ahora vengo iré a traer colores. – Katie asintió y Lena se fue hacia donde estaba las cajas de colores.
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La de la mala suerte
RomansaHanna tenía 21 años cuando se casó con el joven empresario Simon Collins. Su matrimonio creció con falsas ilusiones y ahora 4 años más tarde lleva la vida que jamás imaginó. Simon Collins la amaba, pero aquel sentimiento cambió cuando fue prácticam...