Capítulo 1 | Lauren

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-Lauren-



Mi garganta quema cuando trago el líquido ambarino que llena mi vaso. El sonido estridente del metal pesado compite contra las pláticas, risas y gritos que retumban por todo el bar.

Huele a tabaco, alcohol, sudor y marihuana; pero me importa una mierda. Estoy tan borracha, que apenas soy consciente de qué pasa a mí alrededor. Ruth -o al menos creo que ese es su nombre- está sentada sobre mi regazo. Besa mi cuello y mordisquea hasta llegar al lóbulo de mi oreja.

Un gruñido retumba en mi garganta y tiro de su cabello para plantar un beso urgente en sus labios. Todos a nuestro alrededor gritan extasiados por el espectáculo que estamos brindando; lo que ellos no saben es que sólo es algo de una noche. Siempre es algo de una noche.

— ¡Jauregui! —grita Josh, el dueño del lugar. Me separo de la chica sobre mi regazo con brusquedad para mirarlo. Está a pocos metros de distancia, así que no me es difícil escuchar lo que tiene que decir—, ¡tenemos otro voluntario!

Las carcajadas resuenan a mí alrededor y no puedo evitar sonreír. Palmeo el trasero de Ruth y ella se pone de pie a regañadientes.

—Ahora vuelvo —le guiño un ojo y ella sonríe radiante.

Me quito la chaqueta de mezclilla y la lanzo sobre la silla para avanzar en dirección a Josh. Los vendajes de mis manos están manchados de sangre, pero no es mía. Es del bastardo al que le rompí la nariz hace un rato.

Giro mi cuello en un círculo y hago chasquear mis nudillos. Le quito el cigarrillo entre sus dedos y doy una calada profunda antes de encaminarme hacia la bodega que hay detrás del establecimiento.

Pronto la bodega se encuentra repleta de gente borracha y drogada. Aquí nada es ilegal, puedes hacer lo que te plazca.

— ¡Vamos, Jauregui! —grita alguien a mis espaldas. Una sonrisa se dibuja en mis labios y miro al chico al centro de la bodega.

— ¡Acábalo, Lauren! —creo que es Ruth quien grita. Le dedico una mirada significativa al tipo frente a mí y éste se pone en guardia.

Aquí no hay presentaciones, ni reglas. ¿Quieres dinero?, ven, reta al actual invicto, gana y lo tendrás. No he perdido en cuatro meses y peleo todos los fines de semana; soy famosa por eso. Soy la idiota que más tiempo ha estado invicta. No he perdido ni una sola pelea, y tampoco pienso hacerlo.

Josh asiente en mi dirección y no espero más tiempo. Sin previo aviso, tiro un puñetazo directo al rostro del pobre diablo frente a mí. Éste gruñe y se tambalea hacia atrás. Le he pegado tan duro, que cualquiera en su sano juicio se rendiría en ese momento; pero está tan borracho, que estoy segura de que podría pasarle un camión por encima y ni siquiera lo sentiría.

Un puño es dirigido hacia mí, pero lo esquivo con facilidad. Es lento, torpe y descuidado. Casi puedo sentir pena por él. Casi…

Dejo que intente golpearme un par de veces, pero lo esquivo con fluidez. Siempre procuro no lastimar mucho a éste tipo de idiotas. Sólo me retan porque están envalentonados por el alcohol, pero no esperan ganar realmente.

— ¡Deja de jugar, Jauregui! —grita Josh y no puedo evitar sonreír.

Es entonces cuando atesto una serie de golpes a la cara y torso del tipo. Él se tambalea hacia atrás y cae sobre su trasero. La bodega estalla en gritos animados y alzo los brazos en un gesto arrogante y altanera. Ni siquiera estoy agitada.

Ni siquiera me preocupo por mirar al pobre diablo que está tirado en el suelo. Me acerco a Josh y deshago mis vendajes mientras hablo—: Me largo de aquí. Paso mañana por mi dinero.

SálvameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora