Capítulo 25 | Lauren

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-Lauren-



La espalda de Camila está pegada a mi abdomen. Estamos completamente desnudas, a pesar de que no hicimos nada más que tocarnos. El cuerpo de Camila está lánguido debido al cansancio y no puedo evitar sentirme orgullosa por ello.

Mis brazos están alrededor de su cintura, y la aprieto con fuerza contra mí. Es increíble cómo una parte de mi subconsciente aún necesita asegurarse de que es real y que está aquí después de todo lo que ha pasado.

Deposito una estela de besos húmedos desde su hombro, hasta su cuello. Ella ladea la cabeza para darme entrada a su mandíbula y ríe cuando mordisqueo la piel de esa zona.

—Eres la mujer más hermosa que he conocido en mi vida —las palabras abandonan mi boca antes de que pueda detenerme un segundo para filtrarlas. Sus ojos marrones se oscurece aún más con mis palabras, y un ligero rubor tiñe sus mejillas.

—Mentirosa—susurra, pero hay un deje de emoción en su voz.

— ¿Por qué habría de mentir? —sonrío—. No tengo necesidad alguna de decirte algo así si no lo creo.

Se retuerce entre mis brazos para quedar de frente a mí. Sus dedos cepillan mi cabello apartandolos de mi cara, para luego deslizarse por los costados de mi rostro hasta ahuecar sus manos en mis mejillas.

—Podría estar así para siempre —digo en voz baja.

—Yo no me opondría en lo absoluto —susurra con aire juguetón.

Una risita ronca y profunda me asalta, y ella gira su rostro para mirarme. Una sonrisa dulce y satisfecha está dibujada en sus pequeños labios. Luce tan hermosa como siempre, pero más feliz que nunca. Vivo por esa sonrisa. Vivo por esa mirada llena de emoción y anhelo. Vivo gracias a la pequeña chica entre mis brazos... Encontré mi lugar en el mundo a su lado.

—No sabes cuánto te eché de menos —dice en un susurro.

—Estoy aquí ahora bebé —froto mi nariz contra la suya, en un gesto juguetón—, y tú estás aquí ahora. Sólo eso importa.

Estoy a punto de unir mis labios a los suyos, cuando escucho que tocan abruptamente la puerta y la voz de Dave gritando—: ¡Lauren, vamos a embriagarnos!

Una risita boba brota de los labios de Camila, y hunde la cara en mi cuello. Mascullo una maldición y aprieto su pequeño cuerpo contra mí una vez más, antes de decir—: Ahora vuelvo.

Me pongo de pie, pero me siento renuente a dejarla. Me digo a mí misma que no tardaré demasiado, y que ella no se irá a ninguna parte. Este pensamiento me motiva a ponerme algo de ropa y salir de la habitación, no sin antes echarle una última ojeada a la chica de cabello revuelto y rubor en las mejillas que se encuentra desnuda en mi cama.

Ella me regala un guiño y una sonrisa estúpida se apodera de mis labios. Entonces, salgo.

Cuando llego a la sala, me sorprende encontrar a Dave tirado en uno de los sillones, con un six-pack de cerveza sobre las piernas. Alza la lata que tiene entre las manos y me regala una sonrisa amarga.

— ¡Por ti, hermana! —dice, y da un trago largo a su cerveza.

— ¡Qué mierda, Dave! —Exclamo, medio divertida—, ¡¿estás borracho?!

— ¡Por supuesto que no! —Gruñe, pero su voz suena arrastrada y pesada—, ¡apenas empecé a beber!

Ruedo los ojos al cielo.

—Sí, claro —bufo—, ¿a quién le quieres ver la cara de idiota?, ¿quieres decirme qué fue lo que pasó?

Una sonrisa triste se dibuja en sus labios y suspira.

SálvameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora