Capítulo 20 | Camila

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-Camila-




Mi estado de ánimo es inmejorable. Los músculos de mi cara duelen ya que he sonreído todo el día. Todos en el trabajo han hecho comentarios acerca de mi radiante humor, pero no me atrevo a decirle a nadie que mi sonrisa tiene un nombre y apellido.

Jared, por otro lado, se encuentra de un humor bastante oscuro. Su estado cabizbajo es un claro contraste con el mío, pero no he permitido que eso me afecte. Tengo una cita esta noche con la única chica a la que he amado en mi vida, y no puedo estar más feliz.

He hecho cientos de repasos mentales de mi escaso guardarropa, y aún así no decido qué diablos voy a usar. Me siento como una verdadera ridícula. Lauren me ha visto en mis peores fachas, pero no puedo evitar querer lucir bien para ella.

La última hora en el restaurante pasa más lenta que de costumbre. Quizás soy yo y mi ansiedad por que sea hora de ir a casa.

— ¿Quieres ir a hacer algo? —Jared pregunta cuando tomo mis cosas para marcharme.

Me congelo de inmediato y me aclaro la garganta.

— ¿Ahora mismo?

—Si —me dedica una sonrisa tensa—, ¿tienes planes?

Procuro mantener mí vista lejos de él para mentir—: De hecho, iré con Dinah a pasar el rato por ahí.

—Oh…

Lo miro y fuerzo una sonrisa.

— ¿Otro día, quizás? —Sus ojos están llenos de lágrimas contenidas y la alarma me invade. Mi ceño se frunce con preocupación y pregunto—: ¿Está todo bien?

Su respuesta es un meneo tenso de cabeza.

—Las cosas en casa están terribles —suspira—. Mis papás acaban de separarse de nuevo y estoy preocupado por mi hermano. Está en una edad difícil y no escucha de razones. Mamá está desesperada y yo sólo quería… —aprieta los ojos con fuerza—. Olvídalo. No quiero abrumarte.

No estoy muy segura de qué es lo que debo de decirle. Pedirle que no se preocupe no va a cambiar nada. Él no va a dejar de estar preocupado y angustiado. Sin decir nada, me paro sobre mis puntas y envuelvo mis brazos alrededor de sus hombros en un abrazo amistoso.

Él me abraza de vuelta y me aparto cuando siento su aliento en mi cuello. No quiero que malentienda mis gestos.

—Podemos hablar mañana de eso, si quieres —digo.

—Suena bien —asiente—. Podríamos ir a tomar algo y…

—Aquí —lo corto. Sé que es cruel cortar de tajo con sus expectativas, pero es lo mejor que puedo hacer—. Podemos  hablar de eso aquí en el trabajo. En nuestra hora de comida.

Él luce decepcionado, pero asiente.

—Estaría bien. Te veo mañana, entonces.

—Hasta mañana, Jared.

El remordimiento de consciencia que siento apenas me permite salir del restaurante. Se siente incorrecto estar feliz cuando un chico tan agradable como Jared está pasándolo mal.


Cuando llego a la habitación que comparto con Dinah, corro al baño. Mi compañera de cuarto está tan absorta en su tarea, que no se percata de mi presencia hasta que salgo de la ducha.

— ¡Dios mío!, ¡eres como un jodido ninja! —exclama cuando me ve revolotear por el espacio. Son las siete con veinte minutos, así que tengo que apresurarme. Lauren no debe tardar en llegar.

SálvameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora