-Camila-
Trato -desesperadamente- de mantener el coraje a raya, pero está costándome mucho trabajo no estallar. No quiero ser aquella chica celosa que fui, y tampoco quiero huir como siempre lo hago; quiero enfrentarme a Lauren estando consciente de mí misma y no cegada por los celos y la frustración, pero ella no está poniéndolo fácil para mí.
No tenía pensado decir nada. No ésta noche, de todos modos; pero me enfrentó y me obligó a hablar. Traté con todas mis fuerzas de comportarme de manera civilizada y hacerle saber que me encontraba molesta, pero nunca imaginé que me arrastraría fuera del restaurante para hablar de esto.
Más temprano fui al bar para avisarle a Josh acerca de la cena con la familia de Lauren. Él estaba ocupado con un distribuidor, así que tuve que esperarlo fuera de su oficina. Fue entonces, cuando vi llegar a Dina y Evelyn. Ambas venían tan absortas en sus asuntos, que ni siquiera se percataron de que me encontraba ahí, justo detrás de la barra.
Hacía un repaso mental de mi guardarropa mientras decidía qué vestido sería el adecuado para usar en la noche, cuando escuché a Dina decir—: No te metas en eso; Eve, Josh nos pidió que nos mantuviéramos al margen y eso vamos a hacer.
Todo hubiese estado perfecto para mí, de no haber sido por lo que Evelyn respondió—: Sigo pensando que debemos decirle a Camila. Por mucho que Lauren se haya rehusado a seguirle la corriente a Josh, no está bien que le haya pedido a todo el mundo que nos quedáramos callados.
—No fue Lauren quien nos lo pidió, fue Josh. No te metas en problemas y quédate callada —fue lo último que escuché de boca de Dina antes de enfrentarlas.
Les pedí que me hablaran con la verdad y me contaran qué diablos sucedió. Fue entonces cuando me dijeron acerca de las bailarinas exóticas que Josh trajo para Lauren el día de su cumpleaños. Nunca había estado tan molesta en mi vida, pero mi enojo no era con Lauren, sino con Josh. Mis sentimientos frustrados hacia Lauren vinieron más tarde.
A decir verdad, no estoy molesta por las bailarinas. Sé qué Lauren jamás sería capaz de engañarme. Confío ciegamente en ella porque me ha demostrado una y otra vez que está conmigo porque me ama. Estoy molesta porque me lo ocultó. ¿Por qué mentir?, ¿por qué no hablar con la verdad desde un principio?...
— ¡Camila, no pasó nada! —espeta Lauren, con frustración. El sonido de su voz me trae de vuelta a la realidad.
Tomo una inspiración profunda y trato de calmarme. No quiero gritar; no quiero decir algo de lo que pueda arrepentirme después. Mis manos tiemblan debido al coraje reprimido y mi corazón golpea con fuerza contra mis costillas.
Finalmente, cuando logro tener el control de mis cuerdas vocales una vez más, hablo—: Lauren, no quiero pelear —el tono de mi voz es el más calmado y neutro que tengo. Necesito ordenar mis ideas. Necesito expresar cómo me siento de la manera correcta y más madura que pueda, así que me tomo otros instantes antes de decir—: Me molesta que me ocultes cosas que debo saber. No necesito saber qué haces a lo largo de tu día. Tampoco quiero que pienses que necesito saber cada detalle de tu vida; pero en los aspectos que conciernen a nuestra relación, necesito que hables. Si tiene que ver con nosotras, me interesa saberlo.
Por unos instantes, luce aturdida y confundida. Estoy segura de que no esperaba esta reacción de mi parte, ya que me mira como si me hubiese salido otra cabeza.
— ¿N-No estás molesta? —dice, con la voz enronquecida. La tensión de su cuerpo es tanta, que creo que va a estallar en fragmentos de un momento a otro.
—Claro que estoy molesta —trato de mantenerme tranquila, pero el filo duro de mi voz delata cuánto me cuesta mantener la calma—, pero éste no es ni el lugar ni el momento para hablar.