「Capítulo 39.」

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La semana pasó rápido. Jimin no se había casado y Taehyung se encontraba en cuidados intensivos desde el hospital de la carcel.

Al fin lograron confirmar que eran culpables, todo el dinero en la cuenta de Taehyung y Hoseok, regresó a su dueño, aún faltaba un poco más de cantidad y ambos chicos estarían trabajando dentro de la carcel para terminar de pagar su deuda con el rubio.

Los padres de Jimin se quedarían a cargo de ese tema, ellos recibirían el dinero por Jimin y después se lo enviarían, eso era lo que habían acordado.

Jungkook lloró en los brazos del rubio al enterarse de la noticia, todos sus amigos estaban tristes, Jimin no había pasado ni un año en Seúl y estaba por irse nuevamente.

La voz de la azafata sonó en el aeropuerto informando que el vuelo a Nueva Zelanda estaba próximo por despegar y que los pasajeros tenían que abordar.

– Espero que con esto logres encontrar la paz que necesitas. – Le sonrió entre lágrimas en los ojos.

– Gracias Jungkook. – Sus ojos se aguaron mientras lo abrazaba fuertemente.

Seokjin, Baekhyun y los padres de Jimin se concentraban llorando unos pasos detrás de ellos.

– No tardes tanto, te extrañáremos demasiado. – Limpió una lágrima mientras intentaba sonreír – No lo haré, tardaré lo necesario... Tal vez un año o dos... No lo se aún pero quiero salir de aquí, concentrarme en nuevas cosas y olvidar todo esto.

– Esta bien, confiamos en que regresarás pronto y cuando lo hagas, todo el dolor habrá desaparecido.

La voz de la mujer volvió a sonar anunciando la siguiente información para todos los pasajeros.

– Me tengo que ir ahora. – Le sonrió mientras sentía una lágrima bajar. – Esperen por mi por favor.

Jungkook se aferró a su abrazo mientras lloraba. Cuando se separaron, Baekhyun y Seokjin se lanzaron a sus brazos sin parar de llorar. Jimin los despidió con una sonrisa y unos cuantos abrazos para después pasar a sus padres. Su madre besó su rostro y lo abrazó fuertemente mientras le recordaba lo orgullosa que estaba de él. Después su padre lo abrazó por un corto tiempo mientras le aseguraba que su puesto en la empresa sería reservado hasta que él volviera a Corea.

Tomó su bolso de mano y suspiró con una sonrisa para girarse y mirarlos a todos. Los miró a cada uno, grabándose sus rostros y sus sonrisas.

Sus ojos se posaron en Jungkook ¿Cómo podía verse tan hermoso aun llorando? Sintió su corazón apretujarse en su pecho mientras lo miraba. Sin duda, Jungkook estuvo con él en cada momento, sin importarle estar ocupado, molesto o con sueño, él siempre estuvo para Jimin y eso era algo que el rubio apreciaba.

Le regaló una última sonrisa y giró en sus talones para comenzar a caminar directo a su vuelo.

Los tres amigos se abrazaron mientras lloraban, eso parecía un déjà vu solo que ahora eran mayores de edad y Jimin se iba por diferentes razones, pero aun así, el dolor y el espacio vacio en sus corazones, era el mismo.

Los padres de Jimin les agradecieron por acompañar a su hijo y se retiraron del lugar junto con ellos.

Cada uno tomó caminos diferentes. Jungkook se dirigió hasta el restaurante, había sacado un poco de tiempo solo para despedir al rubio.

Los demas se dirigieron a sus casas mientras se sumergían en su propia tristeza.

Jungkook al fin llegó y rápidamente corrió para colocarse su uniforme y lavarse las manos. Comenzó con su trabajo, todo estuvo bien, hasta que escuchó que uno de los chefs regañaba a un chico, al ser el primer chef tenía que poner el orden en la cocina. Se apresuró a llegar y miró lo que sucedía.

– ¡Es un inútil! – El chico apuntó al chico que se encontraba enfrente de ellos – ¿Qué fue lo qué sucedió?

– No sabe cortar una maldita cebolla ¡Esto es detestable! – Miró lo que el chico le decía.

Sintió unas ganas inmensas de reír y llorar al mismo tiempo. Recordó la vez cuando comenzó a cocinar por primera vez, había estudiado para eso y tenía que hacer practicas en casa, también le gustaba cocinar y a veces necesitaba ayuda. Ese día Jimin había llegado a su casa, se ofreció para ayudarlo y Jungkook al saber que el moreno no cocinaba, prefirió algo más simple y lo dejó picar la cebolla. Las cosas no salieron como lo esperaba pero era algo cómico, hasta la fecha no lo había olvidado y con cada recuerdo, su corazón sufría.

– ¿Se siente bien? Es solo una cebolla. – Lo miraron preocupado

En ese momento Jungkook notó que estaba llorando. Maldijo bajo y negó mientras llevaba una mano a su cabeza.

– Estoy bien, es solo que me duele la cabeza, denme unos minutos. – Los miró a todos. – Sigan en lo suyo, Choi éstas a cargo.

El chico asintió mientras todos seguían cocinando. Jungkook suspiró y salió de la cocina por la parte trasera. Se quedó unos momentos ahí mientras tomaba un poco de aire y se despejaba.


•••


Jimin al fin encontró su asiento. Tomó lugar mientras suspiraba. Apagó su celular y lo regresó a su bolso. Recordó que Jungkook le había preparado unos emparedados para el camino y sonrió alegre. Los sacó rápidamente y comenzó a comer.

Agradecía que afortunadamente nadie se sentó a su lado, tenía más privacidad y podía sufrir solo en todo el camino.

El avión despegó minutos después que la gente terminó de abordar. Suspiró, se colocó su almohada para el cuello, se colocó sus auriculares y cerró sus ojos dispuesto a dormir por un momento.


•••


– ¿Cómo te sientes? – El hombre preguntó con esa voz profunda que tanto miedo daba.

– Duele. – Soltó sin más.

– Estas de suerte, te quedarás en tu celda mientras tus piernas se recuperan, después de eso, tendrás muchos años para al fin acoplarte a los ejercicios. – Lo miró. – No estas a salvo aquí, tú al igual que todos harás cada uno de los castigos, así no volverán a meterse en problemas.

– Como sea, no tengo nada más ahí afuera así que prefiero quedarme aquí.

El oficial se rió mientras lo miraba.

– Bien. – Se rió. – Llevenlo a su celda Taehyung los miró con odio mientras uno de los policías lo tomaba en su silla de ruedas para dirigirlo a su celda.

Un mal final para ellos dos, Hoseok aun no despertaba, había recibido un fuerte golpe en la cabeza, eso lo mantenía dormido. Ambos estaban heridos, huesos rotos, vidas destrozadas, no les quedaba nada ahora.

Un mal final para ambos chicos, pero tuvieron su castigo, ellos prefirieron hacer el mal en vez de disfrutar de su amor y todo lo que tenían.










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Pobre de mí bebé Jungkook.🥺💔

Gracias por leer galletitas.🍪
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Real (Jikook)[Adap.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora