|Capítulo 15: "Desayuno Tenso"|

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Stella Rose.


Algo que siempre he odiado durante toda mi vida es llamar la atención por un hombre. ¿Qué quiero decir con esto? Que odio que por un hombre me conozcan, pero a Dimitrio eso no le importa, supongo que para él es irrelevante que observen a su mujer, le debe de gustar que me observen como un premio, estaba muy seguro de que tal vez era eso.

Su mano derecha rodeaba mi cintura mientras caminábamos en silencio por el restaurante frente a la playa. Su semblante serio y esas facciones que gritaban "Si tan solo me observas te mato" cubrían a una persona tierna y a la vez brusca y dominante. A pena y empiezo a convivir a su lado y ya siento como si lo hubiera conocido toda mi vida. Me observaba de reojo y con eso una sonrisa disimulada de posaba en sus labios. Tal vez no sea el hombre perfecto y este lleno de tanto misterio e intriga, pero me gusta y me atrae como un imán.

Pude notar que mi madre se encontraba con la mirada fija en mí en una de los extremos del restaurante, estaba sentada en una mesa cerca del barandal con su habitual vestido playero y sus gafas de sol en su cabeza, a su lado una mujer rubia se encontraba bebiendo una copa y luego ese rostro abrumado y confuso de Colette me observaba, no sabía que ella vendría pero en serio me molestaba que me encontrara con Dimitrio, porque comenzaría de nuevo con la charla de que es peligroso. Nos detuvimos en una barra y enseguida un hombre con traje blanco con una sonrisa reluciente se acercó a nosotros.

- ¡Señor Sarris que alegría verlo de nuevo por aquí! - una tarjeta en el bolsillo de su saco dejaba muy claro que el hombre enfrente de nosotros era el gerente del restaurante, nunca había pasado por un momento así. En realidad nunca estuvo con un hombre importante y tan exclusivo para las personas.

- Solo vengo a traer a mi mujer - se me cae el alma a los pies, ¿Acaso escuche mal? Dimitrio me observo y la incomodidad me brotaba por los poros, no me espera eso tan fuerte joder - Quiero que le des lo mejor del restaurante a ella y a sus acompañantes, ya después nos arreglamos con el dinero - el gerente asintió.

- Como usted ordene mi señor, con permiso - Dimitrio giro su rostro sin darle importancia al gerente y trague saliva viendo nuestras miradas conectarse en cuestión de segundos.

- Espero que disfrutes de la estadía muñeca - murmuro con una sonrisa pícara haciendo que me sintiera más incómoda todavía. ¡Yo Stella Aileen Rose estoy incomoda ante este hombre!

- No era necesario hacer esto - espete seria porque me sentía un poco cohibida, los lujos no son lo mío y aunque quiero molestarme sé que no puedo hacerlo porque él no entiende mis razones para no ser lujosa.

- Es solo un detalle Stella, disfrútalo - asentí sintiendo mi respiración agitarse lentamente mientras tomaba mi mano derecha y la acariciaba con sutileza, en el fondo sus caricias calmaban cualquier sensación mala de mi cuerpo - Tengo cosas de las que encargarme hoy, nos vemos después señorita Rose - asentí nerviosa notando que llevaba sus labios hacia el dorso de mi mano, plantando un dulce beso sin dejar de observarme a los ojo.

Me dedico una sonrisa y luego se dio media vuelta caminando hacia la salida del restaurante dejándome confusa y con miles de sensaciones que odio con todas mis fuerzas. Esto no es algo que me agrade, aunque sea un simple detalle me molesta que intente ser como ellos una vez lo fueron conmigo, el dinero no compra la felicidad ni mucho menos elimina los pensamientos de los peores momentos de tu pasado. Mientras caminaba en dirección a la mesa donde se hallaban las acompañantes de mi madre con sus rostros serios con mucha confusión, y yo también lo estaba a pesar de todo. He tenido una mañana fuerte y un poco malhumorada luego de aquella sección de sexo duro en la ducha. No me quejo pero sí estuvo intenso y en el fondo deseaba más. Con respecto a este detalle de Dimitrio sabía que en algún momento iba a hablar con el sobre eso, solo necesitaba ordenar mis ideas para darle una explicación concreta.

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