|Capítulo 68: "Coqueteo"|

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Stella Rose

Cierro los ojos y respiro profundo cuando me dejo hundir en el agua fría de la piscina y todos mis pensamientos se acumulan agobiandome de manera automática. Salgo del agua e inhalo aire fresco mientras la brisa me hace sentir escalofríos, calmo mi respiración cuando percibo esa incomodidad de estar siendo vigilada las veinticuatro horas del día, a lo mejor estoy siendo paranoica pero es inevitable que tu sexto sentido no se active cuando sabes que corres peligro.

Salgo de la piscina y me acerco al camastro tomando mi móvil para ver el mensaje de Agatha informarme que todo esta bien y no ningun problema. Bloqueo el móvil y comienzo a secar un poco la húmeda de mi cuerpo para luego colocarme un vestido suelto descotado que se amolda a mi cuerpo húmedo, dejando que se adhiera a mi piel dando una silueta bastante sexy y provocativa con el bañador más exhibicionista de mi colección. Me coloco los tacones de plataforma y con mi móvil en mano me despido de algunos vecinos que se dedican a observarme sin disimulo alguno y no los culpo porque así me quedo yo cuando lo veo a él, camino por el recibidor y me quedo perpleja sin dar un paso cuando lo veo salir de su auto y maldigo mordiendo mi labio cuando su mirada se fija en la mía y por instinto me veo caminando con rapidez hasta el pasillo.

Estoy actuando de manera cobarde, pero no estoy preparada para verlo porque sé a lo que viene. Bueno en realidad hay dos opciones para que venga a buscarme: O viene a reclamarme por el escándalo del noticiero, o viene solo a cogerme. Se me fácil deducir las intenciones de Dimitrio cuando desde que comenzamos a lo que sea esto que tenemos esas siempre han sido sus dos razones para buscarme. Me siento un puto objeto, y aunque en ocasiones me enoja no puedo evitar sentirme atraída al anhelar sus manos en mi cuerpo.

Troto por el pasillo y me cuesta gracias a los tacones por lo que en las escaleras siento unas manos rodear mi cintuta mientras la otra cubre mi boca y me baja de los escalones para pegarme contra una pared dejándome prisionera con su fornido y sexy cuerpo. Presiona sus labios en mi cuello y deja su aliento mientras me remuevo en su cuerpo, introduce su rodilla entre mis piernas y adentra su mano a mi vestido, deja su mano en uno de mis glúteos clavando sus uñas con fuerza mientras se me es imposible removerme bajo su cuerpo, me doblega en tamaño y no podría competir con eso.

— ¿Huyes del dueño de este rico cuerpo? — murmura soltando una risa un poco audible pero divertida para él — Te extraño muñeca, no puedes irte así como así — admite y me suelta haciendo que le mire molesta y quiera golperarlo.

— Tú no eres quien para decirme si puedo irme o no idiota, ¿A qué vienes? — meta las manos en sus bolsillos y mantiene su rostro severo que me hace querer aruñarle la cara.

— Vengo por ti, es hora de que dejes de ocasionar problemas muñeca — suelto una risa sarcástica y me toma de la mano arrastrándome hacia la salida.

— Te mandaron a retener a la tormenta... — confirmo soltándome de su agarre para ver que se planta enfrente de mí y debo alzar mi rostro — Que bajo caes por proteger a personas que van a destruirte poco a poco — susurro colocando mi dedo en su pecho mientras siento que toma el vestido y me atrae con fuerza hacia él.

— Eres una tonta para no darte cuenta lo que vengo hacer aquí — me suelta y me toma del brazo arrastrándome con él mientras algunos residentes del edificio nos miran inquisitivos.

— Es obvio que vienes porque andas necesitado, ustedes los hombres son tan predecibles — se detiene abruptamente y me toma de la nuca dejando un beso brusco en mis labios.

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