Stella Rose.
Asentí suavemente con una sonrisa cargada de interes, vamos que esto es increíble, y aunque todavía estoy consternada de que quiere entregarse a mí de solo pensarlo me hace sentir increíble.
Relamió sus labios bebiendo de su copa de vino mientras la puerta volvía a ser abierta tras mi espalda y los meseros llegaban a hacia nosotros limpiando la mesa seguido de los platos sucios, Dimitrio sonrió juguetón ladeando su cabeza sin dejar de observarme.
- Le apetece postre señorita Rose - rápidamente una sonrisa de posó en mis labios, era obvio que sus palabras conciben de otras intensiones y la idea hizo que mordiera mi labio suavemente.
- Quedé complacida con las comida señor - como si aquello fuera protocolo dos meseros se colocaron detrás de nuestras sillas y Dimitrio se levantó abotonando su saco mientras su pecho resaltaba gracias a esa delgada camisa blanca de botones.
Me levanté haciendo que varios chicos del servicio del restaurante observaran mi silueta, pero sobretodo mi cuerpo. El mesero me extendió mi bolso el cual tome dando unos pasos alejados de la mesa, mientras Dimitrio le agradecía a un hombre de traje que acaba de entrar al apartado.
- Gracias por preferirnos señor Sarris, crecemos dia a dia para satisfacer las necesidades de nuestros mejores clientes - el hombre calvo de traje miraba a Dimitrio muy sonriente mientras que él caminaba hacía mi haciendo que mis sentidos de colocaran en alerta.
Dimitrio se despidió con asentimiento leve una vez que se detuvo frente a mí y tuve que alzar mi mirada encontrándome con sus ojos y una expresión fría. Sin observar a las personas, y sin siquiera tomarle importancia colocó una de sus manos en mi espalda baja indicándome que comenzara a caminar en dirección hacia la salida. Con el corazón desbocado y los músculos de cuerpos tenso ante la mano de Dimitrio me puse a pensar en lo podía ser de esta noche, y que de seguro él iba a querer llevarme a su casa, cosa que no iba a permitir. La salida estaba escasas de clientes debido a lo tarde que era, fije mi mirada en el perfil de Dimitrio y su mandíbula apretada y cubierta por aquella barba oscura y de pocos días. Las luces tenues en la entrada hicieron que me fijara en la camioneta de color negro, y del cual bajo en valet entregandole las llaves.
En silencio subimos a la camioneta mientras un calor sofocante de nuevo recorría mi piel, estaba completamente segura de que este auto tiene algo excitante, el pensamiento de la ultima vez que estuve dentro hace que trague saliva, Eso no volverá a suceder.
- ¿Te quedas conmigo esta noche? - preguntó serio mientras conducía con rapidez.
- Tengo cosas que hacer mañana, y estoy algo cansada - mentí observando que faltaban pocas cuadras para llegar al apartamento, trague saliva notando que mientras observaba por la ventana a mi lado su mirada me recorría con interes, puedo sentirlo.
- Está bien muñeca - note algo de gracia en sus palabras y lo observé en silencio y con disimulo, no se opuso ante mi respuesta de su proposición, y la única razon por la que me negue fue porque no iba a ser tan rápido como la primera vez.
Luego de cinco minutos Dimitrio estacionó enfrente de los edificios de la pequeña villa en la me encuentro, la entrada estaba cerrada y se encontraba un guardia dormido en su silla mientras en la recepción todo estaba sola. Dimitrio apagó el auto y desabrocho su cinturon girandose lentamente, mientras sus oscuros ojos, los cuales brillaban por la luz del foco del auto que iluminaba su rostro. Mi mente adaptó la idea de que en el instituto siempre había un chico malo, y Dimitrio era un adulto joven, adinerado y tan jodidamente atractivo, y a mis ojos se veía como un bad boy que alborota mis deseos mas profundos.
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Entre Llamas Internas ✔1
RomanceMiradas lascivas lograban encender cada parte de mi cuerpo. Era prohibido, ilícito e limitado para mis deseos. Aún así, me excitaba. Yo era cenizas... Y en el momento en que tomó mi cuerpo, comencé a arder con codicia. Porque una vez que pruebas l...