|Capítulo 78: "Cenizas"|

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Capítulo final

Stella Rose

El clímax; es conocido como tus límites, llegar al fondo y tocar el suelo para darte cuenta de que ya no vales nada y que todo lo que algún día te hizo feliz quedo vagando en el aire, en una brisa fría que cada vez se vuelve más profunda e inquietante, de la cual te cuesta salir pero haces el intento por mantenerte sobria a la realidad, aun sabiendo las consecuencias que eso puede traerte.

Grito con tanta fuerza que me arde la garganta, estoy desesperada, con lágrimas abundantes en mis ojos, con un dolor en mi pecho que me hace gritar aún más, no poder moverme me lleva a forcejar con las cuerdas que de seguro dejaran marcas alrededor de mis muñecas. Estas rota Stella... Sabía que algo iba mal, que pagaría las consecuencias de un amor que nunca fue correspondido, de algo que no iba a funcionar pero aún así yo seguí esperando que las cosas fueran distintas. Me hice una nitofilia, me hice una maldita novela romántica en la cabeza con Dimitrio Sarris, me rio porque fui tan ilusa que aunque vi las cosas que pasaban jamás quise admitir que tal vez yo era distinta a lo que él quería. Caí en su juego y perdí. Sollozo queriendo matar a todo el maldito mundo, sintiéndome patetica con un ardor en mi vientre que me hace doler la cabeza y todo el cuerpo.

"Tu siempre has sido especial e importante en mi vida..."

Lloro como nunca antes lo había porque me destruyó y yo sabía que iba hacerlo pero jamás creí que sería ésto, Lo efímero que fue esto me dejó tan claro que sus palabras estan llenas de cuchillos que solo te cortan y te deja una herida y una cicatriz para toda la vida.

"Me gusta verte así, sonríes muy lindo Stella"

Dejo de gritar mientras me doy por vencida, solo lloro desconsoladamente pensando en todas las palabras que me dijo, en como lo conocí y en cada una de las que hizo por mi. El deseo ganó, su deseo era tenerme y una vez que lo hizo solo me desechó como el envoltorio de una barra de chocolate recién abierta, como una bolsa de regalo me rompió en pedazos.

Me prendió en fuego, me hizo arder bajo su cuerpo hasta que la hoguera solo de apagó lentamente como él siempre quiso.

Vuelvo a gritar sin importarme que me vaya a desgarrar la garganta. Con los ojos cerrados y la humedad de mi rostro vuelvo a forcejar sintiendo brazos rodearme con una sábana aferrándose a mi cuerpo mientras susurra que me calme y termino rota, sin ganas de ver el mundo, sin querer insistr y solo dejarme caer al mar y dejar que mi cuerpo se hunda despacio y me quite la vida. Su voz me inunda los oídos relajándome mientras empieza a desatar el nudo de mi muñecas y aun con los ojos cerrados dejo caer mi manos débiles en la cama mientras me alienta a seguir adelante alegando que solo es un dolor pasajero pero no puedo. Retira la mordaza y abro mis ojos dejando que me envuelva en sus brazos  y me encuentre con lágrimas en sus ojos que me dejan tan neutra y dolida que no me importa que incluso él me haya mentido.

— Podré ser lo que sea, pero yo nunca voy abandonarte Stella — Dante Sarris llora conmigo y se me hace la acción más deprimente del mundo porque no pensaba encontrármelo aquí conmigo cuidándome como a un niño pequeño.

— É-ésto era lo que quería, ¿verdad? — balbuceo con la vista borrosa por las lágrimas que salen sin cesar se mis ojos.

— No voy a mentirte Stella, mi hermano arruinó lo único bueno que ha tenido en su vida, le comenté lo que pasaría pero no quiso intervenir, yo no iba a dejar que mi padre te matara como veces atrás lo ha hecho — admite limpiando sus lágrima mientras separo mis labios intentando retener el sollozo.

— ¿Por qué? ¿Por qué lo hizo Dante? ¿Qué ganaba con eso? — pregunto viendo que relame sus labios sin dejar de ver lo destrozada que estoy contra su pecho.

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