|Capítulo 42: "Lo Odio"|

669 43 1
                                    

Stella Rose

Camine furiosa a la piscina de mi edificio sin importarme ver a los residentes observarme como si estuviera completamente loca, y en realidad lo estoy. Llevo un body rojo con un sueter ligero en tonos morados, mi semblante y humor es una mierda pero las miradas no me detienen hasta ver a mi objetivo. Agradezco que estas mujeres esten aquí porque de seguro me lanzo por la ventana para caer no se donde.

— ¡Estoy furiosa maldición! — las dos me observaron rodando sus ojos divertidas al verme llegar.

— Espera, no lo digas — pausó mi madre divertida — Dimitrio — afirmó y me sente furiosa viendola tomar el sol en el camastro

— ¡Demonios, horita si que lo odio! — volví a exclamar llevando la copa de tequila a mis labios. Horita no me importa nada.

— Si claro, y yo soy una mamá reservada que no coge con jovenes — Joder es incómodo que tu madre haga este tipo de comentarios irónicos que tienen tanta razón.

— Mamá no me recuerdes lo mucho que te gusta coger con jóvenes — me miró ofendida ante mi comentario desagradable.

— ¡Yo no tengo relaciones con  jovenes, solo es ironía Stella! — Amy rió divertida.

— ¡No puede ser! ¿¡En serio te coges a jovenes Agatha Rose!? — exclamo Amy en un susurro y mi madre rodó sus ojos tediosa.

— Al menos no me enamoro de cualquiera como ustedes par de estúpidas ilusas — Amy rompió en una sonora carcajada llamando la atención de algunos residentes.

Suspire furiosa viendo a Amy parar de reír, no entiendo como a pesar de que Adrián la dejó está tan bien disfrutando de la vida mientras yo me encuentro aquí, tratando de olvidarlo y no puedo porque es un maldito controlador. Solo fui por unos dulces y el destino me abofetea para encontrarmelo en el camino, digamos que no paro de comer helados porque la he estado pasando tan jodidamente mal estos cuatro días, aunque Amy me ha acompañado y se queda a dormir conmigo por las noches, no logro dormir bien por pensar en él y sus mensajes pero ahora todo me vale mierda con lo que hizo hace unos minutos atrás.

— ¿Ahora que pasó con Dimitrio? — preguntó Amy entregándome otra cppa de tequila sonriente mientras mi madre la miraba negando suavemente.

— Me lo encontré justo cuando iba a comprar los dulces para seguir en la etapa de desilusión, pero el muy maldito solo saco su lado de mierda — mi madre negó seria mientras Amy sonreí divertida.

— ¿Como explicas el perfume de hombre que llevas encima? — inquirió Amy con una sonrisa pícara.

— ¡Me acorraló contra su auto amenazándome como siempre que si no viajo a Paros la próxima semana con él sabrá Dios lo que vaya hacer! ¡Lo odio maldición! — Mi madre se sentó mirandome firme mientras coloca sus manos sobre mis hombros.

— Ese hombre esta loco por ti cariño, la mejor forma de alejarlo es que te largues unos días a Atenas y te distraigas de todo esto, confía en tu madre — Amy solto una risa irónica.

— De todas formas la va a encontrar en Atenas, es desgraciado tiene influencias Agatha y nunca se queda de brazos cruzados — afirmo la rubia — Estamos hablando de deseos, de frenesí y anhelo, no es algo que desaparezca de la noche a la mañana — mi madre asintio frunciendo su ceño.

Entre Llamas Internas ✔1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora