Dimitrio Sarris.
Le di una calada al cigarrillo dejando escapar el humo de mis labios mientras observaba la vista de la mañana con formalidad. Nunca me han gustado este tipo de ridiculeces, el amanecer es la cosa más normal del mundo y no me atrae ni mucho menos gusta como se ve la naturaleza. No nací para ver dichas ridiculez, nací para otro tipo de cosas que comienzan a dar frutos.
Como extrañaba mis negocios, el volver a tenerlos me genera tanta seguridad y firmeza de quien soy en realidad. El poder de tener el control de la vida de las personas sobre tu mano trae muchos beneficios, la sumisión y el placer de hacer lo que se te antoje con ellos es maravilloso. Le di otra calada al cigarrillo mientras pensaba una y mil veces en lo que haré, estoy cansado de tener que hacer mandatos a un hombre cobarde que no sabe afrontar su situación.
— Señor, hemos hackeado el móvil de la señorita Rose, aquí tiene todo para que pueda ver sus cosas personales — asentí en silencio tomando el ordenador viendo la pantalla de su móvil con una foto de su rostro.
— ¿Qué tan seguro es el programa? — pregunté viendo al hombre de gafas mirarme con las manos tras su espalda.
— Lo suficiente señor, puede urgar en su móvil con tranquilidad, el programa esta diseñado para la visualización, no puede modificar ningún archivo ya que evidentemente el programa se cerrará. La señorita Rose no se dará cuenta de que su móvil ha sido hackeado ya que desactive la aplicación de protección que tenía en su móvil — hice un ademán viendo como se retiraba de mi oficina.
Me senté en la silla con el ordenador sobre mi escritorio. Lo bueno de tener dinero es que puedes hacer y comprar lo que te de la puta gana, y esta es una de las que más he deseado. Quiero saber todos sus movimientos, a donde se dirige, con quien habla, sus cuentas bancarias, sus amistades, y por su puesto su familia; por un móvil se pueden saber muchas cosas, en la investigación que realizó el detective solo hablaba de su vida familiar en Colombia lo cual no arrojo nada relevante, y durante su vida en Grecia solo mostraba una vida normal, luego del trabajo visitaba Nirvana Swingers cada noche y se iba a altas horas de la madrugada.
"— Ese poder... No se encuentra en cualquier lugar"
Ignoré el pensamiento comenzando a indagar en su móvil. Comencé por los contactos notando que eran solo pocos, en un total de treinta números teléfonicos donde la mayoría se encuentra como número de emergencia clasificados en letras. ¿Qué es esto Stella Rose? Revisando cada número algunos contenían prefijos de Colombia y otros de Atenas pero ninguno tiene un nombre o algo para identificarlo. Mientras seguía buscando algun indicio pase un dedo por la curva de mi nariz echando el cigarrillo en el cenicero para ver un mensaje que acaba de llegar a su móvil.
"Amy: ¡Puta Madre Stella, esta buenísimo! ¡Necesito que salgas de esa tienda que te tengo una pretendiente bellísimo!"
Apreté mi mano en un puño releyendo el mensaje con enojo. ¿Cómo se atreve a enviarle este tipo de cosas? Siento que me arde hasta las entrañas al ver eso, que la sangre me hierve de saber que esa mujer le esta consiguiendo otro hombre, ¡Maldita sea me enfurece!
¡Ella no necesita un pretendiente por me tiene a mi!
No va a tener a nadie que no sea yo, yo soy el único hombre que va poder llegar a ese punto que tanto le gusta, es mía en todo su esplendor y nadie va a quitármela siendo un ridículo amoroso. Cerré la laptop saliendo de mi despacho para ir a buscarla, no me verá la cara de estúpido mientras va a verse con otro hombres. Stella Rose es exclusiva para mí, es la mujer que quiero en mi vida y que voy a tener así ella quiera o no porque me cautivó desde el día que la conocí. ¿Egoísta? Mucho.
ESTÁS LEYENDO
Entre Llamas Internas ✔1
RomanceMiradas lascivas lograban encender cada parte de mi cuerpo. Era prohibido, ilícito e limitado para mis deseos. Aún así, me excitaba. Yo era cenizas... Y en el momento en que tomó mi cuerpo, comencé a arder con codicia. Porque una vez que pruebas l...