|Capítulo 43: "Furiosa"|

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Stella Rose

Amy me miro furiosa mientras yo sonrio divertida abrazandola. No pensé que una amistad se sentiría tan bien y luego de todo el drama que ambas creamos al conocernos. Esta rubia natural de ojos cafés claro se convirtió en mi apoyo emocional, y en mi espejo, un espejo que al igual que yo ha pasado por etapas de su vida que prefiere no contar. Valoro mucho su amistad porque me ha aguantado como nadie lo ha hecho y me tiene paciencia un montón de veces.

Otro fin de semana llegó y con ella los nervios que me azotan de saber que cada vez se acerca el domingo. Claro que eso no me detiene para salir con mi madre y Amy a cenar o incluso y un bar. Aunque han sido días malos ya que Dimitrio no sale de mi cabeza, no dejo de pasar buenos momentos con ayuda de Amy, mi amiga y por muy extraño que suene me ha ayudado a ver las cosas desde otro punto de vista pero de igual forma no logro asimilar sus perspectivas, aunque ahora vive conmigo no me molesta tenerla en mi casa y mi habitación, se ha vuelto parte de mi familia y merece un espacio igual al mío.

— Es viernes, se supone que deberíamos estar con unos tragos encima y pidiendo una ronda más en algun bar — se quejó mientras entrabamos al local.

— No estará tan mal Amy, será muy rápido — sonreí viendola negar.

— Es viernes por la tarde y tu quieres pasar la noche en una clínica. Maldición quiero irme Stella — murmuró nerviosa mientras me acercaba a la recepción con su brazo entrelazado al mío.

Una señora mayor nos observaba sonrientes en la recepción de la clínica. Amy esta molesta y no quiere adentrarse más al local, pero iría quiera o no. Me acerqué hasta la barra viendo a la señora buscar en una libreta con rapidez.

— ¿Stella Rose? — asenti dedicándole una sonrisa — La doctora Iliadis las espera en el consultorio numero cuatro — Amy me miró confusa a lo que asentí a la señora y me llevé a rastras por el pasillo.

— ¡Stella por favor! — me miró con suplica cuando llegamos al consultorio, negó suavemente pero abrí la puerta en silencio viendo a una doctora unos años mayor que yo sonreírme.

Nos indicó que nos sentaramos enfrente de su escritorio mientras Amy hace una mueca de temor, no entiendo porque está de esa forma pero se me es inevitable no verla como si estuviera temiendo por su vida, con las manos sudorosas mientras evita mi mirada y la de la doctora.

— ¿Qué las trae por aquí? — sonreí tomando la mano de Amy notando que me miraba incómoda.

— Solo vinimos para la revisión rutinaria doctora Iliadis — Amy abrió sus ojos como platos observándome furiosa como si tratara de que le diera una explicación.

— Realizaremos una ecografía transvaginal para ver como se encuentra el interior y descartar alguna anomalía — asentí divertida, venir al ginecólogo es una de las cosas que más me gusta hacer — ¿Quién va a ser la primera? — mire a Amy y sonreí viendo a la doctora.

— Amy será la primera — las tres nos levantamos siguiendo a la doctora en silencio por su inmenso consultorio. Mientras Amy me observa furiosa susurrando:

— ¿¡Qué mierda te pasa Stella!? — exclamó cuando la doctora empezó a ordenar sus implementos médicos.

— No esta demás que queramos cuidarnos Amy, todo saldrá bien — negó asustada.

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