Stella Rose
Camino entre el personal del club sintiendo una leve capa de sudor en mi frente, como siempre yo Stella Rose voy tarde. Claro que este no es el problema sino la cara furiosa de Adrián al verme dejar mis cosas en la sala del personal.
— Vaya, al fin apareciste Rose — le di un asentimiento leve porque estaba furioso y no sabía si era conmigo o con todo el mundo.
— Estoy a sus órdenes señor Angelis — me miró firme haciéndome una ademán para que me acercara hacia él.
En silencio di los primeros pasos viendo a un grupo de chicas totalmente apuradas dejar sus cosas en la sala de empleados, algunas llevan vestidos elegantes y tacones extremadamente altos, cabellos recogidos y un excesivo maquillaje. Joder, se tomaron en serio la temática de lo extravagante. Me planteé enfrente de Adrián quien me miraba directamente a los ojos.
— No voy a despedirte si es lo que piensas, entiendo porque tuvieste que irte, Dimitrio es un imbécil pero no dejes que vuelva a suceder Stella, mereces una mejor vida — me dedico una sonrisa tierna a lo que asentí incómoda — Necesito que reemplaces a Mellea en la entrada para la bienvenida así que andando —
Salí de la sala de empleados sintiendo el frío golpearme en el rostro y la piel expuesta del vestido. El casino se encuentra en el bar principal, y esta repleto de mesas de cartas, y fichas, nunca me ha gustado este tipo de juegos porque no siempre tienes la suerte de ganar, y tienes que estar con la incertidumbre de saber que perderas en algún momento. Esos no son los únicos juegos del lugar, hay más lo cual hace que el bar principal se sienta como si estuviera en las vegas. El casino es extenso y puede tener un numeroso grupo de personas sin problemas, según Amy estará muchas personas y estoy cien por ciento segura de que él vendrá.
Al llegar a la entrada del bar principal que conecta al casino autos y hombres adinerados hasta los cojones y mujeres con vestidos extremadamente elegantes. Agradecía este vestido que me regaló Agatha Rose cuando viviamos en Atenas, solo lo hace para que vea como el dinero me hace ver más llamativa cosa en serio odio con mi vida. El bartender me sonrió tierno escaneándome cosa que me parece muy dulce, quede frente a la mesa donde se encuentran las copas servidas de champán. Del lado derecho la mirada de enojo de Colette era notable, y su envidiada transparente, cosa que ignore cuando empezaron a llegar los invitados de este evento. Con los minutos el lugar se fue llenando poco a poco mientras los alardeos sobre mi apariencia y los buenos gustos de Adrián hacian sonreír a los hombres. Musica seductora de jazz comenzó a sonar haciendo que la velada se volviera un poco más agradable, pero para mí no lo era cuando el siguiente en la lista era él.
No tenía palabras para describir lo que comenzaba a sentir en este momento. Es un maldito hijo de puta. Sonriéndole a una rubia que estaba colgada en su brazo, está como quiere divino y captando toda mi atención con ese traje que siempre utiliza pero a la vez lo hace ver sexy, un Rolex de plata y un perfume de Hugo Boss impregnando mi nariz. A su lado la rubia iba en un despampanante vestido en color vino sonriendo de vez en cuando al ver a Dimitrio. Miré al hombre de traje y a Colette entregarle su copa y procedí hacer lo mismo intentando con todas mis ganas no dejar caer el líquido en su linda cara.
— Bienvenidos a la festividad del casino, señor y novia del señor — el sabor amargo en mi boca al entregarle las copas a los dos hacia que lo odiara. Ambos caminaron y él me ignoró como si tan solo ya no le importara.
Así que por eso no me escribió ni un mensjae, porque eso quiere tenerlo todo escondido, ahora entiendo porque soy prohibida para él. El desgraciado tiene novia. Terminamos la bienvenida y comenzamos a recoger toda con ayuda de los bartender, entre las personas que vienen a disfrutar del casino comence a caminar con una botella en mi mano sonriendo ante los halagos que hombres adinerados me brindaban, pero el fondo no paraba de pensar en lo hijo de perra que es. Me adentre a la barra viendo a Amy preparar cócteles y a Mellea ordenar copas, quien al verme me sonrió alegre haciendo su trabajo.
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Entre Llamas Internas ✔1
RomansaMiradas lascivas lograban encender cada parte de mi cuerpo. Era prohibido, ilícito e limitado para mis deseos. Aún así, me excitaba. Yo era cenizas... Y en el momento en que tomó mi cuerpo, comencé a arder con codicia. Porque una vez que pruebas l...