Stella Rose
Botella de champán, un bañador de dos piezas, un sol radiante, lentes de sol y un hombre saliendo húmedo del agua defines lo que se trata la mañana. Camina totalmente mojado por el agua del mar y se dirige hacia mí con una expresión severa mientras retira su cabello de su rostro. Su torso desnudo y esa abdomen definido hace que inconscientemente me muerda mi labio cuando se acerca a mí.
Abre mis piernas y se sienta enfrente de mí colocándolas en su cintura, se le vuelve costumbre hacer eso a cada rato. No soy una mujer de simplemente quedarme cruzada de brazos, lo que hizo Dimitrio todavía me jode y ver las marcas en mi muñeca me hace querer odiarlo a cada que veo su rostro. Sin embargo, también estoy con el libido al mil con esa sexy sonrisa que me esta brindando, se puede odiar y anhelar sin problemas, solo debes dejar muy claro cuales son tus límites y no habrá problemas. En mi caso es distinto porque lo odio y lo deseo pero rompe los límites y cada vez me confunde aun más.
— Deja de morderte el labio — advierte y sonrío atrapando mi labio con mis dientes. ¿Seguir sus ordenes? Jamás, mi dignidad y valor es muy alto para este hombre.
— Relájate y deja de querer tener el control a cada rato — me coloco los lentes evitando mirarlo porque sé que si lo hago voy a caer de nuevo con él.
Sus manos inquietas me desesperan en el momento en que acaricia la cara interna de mis piernas suavemente pero no levanto el rostro, solo cierro los ojos sientiendo el calor amenazarme, la noche fue intensa y aunque mi masoquista mente le gusta que Dimitrio juegue con mi cuerpo de esta forma, hay un punto donde me intriga saber que es lo que quiere de mí. Se inclina sin dejar de acariciar mis piernas y me besa los labios suavemente, le correspondo al beso sintiendo un cosquilleo en mi sexo que me obliga a inclinarme y pasar mis brazos por su cuello con desesperación.
¡Maldición Stella, ahora ni autocontrol tienes pedazo de zorra adictiva!
Ignoro a mi subconsciente cuando introduce su lengua en mi boca y jadeo inconsciente. Joder, ¿Quién se va a resistir teniendo a un hombre tan sexy e excitante tocándote? Mete la mano dentro de la braga separándose de mi para mirarme con esa sonrisa maliciosa encontrando lo que tanto le gusta.
— ¿Quieres salir conmigo esta noche? — su pregunta me toma por sorpresa pero lo miro en silencio acariciando mi clítoris con movimientos suaves logrando que tense mi cuerpo hasta que se detiene y lleva sus dedos a sus boca chupándolos mientras aumenta mi libido.
— Que manera de pedirme una cita — mi corazón late con fuerza viendo su rostro severo volver a hacer acto de presencia.
— No es una cita — aseguró y yo rode los ojos porque si es una cita. Coloca su mano en mi mejilla acariciándola despacio mientras me observa los labios — ¿Quieres salir conmigo si o si? — suelto una leve risa porque no le gusta que jueguen con él y la verdad es que a mi me encanta hacerlo.
— Tal vez no me apetece salir contigo esta noche— me levanto de su regazo caminando por la cubierta del yate mientras la brisa fresca inunda me rostro.
Este idiota no se merece nada después de todo lo que dijo. Rodeo el yate teniendo la sensación de querer estar sola pero mi cuerpo esta acelerado y remuevo mis piernas cuando me inclino del barandal sintiéndome incómoda. Cierro los ojos dejando que la brisa calme lo que estoy sintiendo pero es terrible. Es el tercer día desde que llegué a Paros, mi menstruación no dura nucho y tampoco es muy abundate por lo que en estos momentos simplemente esta en proceso de culminar. Trago saliva cuando mi mente me engaña y termino pensando en su boca mientras muerdo mi labio y suelto un suspiro. Cada día siento que mis hormonas van a explotar, no sé que me sucede conmigo misma, y dudo mucho que una ducha fría me ayude. Camino de un lado a otro haciendo un moño desordenado con mi cabello cuando el yate sigue en el muelle, solo hemos venido pero no ha zarpado. Llevo mi vista al muelle en donde yates lujosos se encuentran a la espera de las órdenes de sus dueños, frunzo mi ceño cuando una pareja se acerca a nuestro yate.

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Entre Llamas Internas ✔1
RomanceMiradas lascivas lograban encender cada parte de mi cuerpo. Era prohibido, ilícito e limitado para mis deseos. Aún así, me excitaba. Yo era cenizas... Y en el momento en que tomó mi cuerpo, comencé a arder con codicia. Porque una vez que pruebas l...